capítulo 33: padre e hijo.

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Mis padres dejaron que el gato se quedara en casa, le compré un plato para agua y comida, el alimento y un collar. Pensé bastante el nombre y decidí llamarlo Nicanor, el nombre de mi tío. Mi madre le hizo una cama al gato para que pueda dormir cómodo, pienso tratarlo como el rey de la casa.

Todavia me faltaba sacar ropa de la valija, no había llevado mucho ya que mi abuela no nos había dicho que estaríamos un mes en Estados Unidos y casi siempre usé lo mismo, excepto cuando fuimos a una fiesta con ella, nos compró a mi y a Oliver dos trajes negros, no tan formales como un señor de empresas pero si dignos para las fiestas que mi abuela estaba acostumbrada a ir.

Mientras acomodaba la ropa en el armario, mi teléfono sonó, era Oliver, dijo que irá a visitar a su padre a la cárcel y decidí llamarlo.

—Querés que te acompañe?. Pregunté al otro lado del teléfono.

—No, amor, no quiero ponerte en esa situación, cuando salga de ahí voy directo a tu casa. Dijo el.

—Está bien, te amo.

—Te amo.

Oliver

No sé lo que siento en este momento, visitar a mi padre no fue una decisión fácil pero lo necesito, necesito saber por qué hizo lo que hizo, por qué desapareció todo este tiempo y si el mandó a esos hombres a buscar a Apolo, son muchas preguntas y duda que espero, sepa contestar.

Ya sentado en la sala de visitas, esperé ahí unos minutos, estaba nervioso, raro y las manos me sudaban un poco. Al darme la vuelta, un policía lo traía con las esposas puestas. Tenia el pelo más largo y un poco barbudo, tenía ropa desgastada, seguro se la dieron ahí adentro.

El se sentó frente a mi y por un momento no dijo nada y tuve que romper la tensión y el silencio yo mismo.

—Hubiera preferido volver a verte en otra circunstancia. Dije mirándolo a los ojos pero al contrario de el, no me podía mirar a los mismos.

—Me avergüenza que me veas de esta forma. Dijo el levantando la vista hacia mi.

—Vos te lo buscaste, nadie te obligó a hacer lo que hiciste. Le respondí cruzándome de brazos.

—Nunca quise que pasara lo que pasó, se me fue de las manos. Dijo el, parecía arrepentido.

—Esa es tu forma de pedir perdón?. Pregunté un poco molesto.

—No, bueno si pero que pida perdón no va a cambiar las cosas. Contestó el.

—Por qué lo hiciste? Por qué matar de una forma tan animal a una persona?.

—Vos sabes cuál es mi opinión sobre los gays. Respondió el.

—Eso no te da derecho a matar al tío de Apolo.

—Lo sé, no quise matar al tío de tu amigo, pero estaba tomado y el se me insinuaba todo el tiempo. Respondió el.

—Apolo no es mi amigo, es mi novio y estar borracho no es excusa para semejante cosa.

—No sabía que tenías novio. Dijo el y se notaba la molestia en su voz.

—Eso no es lo importante, estás preso por asesinato, eso si es una cagada, una mierda. Contesté ya un poco más molesto que antes.

—Querés que te sea sincero? No voy a dejar que un gay se me insinúe, yo soy hombre. Dijo el.

—Ser gay o hetero no te hace ni más ni menos hombre que nadie, pero lo que vos hiciste, lo que tus amigos y vos hicieron, es de cobardes, eso si es ser poco hombre. Respondí apretando los puños.

—Viniste acá para llamarme cobarde y poco hombre?. Preguntó el indignado.

Con que tupé si indigna.

—No, no vine a eso pero creo que lo tenías que saber, vine para decirte que está es la primera y última visita que te voy a hacer, voy a estar del otro lado esperando tu sentencia, que ojalá sea perpetua y si te avergüenza decir que sos mi padre solamente porque soy gay, entonces deci que no tenes hijos, me estarías haciendo un gran favor.

Me levanté de la mesa y pedí al guardia que abriera la puerta, sentí ganas de llorar pero no por tristeza, sino por enojo, después de todo lo que pasó, creí que mi padre iba a aflojar un poco con el tema de mi sexualidad, pero que puedo esperar de un asesinato y homofóbico como ese hombre, nada.

Sali de la comisaría y fui directo a la casa de Oliver, su madre abrió la puerta, la saludé con un beso en la mejilla y me dejó pasar.

—Apolo se está duchando, querés esperarlo?. Preguntó ella.

—Si, gracias. Contesté con una sonrisa.

—Querés un café?, estaba por servirme una taza. Preguntó su madre con una taza blanca en su mano.

—Si por favor.

—Me dijo Apolo que visitaste a tu padre, imagino que fue muy fuerte verlo.

—Lo fue, pero necesitaba decirle algunas cosas que tenía guardadas desde hace mucho tiempo.

—Le preguntaste sobre lo sucedido con mi cuñado?. pregunto ella.

—Dijo que Nicanor se le insinuó toda la noche y que por eso lo mató, es tan de enfermo pensar que eso es una excusa para golpear a alguien hasta matarlo.

—Lo siento, no debí preguntarte, esto es muy difícil para vos, Oliver pero quiero que sepas que mi marido yo estaremos para lo que necesites y también lo tenes a Apolo, que te ama mucho.

—Muchas gracias, yo también lo amo mucho a el.

Después de terminar el café, Apolo apareció en la cocina con la toalla en la mano, ell pelo húmedo y sin remera.

Oliver piensa en la Biblia.

—Ey, viniste. Dijo el y me dio un beso en los labios.

—Yo los dejo solos. Dijo su madre y despareció subiendo las escaleras.

—Estuvieron hablando?. Preguntó Apolo mientras seguía secándose el pelo con la toalla.

—Si, una linda charla con mi suegra. Contesté y me acerqué a el para enredar mis brazos en su cintura.

—Ni madre está en la casa, controlate. Dijo el un poco tímido.

—Solo estoy besando a mi novio en el cuello. Dije mientras seguía depositando pequeños besos en el.

—Si pero sabes lo que pasa cuando me besas ahí. Dijo el pero seguía en el mismo lugar, le gustaba lo que estaba haciendo.

—Lo sé, por eso lo hago, no debiste haber bajado sin remera. Le respondí y corrí su cara contra la mía para empezar a besarlo.

El agarró mi cintura y me daba pequeños mordiscos en mi labio inferior, mi cuerpo empezaba a calentarse y sentir el suyo contra el mío me ponía las hormonas por el cielo.
Pero alguien se aclaró la garganta y nos separamos rápidamente, su madre estaba en el último escalón y ambos nos pusimos como tomates.

—De donde sacan tantas hormonas? A su edad tu padre y yo no éramos así.

—jeje, lo siento ma. Respondió el un poco avergonzado.

—No en mi cocina. Dijo la madre en broma.

Apolo se puso su remera y salimos de la casa, aún estaba avergonzado, su padre antes nos había interrumpido y ahora su madre también.

—Tenemos que bajarles a las hormonas. Dije con una risa tímida.

—Voy a dejar de estar sin remera adelante tuyo. Dijo el.

Yo hice puchero y el soltó una risa divertida.

—Excepto cuando estemos solos. Dijo y yo solté una sonrisa pícara.

Julia nos había invitado a su casa y era ahí hacia donde nos dirigíamos Oliver y  yo, no volvimos a hablar con ella desde aquella vez que hicimos videollamada cuando estábamos en EEUU. Espero que se haya animado a estar con Judith, se ven geniales juntas.

Apolo y OliverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora