Una Jinchuriki en Akatsuki, Hinata Hyuga

Capítulo 4: El desayuno.

Me desperté con una gran sonrisa en mi rostro, era mi primer día como miembro de Akatsuki y daría todo de mí, antes que nada, voy a despertar a mi mejor amiga, Tahina.

—Tahina, es hora de despertar. —dije energéticamente en cuanto estuve dentro de mi mente frente a ella.

—Quiero dormir un poco más, no me necesitas ahora, así que vete. —dijo fastidiada y soñolienta sin mover ni un dedo.

—Quién lo diría, la señora que me enseñó a despertar temprano, ahora quiere despertar tarde, que cosas, ¿no? —dije con ironía queriendo herir su orgullo y de esa manera hacerla levantarse, pero en vez de eso obtuve esto:

—¡Cállate! —grito muy molesta levantando su cabeza en dirección mía, la cual volvió a su lugar en cuanto dio el grito.

—Está bien, me voy, gruñona. —dije de manera burlona intentando una última vez enojarla.

—¡Ja! —soltó para removerse buscando comodidad.

—¡Rayos! Pensé que con eso la despertaría. —exclame decepcionada y molesta al ver que mi plan no dio resultado.

Como Tahina no se despertará por un buen rato, me cambie la ropa, poniéndome lo de siempre, solo que, en vez de mi chamarra, mi capa y anillo de Akatsuki. Caminé por los pasillos de la guarida viendo lo grande y espaciosa que es, en cierto momento me encontré con la cocina, al parecer nadie había despertado aún, así que empecé a hacer el desayuno.

—¿Hace cuánto estas despierta, Hinata? —escuche detrás de mí.

—Hace un rato, Deidara. —respondí mientras seguía cocinando.

—Ah, que olor tan rico—dijo emocionado—, ¿estás haciendo el desayuno? —pregunto acercándose a ver lo que preparaba.

—Sí, ¿hay algún problema?

—No, es solo que me tocaba a mi hacer el desayuno de hoy. Espero no causar problemas, si te pido que lo hagas por mí —dijo nervioso.

—No, tranquilo, lo haré, no debe ser fácil ser un Akatsuki. —dije comprensiva.

—Gracias, pero te ayudaré un poco, para que no digan después que soy un flojo. —dijo divertido.

—Está bien. —dije de la misma manera. Por lo que aparece, Deidara es alguien muy agradable, creo que seremos buenos amigos. Cuando ambos terminamos de hacer el desayuno y acomodar la mesa, empezaron a despertar todos los miembros, pero solo faltaba uno y sabía bien quien era.

—Parece que Honato aún no ha despertado. —menciono Líder.

—Es normal, siempre duerme hasta tarde. —informo con fastidio Notaho.

—Que alguien lo despierte, Tobi ya tiene hambre. —dijo molesto haciendo un berrinche.

—Yo iré. —dijo mi hermano peli café. Este entro en la habitación que se les asignó, se escuchó fuerte y claro la forma de despertar que este tiene con él, un buen golpe en la cabeza.

—¡Auch! ¡¿Pero qué mierda te pasa, eh, Notaho?! —pregunto Honato alzando la voz por el enojo. Todos me miraron raro y yo solo reí nerviosa por el vocabulario que utilizó mi hermano, había olvidado lo mal hablado que puede llegar a ser.

—¡Ya tienes que levantarte! ¡Ya está el desayuno hecho! —ordeno Notaho.

—¡No! ¡Cinco minutos más! —exclamo el pelinegro.

—¡Claro que no! ¡Estamos en un nuevo lugar y aquí hay que despertar temprano! ¡Vas a tener que acostumbrarte! —empezó a sermonear el peli café.