Mothers

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AUGUST

La reina llegó durante la noche. Pude ver que Wilhem no estaba del todo contento cuando el auto cruzo la entrada. Los demás tenían en sus rostros una sonrisa forzada y un plan en mente de como tener una conducta perfecta al estar frente a su majestad. Cuando la reina bajó del auto empezó todo el sermón de "Bienvenida su Majestad, espero que se encuentre bien, bla, bla, bla"; empiezo a entender porque Wilhem odia todo esto; incluso cuando lo saludo pude ver que no fue un abrazo de madre a hijo, sino como si fuera todo actuado... sin emoción. Saluda a la reina y ella no me devolvió el saludo, no esperaba ni más, ni menos.

Todos se metieron al salón, pero yo espere afuera a que el ultimo coche llegara. Ese último coche, el de mi madre claramente quien ya había buscado estacionamiento. Me acerqué a este y le abrí la puerta de su asiento. Me di cuenta de que ella aun usaba el saco que mi padre le regalo, también me di cuenta de que esta vez ella venía sin acompañante.

—Me alegra que vinieras— le dije, mientras la ayudaba a bajar del auto.

—¿Enserio? — se me quedó viendo confundida y prevenida de algún modo —Bueno... mi me alegra y gracias por acceder a vender las acciones en Årnäs. —Mi madre ya tomaba camino para entrar, pero la detuve entre los autos.

—Mamá... hay algo que debes saber— cerré mis ojos y tomé aire —¿Recuerdas el video que se hizo viral unos días antes de Navidad?

—Dime que no estuviste involucrado en nada de eso August.

Di unos pasos hacia atrás, metí mis manos en los bolsillos y baje la mirada —Mamá, yo lo hice... yo lo grabe— me daba pena decirlo, y aun más enfrente de ella.

Mi madre cruzo ambos brazos y se dirigió a mí, pensé "me va a golpear"—¿Wilhem lo sabe? ... ¿Esto fue antes o después de la matricula?

—De alguna manera Wilhem se enteró y no... no lo sé, ma.

—¿Y? ¿Qué más? ¿Qué vas a hacer? — me grito.

—No sé, mama. No se que es lo que hay mal en mí, no soy lo suficiente para nada... enserio nada. Todos aquí están cansados de mí, yo estoy mal, soy un enfermo.

—Yo te quiero hijo... pero— dio un respiro, ninguno de los dos sabía que más agregar, estaba claro que yo era la decepción.

—¿No estas cansada de mí? — le pregunté con voz baja, pensé que no me había odio, pero lo hizo.

—Soy tu madre y sé que después de lo de tu padre... las cosas no han sido fáciles.

—Muchas personas me odian y me quieren fuera de este lugar ¿Crees que lo merezco?

—Yo no te odio. Pero creo que debes afrontar las consecuencias.

—A veces creo que si me lo merezco.

Le llamé a Ilse unos minutos antes de que todos llegaran para que me ayudara a tapar los moretones para que mi madre ni nadie los viera. O para que nadie hablara al respecto. Ilse es... dura y pesada, pero en su hablar tiene algo de suave, y es leal, eso espero. Porque después de que acabara de manosear mi cara con maquillaje, me cachó abriendo las cajas que Wilhem escondía bajo su cama, en dónde sé exactamente lo que escondía. Las píldoras de la sociedad.



WILHEM

—Será una cena de lo más intima posible, con el tiempo es lo único que logramos a hacer, su majestad— Mi madre accedió con la mirada a lo que uno de los supervisores le decía. Me acerque a ella y la jale del brazo, pude ver su enojo en los ojos a tal acción.

Cenizas de la coronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora