Capítulo 27: ¡Yo me opongo!

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Luego de un día, Uzumaki finalmente había despertado, el muy cojudo estaba triste porque Hinata había aceptado la propuesta de Toneri, así que tuve que explicarle que las cosas no eran como él creía que eran de una manera "amable".

Recuerdo

—No me vengas con que estas deprimido, es obvio que Hinata corresponde tus sentimientos. Te lo digo yo, que estoy 24/7 en su cabeza, sé muy bien lo que digo.

—¿Entonces por qué acepto la propuesta? 

—Para saber que es lo que trama Toneri y, sobre todo, saber donde tiene a Hanabi. En sí, ahora, nos esta sirviendo de infiltrada y gracias a eso ya sé todo.

—¿En serio? ¿Fue por eso?

—Sí, cojudo e' bierda, entende de una buena vez.  —dije alzando un poco la voz.

—Esta bien, esta bien, tampoco es para que te enojes, Hany.

—¡¿Cómo no quieres qué no me enoje si te tengo que explicar todo con putas manzanitas?! —pregunté fuera de mis casillas. 

Fin del recuerdo

Luego planeamos lo que íbamos a hacer cada uno, Uzumaki y yo iríamos por Hinata mientras que Sakura, Shikamaru y Sai irían por Hanabi. Una vez entramos al castillo nos dividimos, teníamos que apresurarnos, el desgraciado de Toneri había descubierto el plan de Hinata para destruir el altar tenseigan y le lavo el cerebro, me costará un poco revertir el efecto. 

En cuanto estuvimos frente a la puerta de la habitación donde se daba la ceremonia de matrimonio, el rubio y yo la pateamos gritando:

—¡YO ME OPONGO! —las marionetas nos atacaron al instante, Toneri aprovecharía aquello para huir.

—¡Uzumaki, tendrás que ocuparte de las marioneta tú solo, yo traeré de vuelta a Hinata!

—¡Esta bien, yo me encargo, hazlo!

Rápidamente pase a estado líquido y entre en el cuerpo de Hinata. 

Narra Naruto

Cuando Hany volvió a estar en el cuerpo de Hinata, esta empezó a retorcerse de dolor poniendo sus manos en su pecho.

—Hinata, ¿qué te sucede? —preguntó Toneri intentando tocarla, pero un tentáculo negro golpeo su mano evitando que se acerque—. ¿Pero qué?

—Cometiste un grave error, Otsutsuki, la única que puede controlar a Hinata, soy yo. —dijo Hany sonriente mientras una esfera celeste salía del pecho de Hinata.

—¡Tú-! —no termino la oración ya que huyó hacia otra habitación. 

—¡Hinata! ¡¿Te encuentras bien?! —le pregunte una vez que Hany saliera del cuerpo.

—Sí, estoy bien. Rápido debemos destruir el altar.

—Guíanos a él, hermana. 

—Claro, síganme. 

La seguimos hasta un lugar donde había una gran esfera.

—Ahí están todos los byukugans del clan Otsutsuki.

—Ese desgraciado; bien, destruyámoslo.

—Unámonos, Hany.

—Aún con nuestro chackra combinado, no podremos destruir esa cosa, Uzumaki, necesitaremos tu ayuda. —dijo volteando a verme. 

—Cuenten conmigo, hagámoslo juntos. 

—Bien. —respondieron juntas, mientras Hany se unía a Hinata.

Una Jinchuriki en Akatsuki, Hinata HyugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora