Confusión y paz

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FELICE

Simon esta completamente distraído escuchando música, mientras mueve su cabeza al ritmo de lo que sea que este escuchando con sus audífonos, esta subrayando un libro pero ni creo que sepa de que es la lectura. Tuve muchas tareas atrasadas en matemáticas, así que estoy cómo loca tratando de descifrar cada ejercicio o de ver cómo sale en photomath. Por lo mientras me quedo callada con lo que pasó el Viernes. Simon se ve bien, me ha contado que ha sentido mucho mejor estos últimos días, no voy a arruinar su momento. 

--¿Tan mal se puso?-- me pregunto refiriéndose a Sara.

--Pensamos que se hubiera puesto tan así, gritaba por todas partes.-- empezamos a reír, pero Sara me sorprendió sentándose al lado de nosotros. 

--¿De qué rien?-- de cierta manera cambio la vibra.

--De nada, sólo de cómo te fue en tu competencia de canto el viernes-- Simon, sarcástico. 

--No es para tanto, sólo pasó eso-- Sara. Fue cómo un golpe incomodo para cambiar de tema.

--¿Has tomado tus medicamentos?-- Simon.

-- Si-- Sara. Estas mintiendo, ella sabe que yo sé. ¿Qué esta pasando aquí... entre ellos dos? No le dije nada sólo me le quede mirando.

--¿Quieres venir un día a la casa? Mamá te extraña-- Simon.

--Si, pero ahora no. Estoy un poco ocupada-- No tiene nada que hacer, que yo sepa. Ya acabo todo lo de este mes.

-- Felice ¿podemos hablar?-- Sara. Me le quede mirando, y me jalo del brazo. 

Dejamos a Simon sólo. Me llevo entre los casilleros. Sara se le veía enojada y hasta decidida. 

--No le digas nada-- en un tono enojado-- por favor-- volvió a ser la Sara que conozco con voz pasiva.

--¿Lo del video?... Sara es tu hermano, tu debes decirle, si lo viste tienes que-- August pasó al lado mío y Sara se le quedó viendo. No sé que tipo de mirada fue, se le veía con miedo, angustia, desconcentrada y hasta confundida. --¿El sabe?-- le pregunto.  

--¿Qué?-- aún viéndolo caminar.

--Que tu sabes que el lo subió-- 

--No sabe--

 SIMON

Salí corriendo de Hillerksa, Ayub ya me estaba esperando ahí. Baje las escaleras de un salto y me subí rápido a la moto, detrás de Ayub --Apúrate, ya nos están esperando en la gasolinera--. Voltee atrás, alcancé a ver a Wilhem caminando junto con Henry, no me importo ni me dio ninguna emoción --Arranca, arranca--. Ayub arrancó la moto de golpe.

No nos estacionamos ni nada, al pasar a la gasolinera, Rosh e Ilse ya estaban listas y al vernos pasar fueron detrás de nosotros. Increíblemente hoy esta soleado y el camino esta muy largo aún, llevamos una hora de camino. 

Pasamos cerca a unos prados aún secos, vi hacia adelante. Sentí como el viento golpeaba mi rostro y despeinaba mi cabello, lo sentí... el miedo y las ganas de vivirlo sabiendo que estaré bien. Levante una de mis manos al aire, el viento esta fuerte pero no lo suficiente. Me suelto de la cintura de Ayub y subo ambos manos, puedo sentir lagrimas cayendo de mis ojos, quizás sean por el viento o incluso por este momento. Mi rostro dibuja una enorme sonrisa, hasta las mejillas se me cansan por no dejar de sonreír.

--Ilse, inténtalo-- le grito. Ella estaba completamente agarrada de Rosh, probablemente con miedo. Cerro los ojos y levantó ligeramente una de sus manos, la bajo inmediatamente, le asustó, lo pude notar por sus ojos saltones. Segundo intento, Ilse subió solo su brazo izquierdo, mientras se agarraba del hombro de Rosh. Le sonreí y ella a mi con miedo. La oí gritar, le seguí el grito. AHHHHHHHHHHHHHHHHH soy libre. 


Me quite los pantalones y camisa al llegar a la bahía, aún no puedo creer que Ilse se acordara de este lugar. Corrí hacía el agua con Ayub. El agua estaba helada, es cómo meterme en una tina llena de hielos --Esta helada-- se quejó Ayub. Lo miré a los ojos, dios hasta podía ver el mi respiración cómo vapor -- 1...2..-- 3 lo empuje debajo del agua. 

Ilse se quito los pantalones y se quedo en una playera que trajo mía, entro lento al agua. Pero Rosh la empujo porque ella venía corriendo, ambas cayeron. Al estar adentro todos, estábamos temblando del frio. 

--No debimos de haber venido en Febrero-- Ilse.

--Si nos enfermamos, nos enfermamos juntos-- Rosh.

Rosh y Ayub comenzaron una pelea de agua. Me le avante a ellos y no sé cómo pero hasta recibí patadas en la espalda. Casi me ahogué ahí abajó. 

Ayub y yo hicimos competencias de pararnos de manos bajo el agua y de quien aguantaba más la respiración. Vi que Ilse ya se había salido del agua y estaba tomando fotos desde su celular. 

--Ilseeee, mueve tus nalgas y veeeeeen-- le grite.

Se metió al agua y nado hacía mi. --¿Todo bien?-- me pregunto. 

Gracias, gracias por venir a animarme estas semanas, por favor nunca te vayas. Gracias por entenderme. Gracias por soportarme. Gracias por secas mis lagrimas por lo necesito. Gracias por pensar en este lugar dónde tu, Sara y yo solíamos jugar hace más de 10 años. Gracias por escuchar mis pensamientos. Ahora lo reconozco, tengo el lado bueno de todo lo que pasó, estoy agradecido de vivir, una vida sin obstáculos sería una pesadilla. Necesitaba conocerlo, él me enseño tantas cosas y yo a él, y hoy por fin me siento libre de cortar aquel hilo que nos unía, me voy agradecido de haber amado --Gracias-- es lo que me digo mientras sonrió una lagrima cae de mi ojo. 

La abracé. Ella y yo manejamos nuestra propia telepatía, una sola mirada lo dice todo. La sumergí al agua y seguimos disfrutando de la tarde. 

A la hora casi de partir, me separe un poco del grupo, me senté a la orilla de la bahía. Estoy empapado, la tierra se pega a mi cuerpo y caen gotas de mi cabello, tengo una toalla al rededor de mi cuello, lo siento. Paz. Tranquilidad. Equilibrio. 

--Te ves bien-- Rosh acercándose a mi.

--Me siento bien--

--¿Te hacía falta esto, verdad?--

--Si, gracias... por todo--

-- Lo podemos hacer más seguidos, te vamos a extrañar--

--¿Extrañar?--

-- Tu mereces esta vida Simón, viajar, aventurarte, divertirte. Eso no lo conseguirás en Bjärstad, Ilse nos contó de la beca en Hillerska, yo diría que si lo pienses--Creo que mi mamá y ella hablaron de eso. 

-- VAMONOS, YA VA A BAJAR LA TEMPERATURA-- nos grito Ayub desde las motos. Me puse mi ropa y me dirigí hacía ellos. Hoy fue un buen día. 

Cenizas de la coronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora