XXVIII 🍁

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Mark y Carlos buscaban por todo el pueblo a su hermano, no tenían ni la más mínima idea de dónde se encontraba, pero debían encontrarlo lo más rápido posible antes de que fuera tarde

—Creo que me estoy arrepintiendo de salir de casa sin saber exactamente dónde ir.—Se quejó Carlos.

—Intenta recordar alguna vez que Romer te haya hablado de dónde vive Oscar, no lo sé, hablabas con el más de lo que yo lo hacía.—Le respondió Mark.

—Alguna vez dijo que había un bosque.—Intentó recordar más.—Hay dos ¿No?

—El bosque cercano... No, ahí no hay casas, ah, puede ser el otro bosque, ahí creo que solo hay pocas casas pero podemos preguntar.

—Claro, venimos a preguntar por los dos adolescentes que medio pueblo busca, no es nada sospechoso.—Carlos volteó los ojos.

—Me refiero a preguntar por la dueña de la panadería, es más inteligente eso.

Los dos chicos seguían caminando y discutiendo hasta llegar a la única casa que había en el bosque.

—Podría ser esta. Toca.—Dijo Mark.

—¿Y yo como por?—Preguntó con indignación el menor.

—Eres el único que la conoce, ella te conoce y por lo que me has contado te ha tratado bien, así que va a ser mejor que tú lo hagas. Yo solo soy un extraño.—Le contestó con obviedad.

Carlos tocó la puerta y esperó a que abrieran. Lía abrió la puerta y los miró con sorpresa por la repentina llegada.

—Buen día, disculpe que vengamos aquí sin avisar, y probablemente a interrumpir. Soy Carlos y el es Mark, somos los hermanos de Romer. La razón por la que estamos aquí es porque tenemos una madre loca que quiere poner en peligro a Oscar y a Romer, solo queremos saber si están a salvo, después buscaremos un lugar donde quedarnos por qué prácticamente nos salimos de casa. ¿Me dí a entender?—Carlos terminó de explicar.

—Pasen. Si, entendí todo, tomen asiento en lo que voy por Oscar y Romer.—Los dos chicos asintieron y la mujer fue a la habitación de la pareja para poder llamarlos.

—Odio todo.—Se quejó Mark.

—Odio mi existencia.—Dijo Carlos.

Lía volvió a dónde estaban los hermanos y a lado de ella estaba Romer junto a Oscar.
Carlos se levantó de golpe para darle un abrazo a su hermano.

—Te juro que te extrañé tanto, pensé que algo malo te pasaría.—Carlos abrazaba a Romer con fuerza.

—Los extrañé a los dos...—Le contestó Romer. Sus ojos se empezaron a llenar de lágrimas.

—Romer, hay algo que debes saber...—Los rostros de la pareja cambiaron a uno más serio, como si supieran lo que diría.—Es Jenn, amenazó con ponerlos en más riesgo del que ya tienen, hoy tuvimos una pelea por eso, no se cómo podamos ayudar, solo queremos que estés a salvo para cuando mamá quiera hacer lo que tenga que hacer... Si pueden salir del pueblo háganlo, todavía sobra un poco de tiempo, no es mucho pero pueden salir todavía, no se cuánto tiempo se deberán ir pero tienen que hacerlo por sus vidas.—De la mejilla de Carlos bajó una lágrima que limpió lo más rápido que pudo.

Lía, Romer y Oscar estaban sin moverse de su lugar, a penas y entendían lo que pasaba pero era necesario actuar de manera rápida, ya que el tiempo no perdona.

—Es que no podemos, no tenemos lugar a donde ir.—Les dijo Romer.

—Hay un pequeño pueblo, de pocos habitantes, está cruzando la montaña, llevaba a Oscar ahí a veces y era muy tranquilo, pueden estar ahí unos meses y después regresar.—Lía intento ayudar.

—Lamento decirle que es muy poco probable que regresen, no pueden volver al pueblo, si quieren vivir tendrán que olvidar este pueblo.—Mark miró con preocupación a todos los presentes.

—Entonces si esa es la única opción... Así será, hoy a la media noche tienen que irse.—Aseguró la mujer

—Les ayudaremos a escapar, iremos primero por algunas cosas al pueblo, las van a necesitar, después a media noche se irán, olvidarán su vida aquí, comiencen de nuevo, dejen atrás todo. Todo estará bien si hacemos esto bien.—Les dijo Carlos.

Todos asintieron y se prepararon para la larga noche que estaba por aproximarse, sin saber lo que pasaría, se estaban arriesgando a mucho y sin saber el costo, esta sería la última noche que pasarían juntos, después tendrían que ver partir a la pareja. O al menos eso esperaban.

Esta sería una de las últimas despedidas que se darían, pero todo a costa de poder vivir en paz, sin tener que ser buscados, todo estaría bien.

En esa noche de luna llena, el cielo lleno de estrellas y la oscuridad de la noche era lo que traería pesadillas a los sueños de Romer, la peor noche se acercaba, sin piedad alguna los arrastraría a la oscuridad, sin ser escuchados, sin ser salvados.

—Estaremos bien, te juro que te cuidaré para que nada te pase.—Oscar le dió un beso en la frente a Romer y lo abrazó. Sin saber que sería uno de sus últimos abrazos.

—Te creeré...—Romer le dió un beso corto en los labios.—Te amo.

Todo estará bien...

La presión de tener que huir para vivir no era cómoda, más bien era estresante, de ambos dependía salir vivos, tenían que ganarle al tiempo.

—Cuando regresemos con las cosas ustedes deben tener todo listo para irse ¿Bien?—La pareja le asintió a Lía.—Oscar, Oscar, ven.—Oscar se acercó a su madre.—Todo estará bien ¿Si? Confía en mí, no le pasará nada a Romer si eso es lo que crees, todo estará bien. Te amo, cariño, se que estarás bien sin mi, te amo y no lo olvides...—La mujer abrazó a su hijo con fuerza.

Y sin saber que sería la última vez que lo volvería a hacer, sin saber que sería la última vez que escucharía su voz y sin saber que sería la última vez en abrazarlo.
Lía se fué junto a los dos hermanos y dejó a la pareja en casa.

Gran error estaban cometiendo.

Amor de otoño.  [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora