Pijamada

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FELICE

No sabía que el establo era tan pequeño. Rosseau y yo hemos mejorado nuestra relación, vamos poco a poco... aun tengo un poco de problema en saltar la valla de equitación. Sentir cómo corre, me da miedo y adrenalina al mismo tiempo. Es una pequeña fracción de segundo en dónde estoy sobre el y quisiera soltarme. No soy la mejor, pero me encanta notar mi progreso. Durante la clase estábamos probando los saltos, primero paso Stella quien cómo siempre se lució, luego Sara (nos compartimos al caballo durante las clases) quien parecía que el salto fuera cómo soplar una pluma; y luego yo. Cerré los ojos, respiré profundamente, sentía cómo todos me miraban, me concentré en el pelaje corto de Rosseau y jale de las cuerdas; empezamos a trotar bien, lo sentí por cómo mi cadera se golpeaba, justo unos metros antes de la valla... lo pensé demasiado, agarré con fuerza las cuerdas, Rosseau lo debió de haber sentido. Brincamos, tiramos uno de los tubos pero lo logramos. --Es un buen comienzo Felice, no te limites, vas bien vas bien-- escuché al profesor gritarme.

Ahora tengo una buena razón para limpiar las herraduras, mientras Sara lo cepilla. Mi cuerpo esta internamente apestando, en estos meses aquí en Estocolmo, aunque el sol este fuera...hace frio, es un frio que hace que te sientas cómo si fueras un vaso de cristal; y bajo este suéter, sacos, y playera sudo horrible. Es normal que alguien se enfermara con estos climas horrorosos. 

--¿Cómo me viste?-- le pregunto a Sara.

--Bien--

-- Por lo menos pude saltar-- dios este casco huele horrible. 

-- Tiraste uno de los tubos-- Sara. Pensé que diría algo más... por lo menos algo que no me desmotivara. Pero lo entiendo, Sara puede tener estos cambios de animo por su situación.

--Bueno... gracias enseñarme como tratar a Rosseau-- la abrazo --Te quiero--. --Yo igual te quiero-- me responde. 


Stella empuja el colchón con todo la fuerza que tiene, sus piernitas se mueven cómo si fuera un tierno conejo o como un perro mueve su piernita cuando le rascan la barriga; ella hace de todo pero aún así no logra cruzar ni dos metros del pasillo. La parte de hombres del internando es mucho mejor que la de nosotras. En la mañana cuando le dije a Fedrika que trajera los snacks, nunca me imagine que trajera un bolsón de palomitas, no inventes, eso parece costal de papas. No tengo ni la menor idea de lo que Sara y Madison planearon para esta noche, Sara esta cargando estas bolsas que se ven super pesadas... quiero pensar que sólo es la ropa, pero bueno... Madison no parece estar muy preocupada en ayudarle a Sara, parece estar muy cómoda charlando junto a Ilse, quien Oh Por Dios, necesito saber cómo es que puede mantener su cabello con rizos tan hidratado y brilloso.  

ILSE

¿Somos 10... 14? hermosas mujeres en mi habitación, luce cómo un total desastre pero, la vibra aquí es simplemente la mejor que he sentido en años. Tenemos cajas de pizza en el suelo, todas están sentadas en el piso, acostadas, de alguna manera caben 6 chicas en una cama individual. Todas estamos en top, algunas en calzones, estamos vestidas cómo se nos de la maldita gana, no hay ningún sólo hombre aquí, esto se siente... cómo el si el color amarillo de la felicidad, se mezclara con lo el color más femenino y puro que es el morado... Lo sé suena mala combinación pero esto es cómo vivir en una canción. Puedo ver cómo Fedrika esta maquillando a unas chicas y hasta tiene fila para que sean maquilladas. Felice esta junto con Sara tomándose fotos, están abrazándose todo esto se ve cómo un hogar, amo esto. Stella trae un estilo por los cielos, tiene una bocina a todo volumen encima de su cabeza, y cae a la cama en la que yo estaba acostada y cómo siempre... de la nada un refresco se derramo, pero sobre MI sudadera. No sabía si reírme o tener pánico, sólo me quite la sudadera mientras reía. Y cuando menos me di cuenta ya tenía la vista de algunas chicas y de Madison sobre mis pechos... digo son un poco grandes, pero ¿tan rápido vamos a eso? sólo le respondí con una pequeña mordida de labios y una sonrisa, mientras que yo igual le veía sus...

Cenizas de la coronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora