VIII🍁

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Se había hecho bastante tarde y ambos sin tener comida en su estómago. Tan perdidos estaban que el hambre era inexistente.
Era un ambiente tranquilo, Oscar intentaba darle confianza al pelinegro y Romer intentaba confiar. Al final de todo esto, los amigos son el pilar del otro. Así eran ellos y no se daban cuenta.
Las cosas pasaban muy rápido según ambos, tanto su amistad y "sentimientos".

—¿No crees que es bastante tarde? Tengo la liguera sospecha de que no has comido y deberías ir a casa.—Habló el castaño.

—Si es tarde, tampoco he comido pero no quiero ver a mis hermanos y tener que explicar todo.—Le contestó Romer.

—Vamos, no pasará nada. Solo lo explicas y ya, una amistad no tiene nada de malo y supongo que lo entenderán.—Trató de calmar al pelinegro.

—Está bien. Entonces me iré, seguiré tu consejo pero si muero te juro que vendré por ti.—Amenazó con burla al mayor.

—Si, lo que digas. Ahora, nos vemos mañana...—Le dijo al pelinegro.

—¿En dónde? ¿Crees que soy capaz de leer mentes o algo por estilo?—Soltó entre risas.

—Tienes un afán de perderte y yo tengo la suerte para encontrarte así que no le veo ningún problema.—El pelinegro le dió un golpe al mayor y ambos rieron—Bueno, nos vemos mañana a la hora que quieras en la panadería.

Para este momento la panadería era un lugar muy especial e importante para ambos. En la panadería habitaban la mayoría de sus encuentros y sobre todo el día en el que se conocieron. Casi invisible para muchos, lo que hacía menos probable de que alguien se enterara de su "amistad."

Romer había regresado a su casa en silencio, quería evitar a sus hermanos a toda costa

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Romer había regresado a su casa en silencio, quería evitar a sus hermanos a toda costa. Subió las escaleras de la casa para llegar a su habitación. Entró y lo primero que vieron sus queridos ojos era a sus hermanos.

La mirada de Mark decía: "Cuéntame o te obligo a hacerlo."
Mientras que la mirada de Carlos decía: "Por favor sáquenme de aquí."

—Largo de aquí los dos.—Exigió Romer.

—Estoy en esto en contra de mi voluntad, tengo hambre, estoy cansado así que con gusto me iré.—Se quejó el menor de ambos.—Pero como la puerta queda muy lejos me quedaré.

—¿Que es lo que quieren?—Romer sabía lo que le dirían. En su mente intentaba crear miles de escenarios falsos pero ninguno le convencía para salvarse de sus hermanos.

—Es muy fácil, tu nos dices quien es él o ella y nosotros te dejamos en paz.—Le contestó Mark.

—Yo me voy.—Dijo el pequeño carlos

—Tú te quedas.—Mark lo detuvo.

—¿Te refieres a la persona que veo en el pueblo?—Mark y Carlos asintieron.—Les diré pero si me llego a enterar que le contaron con media familia los mato.

—Nadie dirá nada a nadie. Solo cuéntanos ya, todavía tengo sueño y hambre.—Se siguió quejando el menor.

—Bien. Tengo un amigo en el pueblo al que veo casi todos los días, lo conocí hace unos días me gusta pasar tiempo con él. Es todo.—Soltó un suspiro.

El alma de Mark salió y volvió a entrar y Carlos parecía que su gran cansancio había desaparecido y en vez de eso hubiera estado lleno de alegría todo el tiempo. Mark seguía estático mientras que Carlos estaba pensando en una sola cosa. La apuesta que claramente su hermano mayor había perdido.

Romer se sentía libre y preocupado a la vez. No sabía si estaba bien haberles dicho eso.

—¡Mark! ¡¿Escuchaste eso?! ¡Perdiste y ahora me darás la comida que quiero!—El pequeño Carlos estaba a punto de estallar de la emoción y se notaba a kilómetros.

—¿Sabes en cuántos problemas nos puedes meter por una sola amistad?—Preguntó Mark.—No tengo ningún problema con tus amistades, es solo que... Mamá es un tanto estricta con eso de tu personalidad, siempre te he dicho que seas quien eres y que seas libre pero si mamá se entera de eso tendremos serios problemas y tu amigo también.—Mark hablaba enserio.

—Lo entiendo. Es solo que le tomé un poco de cariño, casi no he tenido muchos amigos, y sé cómo es mamá.—Dijo Romer con la mirada baja.

—Y justo por eso, Romer. No estamos en la época correcta, no puedes ser amigo de una persona de tu mismo sexo o te querrán mandar a matar, en un pueblo como este los rumores corren rápido, nuestra familia es de las más importantes y si el pueblo se entera de lo tuyo nuestra familia quedará en una muy mala reputación y probablemente perderemos todo.

—Podemos ayudarle. Mark, no todo es imposible, tal vez no sea el tiempo correcto pero es nuestro hermano y aun así tenemos que ayudarlo, sea cuál sea la relación que tengas con ese chico para las demás personas será mal visto así que no podemos dejarlo así como si nada y dejar que algo pase, si podemos ayudarle lo haremos. Si o si.—Carlos estaba proponiendo una buena opción para hacer a su hermano feliz, quería que la familia cambiara un poco ante sus ideas conservadoras.

Si bien Mark podía parecer un chico intimidante, sin corazón. Aunque pretendía serlo para no decepcionar a su padre, ya que era el mayor de los hermanos tenía que demostrar su autoridad.
Aún en su personalidad existía amor y cariño, Mark tenía un corazón muy cálido, aunque sabía que las cosas saldrían mal tenía que ayudar a su hermano hasta donde el destino quisiera. No lo dejaría solo.

—Te ayudaremos a esconderlo. No estoy muy de acuerdo de tener que esconderlo pero es eso o me quedo sin hermano.—Mark abrazó a ambos.

Los tres eran un equipo y tenían que ayudarse. Su familia no era la mejor pero siempre existen las excepciones y ellos eran una.

Amor de otoño.  [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora