capitulo 16: el cumpleaños de la abuela

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Hoy cumple años mi abuela, iremos a festejar a su casa en la noche con mis padres y Oliver. Para darle un regalo que se merece mucho, fui a comprarle un juego de té que ella había visto unos meses atrás pero que no se pudo comprar, desde ese momento tenía su regalo planeado y sé que le va a encantar.

—¿Y si no le gusta? Le dije a Oliver cuando me agarró una inseguridad en lo que había comprado.

—Si le va a gustar, a ella le importa que estés acompañándola.  Respondió el.

Guardé el juego de té en una bolsa de regalos y fui a mi habitación a buscar algo de ropa para ponerme en la noche. Lo único que me gustó fue una chomba negra, un jean negro y unas vans, si, todo de color negro, es el único color que hay en ese maldito armario a diferencia de algunas remeras blancas lisas.

Oliver trajo una remera verde con jean clásico y sus convers también de color verde.

Creo que oliver odia ese color.

Llegada la noche, ya era hora de irnos y mis padres nos esperaban en el auto, Oliver y yo terminamos de peinar nuestro cabello y bajamos rápido para poder irnos.

La casa de mi abuela era bastante grande, casi tan grande como la de Oliver, lo único que las diferenciaba era que mi abuela tenía un patio demasiado grande y espacioso, ahí es donde están las mesas y los adornos de la fiesta tal cual ella lo quiso, al aire libre.

Llegamos y una mujer estaba en la puerta con una libreta y varios nombres en ella como una clase de lista de invitados. Nos acercamos y esta misma Preguntó por nuestros nombres.

—Soy el hijo de la cumpleañera y ella es mi esposa. Dijo mi padre y la chica los dejó entrar.

—Soy el nieto, Apolo. Dije con una sonrisa y ella anotó cuando encontró mi nombre.

—Y yo soy Oliver.

—El novio de Apolo?. Preguntó la chica.

—Si, el mismo. Respondió el.

La señora nos dejó pasar y fuimos al patio de la casa de mi abuela.
Había bastante gente ya, a algunas personas conocía, a otras no. Una de las vecinas de mi abuela se acercó a nosotros para saludar, hace mucho tiempo no me veía y seguro se sorprendió al ver que el nene creció.

—La última vez que te vi corrias por toda la casa con mi nieto. Dijo Doña clara.

—También me alegra verla Clara. Dije con una sonrisa.

—¿Y tu amigo quién es? Preguntó mirando con desconocimiento a Oliver.

—Soy Oliver, su novio, mucho gusto. Dijo el acercándose a doña Clara para saludarla.

—El gusto es mío también. Dijo la señora sorprendiendome, ya que ella en su tiempo era muy conservadora.—Mi nieto se va a poner triste cuando sepa que tenes novio, ahí viene. Agregó.

¿Que quiso decir con eso?, Oliver también me miró confundido y el nieto de doña Clara se acercó a nosotros.

Cristián tenía un año menos que yo, nos criamos juntos desde que éramos pequeños y era mi único amigo en el barrio de mi abuela. Tiene el cabello rubio y los ojos marrones, la remera dejaba notar que tenía los brazos un poco trabajados.

—Hola Apolo, tanto tiempo. Dijo Cristián estirando su mano para saludar.

Le recibí con mi mano el saludo y sonreí—Hola Cristián.

—¿Como has estado? Preguntó simpático.

—bastante bien supongo. Respondí con una sonrisa tímida.

—Me entere lo de tu tío, lo siento muchísimo. Dijo con un tono de condolencia.

—Gracias, no ha sido fácil. Respondí.

En un momento desvia la mirada hacia Oliver y ve que tiene su mano agarrada a la mía, su cara cambió completamente y se lo vio tenso.

—¿Y el quién es?. Preguntó con tono serio.

—Es Oliver, mi novio, perdón que no los presenté. Dije con una sonrisa dudosa.

—Ah, tu novio, no sabía que tenías novio. Dijo manteniendo ese tono serio.

—Las vueltas de la vida. Dije intentando ser simpático pero la tensión superaba todo.

El se alejó para la barra y nos dejó atrás.

—¿Qué fue eso? Dije sin entender nada.

—Está muerto por vos. Respondió Oliver con obviedad.

—Que? No, somos amigos de toda la vida, bueno, éramos porque no lo vi más después. Respondí.

—¿No viste como le cambió la cara cuando me vio?.

—No lo sé, no importa, vamos a pedir algo para tomar. Tomé su mano y fuimos a la barra.

Un rato después ya había bastante gente en la fiesta, cuando llegó mi abuela, todos aplaudieron y nos acercamos para saludarla. Tenia un vestido blanco con flores en ella y un peinado de trenza.

—Feliz cumpleaños abuela. Dije dándole un abrazo.

Ella me agradeció y se acercó a los demás para seguir saludando. Después que empezaron a repartir la comida, Oliver y yo estábamos en un sillón de a dos comiendo y sentía la mirada de Cristián hacia nosotros.

—No para de mirar para acá. Dije un poco molesto.

—¿Si te doy un beso soy muy malo? Dijo Oliver con una sonrisa pícara.

—¿Y si le gustas vos? Pregunté.

—No le gusto yo, ni me conoce. Respondió el.

—Se me hace raro que yo le guste, si no nos veíamos hace demasiado tiempo.

—Quizás te sigue en Instagram. Sugirió Oliver.

—No creo, tengo fotos con vos y se hubiera enterado que sos mi novio. Respondí.

Agarré mi vaso y tomé lo que había en el, puse mi vista en Cristián que seguía mirando para donde yo estaba y no disimulaba nada.

—Le voy a preguntar. Dije y me levanté del sillón pero Oliver me detuvo.

—No hagas nada. Dijo el.

—Solo quiero preguntarle por qué mira tanto. Dije y avancé hacia Cristián.

El notó mi presencia y se puso tenso, no me miraba directo a los ojos y parecía nervioso.

—Por qué nos miras tanto? Pregunté sutilmente.

—¿En serio ese es tu novio? Preguntó irónicamente.

—¿Por qué lo decís en ese tono?.

—No es suficientemente lindo para vos. Dijo levantándose de su asiento.

—¿Y quién se supone que tiene que ser suficientemente lindo para mí? ¿Vos?. Pregunté también irónicamente.

—No me quiero agrandar pero si, yo soy todo para estar a tu nivel. Dijo con una sonrisa estúpida.

Puse los ojos en blanco y me alejé de él para acercarme a Oliver, le tiré una mirada desafiante a Cristián y puse mis labios sobre los de Oliver uniéndonos en un beso con intensidad. Oliver se quedó quieto pero igual me respondió el beso y Cristián se puso mucho más serio que antes.

Se alejó de ahí y yo volví a darle un pequeño beso en la mejilla a Oliver.

—Es un tarado. Dije haciendo referencia a Cristián.

—No es tu culpa ser demasiado hermoso Apolito. Dijo Oliver y tomó mi mano para ir a bailar con los demás.

Apolo y OliverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora