WILHEM
Nos quedamos unos minutos en silencio, August no estaba. Cerré la ventana con seguro para que él no entrara, junto con las cortinas por si acaso. Simón y yo nos sentamos sobre mi cama, un poco alejados uno del otro... el seguía perdido en sus pensamientos.
—¿Cómo esta Ilse?— le pregunté.
—No esta bien, no creo que lo este por un tiempo— me acerqué un poco a el, pero aun sin tocarlo.
—¿Conocías a su madre?
—No mucho, pero se que ella era cómo su mejor amiga. Su única amiga, creo. La tuvo cuando ella era aún muy joven, por eso venía mucho aquí, para que su madre no se sintiera tan sola allá. Porque en el momento en que ella se entero que tendría a Ilse, su novio la abandono. Así que la madre de Ilse... Luz, ella solía hacer estas cartas o e-mails que supuestamente el padre de Ilse le mandaba a ella, pero el en realidad nunca estuvo en contacto con ellas.— se tomó un tiempo para mirar alrededor— Yo sólo quiero que ella este bien. Somos como hermanos— Pase mi brazo hacía su cuerpo para abrazarlo. Nos quedamos unos segundos en esa posición, el tomo mis manos y las acaricio.
—Simón, te quiero.
—Lo sé.
—No Simón, realmente te quiero mucho.
El paso su mano acariciando mi saco, para posarla cerca de mi abdomen y subir lentamente a mi cuello, sobándolo. Me miro a los ojos y se estiró para darme un beso en la frente para después abrazarme y sobar mi espalda, hundió su cabeza en mi pecho. Pude olor el poco perfume que traía puesto. Le acaricie sus rizos, y poco a poco nuestras respiraciones se volvieron una. Levante su rostro y le di un beso pequeño en una de sus mejillas. Él no pudo limitarse y me besó en los labios. Nos detuvimos por un momento con unas frentes una frente a la otra y nuestros labios pocos centímetros separados. Pero, sus labios no tardaron en hacer lo mismo que los míos, su lengua era hábil y decidida y un poco suave. Gemí un poco cuando se alejó de mi para ponerse encima de mi, a ambos se nos ponía cada vez más y más dura. Lentamente me quito mi sacó mientras me besaba el cuello. Me recostó sobre la cama y me desabrochó la camisa que traía puesta, me manoseo el abdomen el pecho hasta hacerme gemir y arquearme.
Paso su mano por encima de mis pantalones, lo que yo tenía allá abajo ya no tenía remedio estaba completamente parada y dura. A él le éxito eso. Le quite el jersey y deje que mis manos recorrieran su pecho.
Mordí, lamí, chupe y besé todo lo que pude alcanzar de él. Nos besamos cómo animales urgidos, con tanta saliva que llenaba el silencio de toda la habitación. Ambos necesitábamos quitarnos el pantalón ahora, pero el movía sus caderas de tal forma que rozaba contra mi tan eléctricamente excitante que no lo quería bajar de mi.
—¿Podemos...?
—Ya, no puedo más.
La lentitud de sus manos me hacia sufrir por dentro, así que subí la intensidad de nuestras caricias y besos. Me lo encontré tan duro, ni en nuestra primera vez estaba tan tiesa. Se torció de placer cuando conseguí tener su verga en en mis manos, se la frote antes de que el pudiera volverme a recostar a la cama, pero esta vez fui yo quien estaba arriba. Me la metí en la boca antes de que el le diera tiempo para tomar aire. Estaba tan necesitado y hambriento de el.
Deslice despacio hasta dónde podía , acaricie con mi lengua cada espacio y volví a meterla mientras el me veía con ojos de excitación. Le devolví la mirada y volví a tragarla hasta que ya no pude más, cuando por fin alcanzó el fondo de mi garganta. Él gimió de placer, y yo por oírlo. Sus dedos se aferraron a mi cabello empujándome cada vez más hacía el. Así cómo me gustaba.
Estaba empapado de saliva. Enamorado de la rudeza y caricia del sexo. Simón me paró suavemente, ágilmente me quite los pantalones y fui yo quien empujo su cabeza contra mi. Me miró y le sonreí, para después volverlo a empujar hacía mi verga. Enrolle mis piernas entre sus hombros y cuello. Si no hubiera estado tan caliente me hubiera dado vergüenza que me vieran tan duro.
Ágilmente saque una caja debajo de mi cama y saque un condón y un lubricante. Simón me lo puso con su boca y el así mismo con sus manos. Se hecho hacía mi mientras me acariciaba.
—¿Estas seguro?
—Si.
—Podemos parar si quieres, puede que te duela.
—No creo que quiera parar.
—De todos modos me dices si te duele, no pasaría nada— se me quedó mirando unos segundos— realmente eres hermoso Wille.
Intenté no tensar los muslos y entró en mi. Junto con el lubricante no dolía mucho, pero aun así yo quería saber cómo se sentía totalmente.
—Más, más....— le pedí.
Subió la intensidad que entraba a mi, y me beso lentamente mis labios.
—Tócate— me susurró.
—Me voy a correr.
Arrugué las sabanas dentro de mis puños, si me toco más me correré en este momento. No supe lo mucho que me gustaba perder el control de los besos hasta que me subí encima de él. Lo metí dentro de mi, me agarré de su pecho para subir y bajar montado de el.
—Necesito correrme ya— le dije— No voy a durar más.
—Yo tampoco, pero— gimió.
—Contigo dentro.
Intenté no gritar. Caí encima de él. Nos corrimos al mismo tiempo. Nos apretamos en un abrazo desnudo. Nuestros cuerpos resbalaban uno con el otro. Cuando el beso se terminó, ambos caídos cansados enfrente del otro. Sabíamos que lo mejor que pudimos hacer, fue cerrar las cortinas bien.
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Cenizas de la corona
FanfictionLa continuación de los hechos de la temporada 1 de Young Royals (netflix) Nunca pensé en regresar a Hillerska, de cierta manera mis opiniones y pensamientos ya no tienen importancia dentro de esta familia... ¿Debería llamarle familia? Es pura aparie...