Tragatelo

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WILHEM

Las cenas son cómo la 3ra Ley de Newton, cada acción establece una reacción igual o opuesta. En mi caso es igual, por dónde entra sale. Nadie me ha visto hacerlo. Al evitar una comida, evitas el sentimiento de vueltas en tu cabeza, de buscar excusas en tu mente para no delatarte, evitas el insomnio en ocasiones, evitas todo en pocas palabras, evitas la vida.

Esta noche comí solo un bocado, no es nada en especial, pero debo seguir a firme durante unos meses más. Lo que dure un duelo, corazón roto y problemas familiares. Hoy no hay muchos chicos en la cena, estuve sólo todo el rato viendo hacia mi celular. Todos los de 3ro estaban, incluyendo August. Después de que sus amigos se fueran, August jalo una silla junto a mi. Me levante para no tener conversación. --Wille, ¿Podemos... podemos habar?-- jalándome el brazo --¿Estás bien? Te vi dormido aun con ropa. Estas, estas débil, sé que estás enojado conmigo. Se que no debí haberte dicho eso. Nadie sabe lo que paso-- lo miro de reojo.

--Debes de usar más maquillaje si pretendes  hacer que no hiciste nada de nuevo--  Me solté de él, ya iba a dejar el plato hasta que...

--Wille, acábate el plato-- qué se joda -- Wille ACABATE el plato-- gritando.

--¿Quién te crees que eres?--

--Sigo siendo el prefecto aquí, te acabas el plato o te lo acabas--

--Bien-- Sólo me tomo 2 cucharadas enormes de pasta para llevarme todo el plato a la boca. --¿Feliz?-- con boca aun en la boca, le escupí dos que tres tiras de pasta.

--Trágatelo--  

Hijo de puta, lo mire fijamente a los ojos, pero el ganó. La tensión se sintió hasta en mis piernas. Trague la comida de un jalón. --Ahora bebe agua y vete a tu habitación-- 

--Lamentablemente nuestra habitación-- Saliendo del comer alcanzó a decir algo más --La próxima vez que vayas a salir por la ventana por lo menos avisa-- Así que este idiota me vigila. 


Mientras me distraía en el celular viendo Instagram, me llegó un mensaje... Es mamá. 

"Iré a Hillerska un par de días"

"¿Cómo puedes hacerme esto?"

Me dejo en visto, como era de esperarse. Pero me llegó otro mensaje.

"¿Cuando te devuelvo tu sudadera?"

Me levante del sillón, le grite a Nills que regresaría en unos momentos. Llevo mi celular a la oreja y el sonido de espera no es muy tardado.

--Hola--

--Hola ¿sabes que existen los mensajes de texto? ¿Por qué marcas?-- Ilse.

-- El fin de semana, el fin de semana puedes venir--

--No puedo--

--¿Por qué?--

-- Tengo una vida, mejor le digo a Simon o a Sara que te la de o algo así ¿okay? Adiós-- Y me colgó. ¿Estoy siendo intenso?

FELICE

Rosseau y yo cada vez tenemos más acercamiento. Ahora ya acepta que pueda acariciar su cuello. Tenemos una rutina nueva, Sara lo cabalga por las mañanas y yo a medio día, aún así Sara me acompaña a las clases del medio día para supervisarse de que no haga nada malo. 

--¿Entonces lo jalo de las cuerdas?--

--Si quieres acarícialo primero--

Calma muchacho, calma, todo esta bien. Dejo caer mi frente cerca de la suya. Ven muchacho, ven. Metí a Rosseau a su establo sin problema alguno, hasta me quede unos segundos a acariciarle. Aunque yo venga con prisa.

--Ya lo tienes dominado--

--Un poco, aun me da miedo cuando salta ¿Crees que me puedas ayudar a cepillarlo? Es que tengo coro ahorita y mi mama me esta marcando--

-- Si claro-- Salí corriendo de los establos, por suerte y no me caigo en el lodo. 

La practica fue cómo cualquier otra, repasamos la canción de Hillerska como siempre. Saliendo me fui a mi habitación a bañarme, espero que nadie me haya olido a caballo durante la practica. Normalmente cuando me ducho mi cabello comienza a esponjarse horrible y me tengo que poner una cantidad impresionantes de productos para que todo quede en su lugar. Pero las regaderas de Hillerska apestan, sale muy poca agua o sólo ponen agua fría. Sali del baño y ni quise mirar a mi pelo.

--Odio cuando el agua es muy caliente o muy fría, lo odio, no me pude lavar bien el cabello-- le digo a Madison mientras me enrollo la toalla al cuerpo.

--Tal vez debas pensar en dejártelo de planchar casi a diario--

Tiene razón, pero ya sabes, es el único peinado que sé hacer. Mientras me ponía mi pijama y ponía crema en mis piernas me percate de algo. Casi no lo logré ver, así que me fui al espejo para comprobar. Estrías detrás de la rodilla.

--Mierda, mierda, mi mamá me va a matar mierda--

--¿Qué pasa Felice? Déjame ver que es-- Madison corriendo hacia mi.

--Nunca me habían salido ahí, estrías--

--¿Qué tiene de malo? ¿Por qué estas así?--

-- Mi mama me va a matar, no puedo tener esto. No debí estar comiendo todas esas cosas, tengo que empezar a hacer ejercicio--

--¿WHAT? No no, Felice mírame, mírame... Es normal, es normal tener estrías, todo esta bien ¿si?-- me peino y arreglo mi cabello --Tómalo como si fueran cicatrices, cicatrices de que eres fuerte, de que eres leal, de tu belleza...¿Te incomoda que estén en tu cuerpo o lo que tu mama te diga?--

--Un poco de ambas-- ya tengo lagrimas cayendo de mis ojos --Pero creo que lo de mi mamá, me afecta más--

--¿Quieres ocultarlas?--

-- No lo sé, si tengo que usar falda supongo que si-- 

--Ven-- Madison me abrazo y moje toda su ropa con mis lagrimas, además de mi cabello que ya se estaba empezando a esponjar como si alguien me hubiera electrocutado. --Ay no, se esta empezando a esponjar.--

--Se ve cool, enserio, déjame tomarte una foto, por favooor--

-- No, no--

--Sólo una pleaseee--

--Okay--

No mire hacia la cámara, me quede viéndome al espejo, cómo es que mi cabello se elevaba y busque la forma para ver que se viera mejor. --Cuéntame cómo te fue el Sábado-- le dije a Madison.

--¿De qué hablas?-- la voltee a ver y le di LA mirada bruh.

-- ¿La besaste?-- desvió la mirada --¡Lo hiciste!-- Me lancé a la cama con Madison, y comenzamos a reír, ¿Cómo que mi mejor amiga ya tiene novia? 

--No lo besé, no... bueno tal vez--

--DIMEEEEEE-- gritándole al oído. 

--Okay, okay, pero deja de gritar-- Por eso esta me quedo muda toda la noche --Dormimos juntas-- 

--Si, duh, sé más especifica, fuimos como 10 chicas dormidas juntas aquí-- 

--Dormimos abrazadas... y ella me besó, y yo la besé.

Cenizas de la coronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora