III 🍁

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A Oscar lo seguía matando su mente, había más preguntas que pensamientos. Mientras que Romer ya había caído en su realidad y se estaba maldiciendo internamente por lo que había hecho.
 
—Dime por favor que no acabo de hacer eso y que esto es parte de un sueño.— Habló preocupado Romer.

—No lo sé, tu fuiste el que lo hizo, yo no.— Se excusó. El también ya había caído en su realidad.—Deseo que no sea un sueño.—Habló lo suficientemente bajo para que Romer no escuchara.—¿Por qué me besaste?

—Me gustaría saberlo. Si mi familia se entera me matan, me quedo sin casa, me sacan de la tumba y me vuelven a matar, yo—Sus palabras fueron interrumpidas por el castaño.

—No pasará nada, nadie dirá nada y si quieres lo olvido, esto no pasó y listo, nuestra amistad seguirá normal ¿Está bien?—El menor asintió a la pregunta.— Tranquilo, todo estará bien...—Intentaba parecer calmado pero nuevamente algo en su interior le decía que iba a terminar mal.

Y no estaba muy equivocado, en un pueblo pequeño no hay nada que se escape. Tal vez si pero no duraría mucho tiempo.

Ya era bastante tarde, ambos habían regresado a sus respectivas casas, ambos sin poderse sacar ese beso de su mente

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Ya era bastante tarde, ambos habían regresado a sus respectivas casas, ambos sin poderse sacar ese beso de su mente. Aunque ambos dijeron olvidarlo era prácticamente imposible.
Para Oscar era algo normal, solo un beso por impulso, igual no lo podía sacar de su cabeza pero tenía que hacerlo para no hacer su "amistad" tensa o rara.
Por otra parte Romer moría por dentro, sabía que besar a un chico estaba mal y estaba peor si justamente él era el que lo había hecho, su familia lo odiaría de por vida y probablemente el pueblo al enterarse que el hijo de la familia más importante de este había besado a un chico lo mandaría a matar, no solo a él, también a su chico.

Para Oscar la noche estaba fría. Oscar estaba sentado en las escaleras de su pequeña casa, era de madrugada y él estaba en otro mundo donde el frío no hace presencia. No tenía otra cosa en mente más que esos ojos de café que lo habían hipnotizado por minutos, esos labios rosas y ese beso, ese maldito beso.

¿Enserio sería difícil sacarlo de su cabeza?

Volvió a su habitación dispuesto a dormir y así fue pero ahora tenía al pelinegro viviendo cálidamente en sus sueños. ¿Que le estaba pasando? No le molestaba la idea pero seguía preguntándose a sí mismo la razón del pensamiento constante de aquel chico. Ni siquiera eran algo, tampoco había sentimientos de por medio... ¿O si?

El castaño estaba recostado pensando en la mayoría de las emociones que le producía estar con Romer, sentía un tipo de interés que todavía no podía distinguir. Sabía que podía traer problemas pero no le importaba mucho a decir verdad.

Mientras que Romer pensaba en algo parecido. No estaba seguro de lo que hacía, toda su vida decidieron por él, no sabía cómo actuar ante esos sentimientos extraños hacia Oscar. Se sentía confundido y sin saber cómo podía vivir con eso. Una parte de él decía que su primera amistad había sido una buena idea y la otra parte pensaba en lo mal que podía terminar la reputación de su familia. Y si, ese pensamiento estaba matando al menor, quería decirle a Oscar que se quedara con él, ya que le había tomado una especie de cariño, pero también quería decirle que se alejara para siempre para no poner en riesgo a ambas familias y también a ellos.

Amor de otoño.  [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora