Capítulo 12: Un día tranquilo con los Akatsuki, si, tranquilo, ni yo me la creo.

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Narra Hinata

Desperté tranquila y feliz como todas las mañanas desde que deje la aldea, me cambie la pijama poniendo mi ropa de todos los días, claro sin la capa de Akatsuki, porque es un día libre para todos, lo cual no ocurre muy seguido. Cerré el cierre de mi chamarra cuando escucho platos rompiéndose y cosas golpeándose. Ya tengo idea de lo que está pasando allí afuera.

O son Kakuzu y Hidan o Deidara y Sasori.

Cuando ordené mi cuarto completamente salí de él y al llegar a la cocina me encontré con esto:

—¡Ja, ja, ja! ¡Míralos! ¡Ja, ja, ja! ¡Aire! ¡Aire! ¡Ja, ja, ja! —dijo Hany entre carcajadas agarrándose el estómago por tanto reír

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—¡Ja, ja, ja! ¡Míralos! ¡Ja, ja, ja! ¡Aire! ¡Aire! ¡Ja, ja, ja! —dijo Hany entre carcajadas agarrándose el estómago por tanto reír.

—Eh, ¿qué pasa aquí? —pregunté incrédula llegando al lado de la señorita Konan.

—Hoy es día de limpieza y esta vez le tocó a Kisame estar a cargo de todo. Claro los idiotas de los chicos no quisieron hacer nada, a excepción de Kakuzu, Itachi, Zetsu y Tobi, y así inicio una pelea interminable. —me explico frustrada negando con su cabeza.

—Ya veo, alto, ¿dónde están mis hermanos? —pregunté asombrada de no verlos envueltos en ese embrollo.

—No tengo ni idea, tal vez salieron, ¿sabes? Vamos a buscarlos.

—No será necesario, ya los encontré. —dije fastidiada.

Estos estaban en el comedor discutiendo, por lo que parece, Honato quemó uno de los libros favoritos de Notaho y este último se comió el ramen especial de Honato en venganza.

Seguramente se preguntan ¿Cómo ellos conocieron los libros y el ramen, si siempre vivieron en el bosque? Pues fue gracias a mí, con Notaho estaba bien, le gustaron mucho los libros, por lo que no me arrepiento; pero si me arrepiento de haber mostrado y traer el ramen a la vida de Honato, fue una locura cuando se lo mostré. Lo recuerdo como si fuera ayer.

Recuerdo

Ya había cumplido 8 años, estaba muy feliz, por lo cual llevaba unos libros para leérselos a mis hermanos, junto con un poco de ramen que había comprado con mis ahorros.

—¡Que bonita historia! ¡Al final el príncipe salvo a la princesa y vivieron felices por siempre! ¡Que hermoso! —exclamó de manera exagerada con lágrimas en los ojos Honato.

—¡Tiene razón! ¡Fue muy hermoso! —dijo de la misma manera.

—Que exagerados. Sólo es un cuento. —dije apenada por su comportamiento.

—Disculpa, Hinata, podrías traer la próxima unos libros de algo que no trate de príncipes o princesas. —me pidió Notaho.

—¿Para qué? ¿Hermano? —pregunté extrañada.

—Primero que nada, para que este estúpido, que dice ser mi hermano, no lloré como una niña de 5 años. —dijo apuntando con un dedo a mi hermanito que seguía llorando abrazando un oso de peluche chupándose el pulgar con un charco de lágrimas su alrededor. — Y porque tengo curiosidad por saber si existen otros tipos de libros.

Una Jinchuriki en Akatsuki, Hinata HyugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora