No siento nada

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WILHEM

Simon...Simon Eriksson. Sabes estar enamorado cuando eres adolescente es de lo más confuso y de lo más adorable e intrigante puedes vivir. Él realmente me hace sentir contento, cuando estoy con él no me siento tan roto y no es porque él me arregle— porque no lo hace—, pero a veces, de alguna manera él me hace olvidar que mi corazón está quebrado. Me hace sentir amado, querido, deseado. Es el primer hombre que me hace sentir eso y lo hace con tanta naturalidad que hasta a veces me hace sentir irrazonablemente enojado. Sí todo esto es tan simple ¿por qué todo es tan complicado después de él? ¿por qué siempre me siento no amado? con él soy alguien mucho más que solo mar de lágrimas encerrado en un cuerpo un príncipe. Muchas veces me pregunto sí soy alguien a quien él puede amar por completo; para algunas personas ya sean chicas o chicos simplemente soy alguien a quien pueden ver cómo un objeto sexual, eso me lo dejaron muy claro durante esos comentarios aquel mes.

Le pedí Felice que viniera un rato a mi habitación, no le dije el motivo, simplemente quería alguien con quien platicar sobre cómo me siento o con quien pasar el rato después de hablar con Simón. Le dije que mi mamá venía y que podríamos tener una cena por la noche.

—Esta bien ¿No? —Me preguntó refiriéndose a mi madre.

—No, no está bien. Ni siquiera sabía que ella estaba en camino, no estoy listo. Me acaba de mandar un mensaje diciendo que va a venir y yo ni sabía— Felice me miró apenada, me quedé un par de segundos callado y caminando sobre toda la habitación mientras ella estaba sentada ahí —¿tú me ves como el gran trono o como tu amigo? ¿crees que algún día seré un buen rey?

—Wille, yo te veo como un hermano y sí. Creo y confío en que serás un buen rey.

—Yo ni siquiera me imagino haciendo uno; no tengo esa emoción o ese impulso que mi hermano tenía.

—¿Por qué crees eso? ¿cómo te sientes al respecto?

—No siento nada.

—¿Cómo que no sientes nada?

—Bueno Felice mi vida está un tanto dañada en todo ámbito—me reí entre dientes para calmar un poco la tensión, pero ella seguía viéndome con pena.

—lo siento Wille, enserio lo siento —ella sabía que estaba mal así que decidí abrirme por completo.

—Me siento culpable por casi todo...Nunca pensé que la última conversación que yo tuviera con Erik sería por videollamada, recuerdo que hablamos de que no iba a poder ir a verlo el fin de semana porque iba a estar con Simón y pues después uhm—mi voz se quebró todo el tiempo. Me faltaba el aire para completar mis palabras.

—¿Tienes a alguien más con quién poder hablar sobre esto? ¿alguien más que yo?

—Henry me dijo que, con él, pero no quiero. Le agarre un cierto cariño a Ilse como si fuésemos hermanos...quisiera hablar con ella pero igual es un poco complicado.

—¿Has pensado en decirle todo esto a Simón?

—No sé si decirle, a veces me siento a salvo con él, pero no sé si yo me sienta a salvo palabras que yo diga— Todavía no dejaba salir mis lágrimas las tenía retenidas en mis ojos intentaba ver a todos lados, mire al suelo — es difícil mantenerme alejado de él.

—¿Qué querías hacer cuando eras un niño? ¿has pensado en hacer algún hobby?

—¿Que?

—Si, quiero decir... ¿a qué jugabas cuando tú eras un bebé o un niño?

—A ser súper héroe, supongo. Pero bueno cómo hablas de hobbies pues me gustaba construir cosas, construir legos ¿A qué viene todo esto?

—Construir... ¿entonces te gustaría ser como un arquitecto?

Cenizas de la coronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora