Capítulo 18: Un corazón destrozado.

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Finalmente había terminado nuestro tiempo en aquella guarida, en todo este tiempo Hinata y yo hemos trabajado en nuestro trabajo en equipo siguiendo los consejos y enseñanzas de Tahina y Tahy. Pero hay algo que no me ha dejado en paz desde hace unos días: tanto yo como Hinata sentimos una fuerte punzada en nuestro pecho y cabeza, ella decidió ignorarlo mientras que yo trataba de pensar que fue lo que había pasado para que eso suceda. 

—Oye, cunumi, ¿no crees que es raro que nos llamen así de la nada? —pregunté con un mal presentimiento, me recuerda a cuando nos dieron la noticia de la muerte de Sasori. 

—No tengo idea, Hany. —me respondió insegura y preocupada, parece que ella también siente lo que yo. 

Llegamos al lugar al cual nos habian llamado, ahí se encontraba la señorita Konan, por lo que nos acercamos a ella. 

—¿Para qué me llamo, señorita Konan? —preguntó Hinata una vez estuvo frente a ella.

—Hinata, Hany, lamento darles la mala noticia de que Deidara ha fallecido. 

Maldita sea, era eso. Preocupada empecé a ver la mente de Hinata, esta estaba hecha un completo caos, no sabia si sentir tristeza o enojo y, sobre todo, había un sentimiento que me asusto bastante: venganza. 

—Lamento mucho vuestra perdida, chicas. —dijo la señorita secando las lagrimas de Hinata para luego abrazarla. Yo me uní al abrazo tomando una forma material y con lagrimas de sangre saliendo de mis ojos, porque ya me había encariñado con aquel rubio y, sí, lloro sangre, pero sólo cuando el dolor o la alegría es bastante fuerte. Luego de un rato, al fin pudimos calmar nuestro llanto.  

—¿Ya se encuentran mejor, chicas? —nos preguntó al separase del abrazo con una mirada comprensiva.

—Sí, señorita Konan, muchas gracias por estar con nosotras en este momento, pero creo que necesitaremos un tiempo para digerir esta noticia. —contestó Hinata. 

—Esta bien, cualquier cosa no duden en avisarnos. —dijo a lo que las dos asentimos. Después de ello, se fue dejándonos solas, inmediatamente llame de manera mental a Tahy para que ella y Tahina venga con nosotras, ahora más que nunca las necesitamos, especialmente Hinata que tiene el corazón completamente destrozado. 

Volvimos a envolvernos en un abrazo, ambas compartíamos muchas emociones y sentimientos, habíamos perdido a la persona que amábamos, a nuestra pareja con la que ya nos habíamos imaginado un futuro, aquello no sería nada fácil de superar. 

—¿Por qué, Hany? ¿Por qué cuando todo iba tan bien? —pronunció sollozando. 

—Ay, Hinata, no sé, sólo sé que ahora más que nunca debemos ser fuertes. Y quiero que escuches bien esto: la venganza no es buena, mata el alma y la envenena. Sé muy bien que piensas en ella, lo único que lograrás con ella es volverte una completa idiota, tal y como lo es ese tonto Uchiha que peleo contra nuestro Deidara. —le dije segura viéndola a los ojos. 

—Pero, Hany, él fue el causante de su muerte, ¿cómo quieres que me quede de brazos cruzados? —me preguntó algo molesta. 

—Él hizo una técnica suicida, él se suicido con tal de vencer a su enemigo y desgraciadamente no logró su objetivo. —le aclaré. Se quedo callada después de mis palabras, en serio me gustaría darle una razón para vengarse, pero no la hay, al menos no una razonable y coherente. Lo ultimo que yo quisiera es que se convierta en una persona con la creencia tonta de ser una vengadora, como lo es el cojudo de Sasuke Uchiha. Al cual, por cierto, no lo quiero para nada, carajo, por mi que se muera el peji ese; nunca me agrado el como es material y sentimentalmente, ni yo ni Hinata logramos entender que le vieron las niñas de la academia. 

Las horas pasaron, Tahina y Tahy llegaron luego de 15 minutos, más o menos, ambas nos consolaron y aconsejaron. Para entonces, tanto yo como Hinata nos encontrábamos bien, esto sólo era un obstáculo en nuestro camino y lograremos superarlo. Nos ubicábamos bastante cerca de la aldea de la hoja, la veíamos con cierta nostalgia. 

—Que macana, oye, se nota que este mundingo no nos quiere mucho que digamos. —comenté. Ella únicamente asintió. 

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Por si se lo preguntan, sí, voy a estar narrando la mayoría de los capítulos de ahora en adelante. Sólo habrá otro narrador en los momentos necesarios. Con todo esto más claringo que el agua, continuemos  con esta historianga. 

Bueno, después de un cierto tiempo, Hinata ha logrado una buena salud mental, es decir, no ha tenido ningún problema grave por "ese" suceso. Estamos entrenando, ya que al ataque esta cada vez más cerca y debemos estar muy listas para él. Y por cierto, nos enteramos que uno de los tres Sannis había sido asesinado y por ni mas ni menos que Líder; yo no dude en ir a felicitarlo, pero se veía un tanto deprimido, entonces supe la historia de aquellos tres niños con el señor Jiraiya. Obviamente, se la conté a mi compañera, y a otras personas más (Tahina, Tahy, Honato, Druganno, Notaho y Plantisla), sí lo sé, soy tremenda metiche y chismosa, pero no puedo evitarlo.  

Otra noticia bastante importante, diría yo, es la muerte de Itachi a manos de su propio hermano menor, Sasuke Uchiha. No me sorprende mucho la verdad, él ya nos había informado la posibilidad de que aquello suceda por la terrible enfermedad que lo estaba matando poco a poco. El Uchiha mayor tomó la decisión de dejar a su hermano ganar aquella batalla para poder darle el poderoso Magenkyo; ante ello yo me opuse, ya que yo sabía que no lo utilizaría de buena manera, especialmente después de que descubra la verdad acerca del genocidio del clan Uchiha, pero obviamente eso no le importó y se lo dio. 

 —¿Y bien? ¿Cómo reacciono ante la verdad el vengadorcingo ese? —le pregunté a Obito. Tahina hace unos días nos informo acerca del plan de Madara, y nos ordenó que por ahora no hagamos nada. 

—¡Hany! Que sorpresa. —pronunció extrañado— Bueno, en un principio sorprendido, por obvias razones, pero después dijo que destruiría la aldea de la hoja. 

—¡Miercolina! ¡¿Más opa no puede ser?! ¡¿Qué acaso no se dio cuenta del gran amor le tuvo su hermano a esa aldea?! —exclamé incrédula y molesta por lo idiota y huevón que era ese Uchiha. 

—Parece que no, aunque por ahora lo mantendré ocupado; lo mandaré a él junto a su equipo a que capturé al Jinchuriki del ocho colas. —me informó. 

—Bien, me sorprende que te obedezca, pero que más da. —dije mientras me retiraba de la habitación. 

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#CONTINUARÁ# 

Una Jinchuriki en Akatsuki, Hinata HyugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora