Miro a mi padre confundido, con miedo, con curiosidad y fulminante, no pensé que esto les podría molestar a mis papás aunque mi madre no dijo nada, su cara dice que está de acuerdo con mi padre.
—Vino Oliver. Suelto con miedo.
—¿Lo sé, y no pensas presentarnos oficialmente?. Dice mi padre y yo vuelvo a respirar bien. Creí que estaban enojados por haber traído a Oliver a nuestra casa.
—Papá, mamá, el es Oliver Morris. Digo señalando a donde Oli estaba parado.
—Encantado Oliver. Dice mi papá estirando su mano para que Oliver le dé la suya.
—Encantada también Oliver. Dice mi madre con una sonrisa.
—El gusto es mío señores. Dice Oliver con una sonrisa de oreja a oreja.
Mi padre le ofreció asiento y nos sentamos todos en la mesa, mi padre puso la pizza sobre un plato redondo grande y empezamos a comer. Mientras probamos la pizza, mi abuela notó las pulseras que teníamos puesta Oliver y yo y Preguntó si de debían a algo en especial.
—Hoy mi amiga Julia nos regaló las pulseras por nuestro primer mes. Dije un poco rojo.
—Hace un mes salen y tu padre me lo contó hace cinco días. Se queja irónicamente mi abuela.
—mamá!!!. Se quejó mi padre.
Mi abuela puso los ojos en blanco y continuó comiendo la pizza. Cuando terminamos, Levantamos las cosas de la mesa, mis padres y mi abuela se acostaron y Oliver y yo nos quedamos limpiando los platos y cubiertos.
Mientras yo enjuagaba, Oliver secaba y así estuvimos hasta que no quedó más nada que limpiar.
—¿Te parece que veamos una película? Preguntó Oliver.
—Si, pero antes tu último regalo. Dije y lo llevé a mi habitación.
Entramos y Oliver se encontró con luces que adornaban todo el lugar, la cama estaba repleta de caramelos y chocolates, en una jarra había un champán con hielo y sobre la pared un cuadro con fotos nuestras.
—¿Qué es todo esto Apolito?. Preguntó el sorprendido por lo que hice.
—Consideralo como una noche de bodas sin habernos casado. Dije agarrando su mano y nos sentamos en la cama.
Encendí la tele para poner música mientras comíamos los chocolates con el champán, esa mezcla nos iba a caer muy mal pero no nos importó en ese momento, éramos nosotros dos en mi habitación olvidándonos del mundo, éramos los únicos que existían ahi.
—Oliver,con todos estos regalos te quiero demostrar que te mereces cosas grandes, te mereces todo y voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para hacerte feliz, para ver esa sonrisa frente a mi siempre—Hago una pausa para tomar sus manos.—quizás estoy siendo demasiado cursi pero es lo que siento, quizás lo romántico no te gust...
Y Oliver me interrumpió para decirme dos palabras que hicieron chispas en mi corazón y recorrieron todo mi cuerpo.
—Te amo. Dijo Oliver mirando profundamente a mis ojos.
—Yo también te amo, Oliver. Respondo con la voz cortada por la emoción que esas palabras generaron en mi.
Una lágrima cae de mi ojo izquierdo y Oliver me la seca.—¿Por qué lloras?. Preguntó con tono preocupado.
—Pasa que... estoy muy enamorado de vos Oliver. Respondí secandome los ojos.
—Que bueno escuchar eso, porque yo también estoy muy enamorado de vos, Apolito. Dijo Oliver y me besa en los labios.
Nos acostamos sobre la cama y tiramos los chocolates al suelto, Oliver puso su cuerpo contra el mío y yo tomé su cintura sin dejar de besarlo. Agarró mi cuello y comenzó a besarlo suavemente, después para seguir para abajo, me quitó la camiseta y yo saqué la suya, nos metimos debajo de las sábanas y así nos quedamos, besandonos toda la noche hasta dormirnos.
A la mañana desperté y tenía mi cabeza apoyada sobre el pecho de Oliver, este todavía estaba dormido y pensé en hacerle el desayuno. No me moví mucho para no despertarlo y ahí lo dejé seguir durmiendo.
En la cocina estaba mi abuela con una taza sirviendo café en ella, al notar mi presencia, me dio los buenos días.
—Buen día abue. Digo y la abrazo.
—¿Como la pasaste?. Preguntó mi abuela mientras tomaba un sorbo del café.
—Muy bien, ahora está dormido y pensé en hacerle el desayuno. Respondí mientras ponía el pan en la tostadora.
—El vienes es mi cumpleaños. Dijo mi abuela.
—Lo sé abuela. Respondo y apago la cafetera.
—Quiero que vayas con Oliver, ahora el es de la familia, por lo tanto, es mi nieto. Dijo mi abuela con una sonrisa.
Eso causó que mi rostro tenga una semejante sonrisa.
—gracias abuela. Dije y le di un abrazo.
Subi para mi habitación y Oliver todavía dormía, se veía tan tierno dormido, parecía un bebé. Apoyo la bandeja en la mesita de luz y me acerco a Oliver para darle besos en las mejillas.
—Buen dia bello durmiente. Dije entre besos.
—Cinco minutos más. Se queja Oliver aún sin abrir los ojos.
—Te hice tostadas. Le dije y se despertó por completo.
—Damelas. Respondió.
Desayunamos y nos quedamos acostados en la cama un buen rato. La mañana estaba tranquila, mis padres ya se habían ido a trabajar y mi abuela también volvió a su casa, solo estábamos Oliver y yo para pasar todo el día.
—No tenemos escuela? Pregunto Oliver un poco preocupado.
—Hoy van los que faltaron al examen anterior. Respondí y encendí la televisión.
Empecé a cambiar de canal y en las noticias estaban transmitiendo en vivo que afuera de la comisaría había una manifestación. Estaba lleno de gente que llevaba carteles en su manos y un chico empezó a hablar en cámara.
—Vinimos para pedir justicia por Nicanor Valdés, hace bastante tiempo lo asesinaron y todavía no hay ningún acusado.
En ese momento me quedé paralizado mirando la televisión, mi cuerpo se puso frio y no me salía decir nada.
—Apolo, estás bien?. Preguntó Oliver y apagó la tele.
—Tenemos que ir ahí, los asesinos de mi tío podrían estar viendo las noticias.
—¿Seguro que queres ir? Pregunto el.
—Si, vamos.
Tomé la mano de Oliver y fuimos a la comisaría. En menos de cinco minutos estábamos ahí, las personas que estaban ahí gritaban justicia y levantaban sus carteles. Yo me acerqué al periodista que estaba hablándole a la cámara y le hablé.
—¿Puedo decir algo? Pregunté un poco nervioso.
—C¿onocias a la víctima? Pregunto el con el micrófono puesto para mi dirección.
—Soy su sobrino. Dije y los que escucharon se acercaron atrás de mi.
El camarógrafo apuntó la cámara hacia donde yo estaba y los nervios se me pusieron de punta, tomé aire y grité con todas mis fuerzas posibles que tenía gracias a la impotencia que tenía en el momento.
—QUE EL CASO DE MI TÍO NO QUEDE DENTRO DE UN CAJÓN, QUIERO JUSTICIA POR EL. Grité y atrás de mi voz se escucharon muchas más, incluso la de Oliver.
—JUSTICIA.
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Apolo y Oliver
Romancedigamos la verdad, salir del clóset hoy en día no es necesario, es otra cosa impuesta por la sociedad y estos chicos lo saben. Apolo está teniendo una fuerte revelación sobre su sexualidad, ya desde muy chico sabia que la heterosexualidad no era lo...