capítulo 24: nuevo año, todo se fue al carajo.

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Si, arrancamos bien las primeras semanas del 2022, las vacaciones estuvieron bien, salíamos, volvimos borrachos a nuestras casas, yo leía, con  nuestros amigos nos veíamos casi todo el tiempo.

Pero lamentablemente esto no terminó de color rosa, su puso todo negro, más negro que la ropa de mi clóset, más negro que el cielo en la noche, todo era oscuro, sombrío y yo, sigo sin saber absolutamente nada de Oliver. Ya es inútil que llame a su teléfono, lo apagó, en el barrio nadie lo vio, su madre está preocupada y Paul y yo no paramos de buscarlo por todos lados.

Voy a ponerlos un poco en contexto.

Viernes 15 de enero.

—Amor, hoy nos llamaron de la comisaría, hay cuatro sospechosos que pueden ser los asesinos. Le comentaba a Oliver por teléfono.

—Te voy a acompañar, a toda tu familia voy a acompañar mejor dicho. Respondió el.

—Dentro un rato pasaremos por tu casa con el auto, te amo. Dije soltando un beso en la pantalla del celular.

Fui a mi patio trasero y mi padre estaba que no podía más de los nervios, hacia meses que no sabíamos nada sobre la investigación del caso de mi tío y la llamaba nos tomó a todos por sorpresa. Mi madre tenía un vaso en su mano, intentaba dárselo a mi padre pero este no lo aceptaba, hasta que se rindió y lo dejó sobre la mesa.

—Tenes que calmarte, no sabemos si son ellos. Sugirió mi madre.

—Las huellas de esos hombres estaban en la ropa de Nicanor, obvio que son ellos. Dijo convencido mi padre.

—Y si son ellos?. Pregunté un poco asustado.

—No te preocupes por eso cariño, no van a salir más de la cárcel. Respondió mi madre intentando no preocuparme.

Yo no dije más nada y me senté en unos de los bancos que teníamos en el jardín. Mi padre más tranquilo, se acercó a mi y me tomó de las manos, estas estaban temblando y un poco mojadas por el sudor.

—No quiero que entres a la sala, va a ser peligroso si te ven. Dijo el en tono de orden.

—Ya me habrán visto en la televisión, es lo mismo, papá. Dije desganado.

—Una cosa es que te vean en la tele y otra, en persona. Dijo el.

—Está bien, pero Oliver viene con nosotros, quiero que esté conmigo. Dije avisandoles a ambos.

Mi padre asintió y nos subimos al auto para pasar a buscar a Oliver e ir a la comisaría.

Oliver

Los padres de Apolo me buscaron en casa y de ahí, fuimos a la comisaría. Me dijo que su padre le dio la orden de no entrar a la sala donde los hombres van a estar, así que ambos esperaríamos en la sala principal del lugar. Apolo estaba tenso, nervioso, con miedo y muy preocupado, estaba inquieto y miraba mucho a su papá.

—Ey, estoy acá con vos. Le dije agarrando su mano.

El puso su cabeza en mis piernas y su rostro mirando el mío.

—Estoy aterrado, podría estar en el mismo lugar que los asesinos de mi tío. Dijo el y su cara mostraba preocupación.

—No pienses en eso. Dije negando con la cabeza.

El no dijo nada, solo tomó mis manos fuerte y estuvimos así hasta llegar al lugar. Sus padres y el, estuvieron muy callados hasta que llegó el oficial y los hizo pasar a ambos. Yo fui por café en una máquina que estaba en una esquina y lo serví en dos vasos.

—Toma. Le ofrecí el café a Apolo.

—Gracias. Dijo el tomando el mismo.

Ya había pasado hora y media y sus padres aún no salían, tampoco entró gente a las salas interrogatorias, los oficiales iban y venían sin parar, algunos traían a personas esposadas, algunos autos multados y muchas carpetas de papel.

En un momento vimos que en la ventana de la comisaría, un hombre con un micrófono y una cámara en frente, estaban haciendo una nota, me acerqué para entender mejor de lo que hablaban y noté que una hoja pegada bajo la cámara, estaba el nombre de Nicanor Valdés.

Abrí la puerta de la comisaría y me acerqué a ellos, mi cara mostraba molestia y un poco de enojo.

—Disculpen, creo que no es el momento para hacer una nota, los familiares de la víctima están muy nerviosos. Dije directo y clarito.

Pero el notero se pasó lo que dije por las pelotas y puso el micrófono en mi cara.

—Conocia a la Víctima?. Pregunto el hombre con hambre de saber alguna información.

—No tuve el honor, pero no vine a que me hagan preguntas, se puede retirar por favor. Solté con el tono de voz un poco más alto.

—Estoy trabajando, no me puedo ir nene. Dijo y ese 《Nene》 me hizo demasiado ruido.

—No te estoy preguntando, te estoy diciendo que agarres al tarado que te graba con la cámara de mierda que tenes y te vayas. Contesté ya con toda la molestia encima.

—Queda en evidencia que los adolescentes están cada vez más desubicados. Dijo el hombre que sostenía la cámara.

—Voy a traer a la policía. Dije y entré rápido a la comisaría.

Me di vuelta y el notero con su camarógrafo, se fueron rápidamente de ahí.

—Pasó algo?. Preguntó Apolo notando que tardé un poco en volver.

—nada, ya me encargué. Respondí.

En un momento, un oficial entró a la comisaría rápido y se dirigió hacia donde estaba la recepcionista del otro lado del mostrador. Ambos pusimos atención en lo que decía el hombre.

—Hay un hombre que se quiere entregar, tiene cuarenta y dos años, pelo negro claro y tiene un tatuaje pequeño de una rosa al costado del cuello.

En ese momento, eso último que dijo, me hizo un poco de ruido, para poder estar seguro, me acerqué al oficial para poder preguntarle.

—Disculpe, que características dijo que tenía el hombre que quiere entregarse?. Pregunté muy seguro.

—cuarenta y dos años, pelo negro claro y un pequeño tatuaje de una rosa al costado de su cuello. Respondió el hombre a mi pregunta.

Había escuchado bien, 《el tatuaje de una rosa en su cuello》. Tendría que ser una coincidencia, pero no lo era. En ese momento, otro oficial entró a la comisaría con un hombre esposado, mi mirada tardó un poco en mirarlo completo, pero cuando lo hizo, sentí que el lugar había explotado, mi corazón empezó a latir más fuerte que nunca, mi respiración empezó a cortarse un poco, mis piernas temblaban un poco y el shock me había pegado demasiado fuerte. No era el, no podía ser el, no podía creer que fuera el, me negaba a que sea el, pero lo era, y para mi, en ese momento, todo el mundo se había quedado quieto.

—Papá. Fue lo que dije mirándolo a los ojos.—Qué haces detenido?. Pregunté observando sus manos esposadas.

El quiso decir algo, pero el oficial que lo tenía agarrado, habló por el.

—Su padre se entregó por el asesinato de Nicanor Valdés.

Y así, esa palabras, cortaron totalmente el aire que respiraba, alcancé a mirar a Apolo que se levantó rápido del asiento al escuchar el nombre de su tío.

En cambio yo, caí al piso y lo único que veía, era negro.

Apolo y OliverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora