Capítulo 11:Kurama y Tahina (Parte 2/2).

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—H-hija? —dijo sorprendido con los ojos bastante abiertos.

—Si... —dije cabizbaja.

—¿C-cómo e-es q-que n-nosotros? Alto, la última noche que pasamos juntos, en ese momento...

—Así es, esa última noche que pasamos juntos haciendo el amor...llegamos a dar vida a un nuevo ser.

—No puedo creerlo, cuando me sellaron, nunca llegue a pensar que te dejaría embarazada. —dijo preocupado.

—Ni yo...

—¿Cómo y cuándo te enteraste que...?

—Luego de un mes de que te fueras. —respondí.

Recuerdo

Ya había pasado un mes completo, en espera de Kurama. Me siento mal, vacía, triste y para colmo creo que me he enfermado de algo, porque e tenidos muchos mareos, me he llegado a desmayar y, por último, unas horribles ganas de vomitar a cada rato.

Llame a mis hermanos para hablar sobre lo que ha sucedido, ellos están al tanto del abandono de Kurama. Sólo espero que puedan darme una razón para seguir viviendo, porque sin él a mi lado no creo que la haya.

—Ay, querida, no sabes cuánto me duele verte, —dijo triste y preocupada— pero no debes rendirte, solo es nuestra primera separación, nada más. Hay que seguir adelante para proteger a nuestros hermanos. —dijo sonriente tratando de consolarme.

—Gracias, Tahy, tienes razón. —le agradecí con una media sonrisa, pero una con tristeza en mis ojos. Entonces escuchó que tocan la puerta.

—¡Ya voy! —grito dirigiéndome a la entrada. Abro la puerta y ahí están Plantisla y Druganno, mis pequeños hermanos.

—¡¿Que hay, Tahina?! —dijo Druganno con su entusiasmo característico.

—Buenas tardes, hermana. —saludo educadamente Plantisla.

—Es bueno volverlos a ver, chicos. —dije con una media sonrisa. Me hago a un lado para que entren al que, por ahora, es mi hogar. Los guie hacia el comedor/sala cada uno se sentó en un lugar diferente.

—¿Para qué nos llamaste, hermana? —pregunto preocupada mi hermanita.

—Para decirles que ya no voy a esperar a Kurama, ya no más. —dije segura.

—Vamos, Tahina, sólo espera un poco más. —me pidió mi hermano.

—Ya ha pasado un mes desde que se fue. No puedo permitir el debilitarme por él.

—Ya veo, bueno, si esa es tu decisión no voy a decir nada. —acepto tranquila.

—Bueno, no me queda de otra. Haz lo que quieras. —acepto de mala gana.

—Bien, gracias por comprender, supongo que tienen sed.

—Un poco, sí.

Yo asentí, pero cuando me levanté para ir por agua sentí un mareo y casi me caigo.

—¿Te encuentras bien? —preguntó preocupado.

—Sí, estoy bien. —respondí. Caminé hasta la cocina donde empecé a servir el agua, entonces sentí ganas de vomitar y corrí rápidamente hacia el baño donde empecé a vomitar.

—¡Hermana! ¿De verdad, te encuentras bien? —pronunció igual de preocupada.

—Estaré bien, Plantisla, no te preocupes. —trate de tranquilizarla.

—¿Estas resfriada o qué? —pregunto confundido.

—No lo sé. —respondí con sinceridad.

Una Jinchuriki en Akatsuki, Hinata HyugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora