Esto es lo que hacen las píldoras

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WILHEM 

Todo parecía calmado. Felice estaba junto a Madison y Fedrika prendiendo pequeñas velas al centro de la mesa, los chicos estaban presentes y tan pronto como llegué Henry y Walter me abrazaron, me detuve un instante para contemplar la escena y todo tornaba en un tanto acogedor y con mucha paz. Supe de inmediato de que esta era mi familia, ellos, quienes conscientemente o no han estado junto a mi este tiempo. Lo note en las palmadas en la espalda que Henry me daba, en las bromas tontas de Walter hacia, en la risa coqueta que Fedrika y Felice hacían juntas y en el caminar nervioso de Simón al no saber si sentarse al lado mío o en otro lugar. 

—Chicos hay algo que tengo que decirles— les dije en voz baja.  Ellos escucharon y parecieron preocupados a un inicio —Creo que ya saben que mi madre esta aquí, no se comporten como si estuvieran siendo vigilados ¿okay? Solo hay que disfrutar la noche, sin ninguna regla— ellos entendieron de lo que hablaba. No pasaron más de 5 minutos para que mi madre junto con August y su madre entraran por la puerta.

Mi madre estaba confundida, no había cabecera de mesa dónde ella normalmente suele estar, se sentía fuera de lugar. Por otro lado la madre de August estaba alegre y me dio una sonrisa al verme. August, es August, aunque su actitud conmigo y con el resto del mundo ya ha sido diferente, lo noto por como habla... bueno, realmente se ha vuelto muy callado últimamente, pero esta vez parecía un poco impaciente. 

—Siéntese dónde guste, no hay problema— le dijo Madison a mi madre con una voz nerviosa y una sonrisa al final. 

Mi madre dio paso al comedor, siguiéndoles los demás. Fue tenso por un momento, fueron unos segundos en donde nadie se movía, pero mi madre fue quien dio la iniciativa; así que todo tornaba bien. Stella e Ilse entraron hechas gritos y azotando la puerta del otro extremo del salón.

—!Por fin llegamos¡ El frio allá afuera te congela hasta los malditos labios bajos, mierda— Stella.

—Igual la pizza creo que se enfrió pero la metemos al micro y estará todo nice— Ilse, cargando cómo 5 cajas de pizza, para sólo 10 personas. Claramente ninguna de las dos sin darse cuenta que mi madre ya estaba presente. 

Simón tosió en señal de que se dieran cuenta que todos las estábamos mirando. Todos tenían cara de preocupación, pero yo no pude dejar salir una risa que se escucho solitaria por todo el salón. Ilse y Stella se le quedaron viendo a mi madre y se quedaron quietas como estatuas. 

—O si quieren podemos comer algo más, creo ya habían preparado algo en cocina...

—No, esta bien, esta bien, comeremos eso— les dije eso entre risas y poco a poco los demás se fueron calmando aunque mi madre parecía que estuviese en un shock.

ILSE

La reina decidió casi no hablar con nadie durante toda la cena, estuvo en un modo de observadora durante todo el rato y Wilhem básicamente no le importaba. A ella le sirvieron salmón al igual que a August y su madre, les habían dado un pedazo de pizza a cada uno pero la reina lo rechazó, lo que provocó que los tres dijeran no. August estaba ansioso, me senté cerca de el y note cómo no paraba de mover su pierna izquierda. Básicamente no tuvimos una charla verbal, sino le apunte con los ojos si todo estaba bien, creo que no obtuve respuesta a eso; pero sé que me quiso decir con señas que le guardara un pedazo de pizza. Sentí la mirada de Madison casi frente a mi, fueron tantas emociones y una en esos ojos... Enojo

—Entonces ¿Tu eres la nueva?— me preguntó la madre de August mientras yo tenía la boca llena de comida y salsas.

—Tal parece que si— le respondí tapándome la boca con una servilleta, nerviosa.

—¿Y qué es lo haces? Aparte de estudiar, claro...

—Bueno, de vez en cuando pinto cuadros o  hago rayones en hojas cómo mi padre solía decir. 

—Es buena, no he visto todos pero sé que lo es. De hecho le propuse que yo fuera su modelo para que me pinte cómo una chica francesa— Wilhem. La reina se enojo con lo que dijo y le alzó la voz, pero el literalmente ya no le importaba.

—Tengo un cuadro de Wille, pero no jaja, no de esa manera, no, para nada— Hubo unas pocas risas, lo cual me dio a entender que la conversación ya había acabado. Del otro lado de la mesa pude oír a Felice y los demás disfrutando de la cena.

—Un día deberíamos de salir, todos juntos, no a Estocolmo, porque allá se ha vuelto todo tiendas y hay mucha gente en fines de semana— propuso Felice.

—¿Qué tal Mölle? Podemos ir en un roadtrip en la camioneta nueva de mi familia, tiene un par de camas dentro— Walter.

—Suena muy bien ¿Tu que piensas Wille?— Henry.

—Me encanta cómo suena, oí que a veces puedes meter músicos cuando rentas un bote, suena muy bien la verdad. Hay muchas bahías ahí, te va a encantar Simón... en lo personal no creo haber ido ahí, o bueno al menos no he podido ir a disfrutar el mar, porque siempre tengo estas reuniones aburridas y estar básicamente encerrados en una cena interminable con personas que ni conozco hablado sobre política.

—Seguramente esta vez lo vas a disfrutar.

—No tiene nada en especial de hecho, bueno si los paisajes son hermosos. Pero siempre hay cientos y cientos de turistas, extranjeros que sólo van a tomar fotos y se la pasan grite y grite—August comenzó a ponerse un poco arrogante con su tono de voz, entonces esto que lo que hacen las píldoras con el.  Esta personalidad de niño rico arrogante no es la misma que vi aquel día en su habitación —Todos van a estar tras Wille, miles y miles de inmigrantes todos emborrachándose y apestando todo el ambiente con sólo su presencia. 

—Espero que nunca te encuentres con un inmigrante August, no quiero que te de un infarto— agregó Simón con sarcasmo, al rededor todos se rieron con burla a August incluida yo. 

—Mierda, perdón esa no era mi intención—Apenado August.

—Si August cómo digas, todos te creen. Ya sigue comiendo hombre, no apestes el ambiente— Henry.  

Después de la comida todos vimos cómo la reina le pidió a Simón hablar en privado. 

Cenizas de la coronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora