capítulo 14: el mes.

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Hace un mes que Oliver y yo estamos saliendo, díganme cursi pero tengo tres regalos para darle, uno a la mañana, otro a la tarde y por último en la noche para la cena que si, también tengo planeado un cena. Y ni hablarles del resto de la noche.

Apolo cálmate.

En la mañana para ir a la escuela, fui a la casa de Oliver para ir juntos y aprovechar para cansarle la boca con mis besos. En mi mochila estaba el primer regalo, una foto nuestra con dos chocolates pegados atrás. Llamo a la puerta y sale Oliver sin camisa, su abdomen estaba más marcado desde que empezó a entrenar.

—Me dio hambre. Digo mirando todo su torso desnudo y aguantando las ganas de comermelo entero.

Basta Apolo.

—Hola mi amor. Dice Oliver y me besa en los labios.

—Tengo algo para darte. Digo sacando un sobre de la mochila.

—Acá afuera lo querés hacer? Bueno. Dijo Oliver a punto de bajarse el pantalón.

—Eso después. Le digo con una sonrisa pícara.

Estiro mi brazo y le doy el sobre, el me mira confundido y lo abre. Se queda mirando la foto unos segundos y una sonrisa de felicidad aparece en su rostro, acarició mi cara en la foto y se acercó a mi para darme un beso.

—Me encantas más que nunca Apolito.

—Lo sé. Digo y le respondo el beso.

Llegamos a la escuela y Julia traía una bolsa roja en sus manos, la puso sobre mi mano y no dijo nada.

—¿Y esto es?. Pregunto confundido.

—Es algo para ustedes dos, para los tortolos. Dice con una sonrisa.

Abro la bolsa y eran dos pulseras de color negro, tenía un ancla dorada atada a ellas y con la inicial de cada uno. Le di la que tenía la letra O a Oliver y yo me coloqué la mía.

—Son hermosas. Dice Oliver con una sonrisa y mirando a Julia.

—Lo sé, a Apolo le encanta la cursilería. 

—Mentira. Me quejo—bueno quizás un poco si me gusta.

Oliver me da un beso en la mejilla y entramos a la escuela. La primera hora teníamos matemática, el profesor nos entregaría los exámenes de la semana pasada para saber quiénes aprobaron este trimestre y quienes no. Yo aprobé con un nueve y Oliver al igual que Julia, sacaron ocho.

Terminada la primera hora, llevo a Oliver para el gimnasio de la escuela y en unos de los bancos había una caja ropa mediana, era mi segundo regalo.

—¿Qué es eso?. Pregunta Oliver mientras se acercaba a la caja.

—Es un segundo regalo. Digo con una sonrisa curiosa.

El empieza a abrir la caja y cuando lo logra, se queda paralizado mirando su interior. En ella había todos los discos en vinilo de Nirvana, Oliver es muy admirador de la banda y no pude haber pensado mejor el regalo.

—Te habrá costado una fortuna. Dice Oliver mientras observa los discos.

—Uno de mis primos trabaja en una disqueria y me salen más baratos por ser familia.

—Te ganaste mi corazón por siempre. Dice Oli y se acerca para depositar sus labios contra los míos.

—Falta el de la noche.

—No hacen falta más regalos, con que estés conmigo hasta que termine el día me alcanza. Dice Oliver y salimos del gimnasio con la caja.
Fuimos a la clase de Biología y vimos a Paul que estaba sentado al lado de martin, parecía que hablaban de algo muy serio, pues eso se veía en sus caras. En un momento Paul se alejó de Martin y se sentó en una silla al lado del escritorio del profesor.

Mi lado curioso quería saber que había sucedido recién con ellos, tengo dos teorías: La primera es la típica, Paul es el hetero que no es gay, ni bisexual ni nada y que lo que ocurrió con martin no va a volver a pasar y por eso se alejó de él. La segunda teoría es que quieren estar juntos en secreto y para disimular ante los demás, no mantienen vinculo pero eso lo hace más sospechoso, podrían empezar a preguntarse por qué martin y Paul no se hablan y el chisme correría por todo el colegio.

Sinceramente prefiero que sea la primera, dejar claro lo que a uno le pasa desde un principio es fundamental, no hay que dejar que el otro se encariñe porque podría ser muy tarde y la otra persona terminaría muy mal, en este caso, Martín. A veces me pregunto si en verdad le robé a Oliver, solo los vi una sola vez juntos, no eran nada o eso creía.

—Oli, ¿Martín y vos concretaron una relación?. Pregunto curioso pero esperando un NO como respuesta.

—¿Y esa pregunta?.

—Si, tenes razón, es cualquiera lo que estoy preguntando, Olvidate. Digo y empiezo a escribir en el cuaderno.

—Apolo, lo que yo hice antes de conocerte, quedó en el pasado, ahora estamos juntos. Suelta y logra hacerme sonreír— centrémonos en lo que pasa ahora. Agregó.

—Si, está bien. Digo y agarro su mano.

Al salir de clases, Oliver viene para mi casa, el último regalo lo tengo ahí pero no me preocupa eso, lo que me preocupa es mis padres, nunca hablaron oficialmente con Oliver y viceversa, quizás mi abuela arregle la situación, si, mi abuela viene a visitarnos.

Mi abuela es de esas abuelas que retan a sus hijos cuando estos mismos nos castigan o nos dicen algo, ella siempre me defendió ante todos, soy su único nieto por parte de mi papá y eso me convierte en su favorito, porque no tiene a quien más elegir.

Mi padre empezó a amasar para hacer pizza casera, su especialidad, el me contaba que con mi tío siempre las hacían juntos y a mis abuelos les encantaba, ahora no suele hacerlas tan seguido, el recuerdo de su hermano no le hace bien, no pasó tanto tiempo como para superar el duelo pero creo que es algo que no se supera nunca.

Llamaron a la puerta, Mi abuela había llegado, vestía un vestido negro con zapatos rojos y su pelo canoso Lucía muy bien. En su mano derecha veo que trae una bolsa grande con mi nombre en ella, que sea lo que estoy pensando.

—Me acordé que no tenias estos. Dice mi abuela y saca de la bolsa algo que para mí, era como oro. Mi abuela me había comprado los orígenes de cazadores de sombras.

《Gritos internos 》

—Abuela no te hubieses molestado. Digo mientras la abrazo.

—Leer es muy bueno Apolo, no sé si en tu librero entrarán ya. Dice mi abuela riéndose.

—Estoy ahorrando para comprar uno nuevo. Digo con una sonrisa y sin despegar la vista de los libros.

El timbre volvió a sonar y mis nervios se pusieron de punta, empezaba a hacer calor ahí adentro y parecía que yo solo lo sentía. Abro la puerta y Oliver estaba ahí, con su cara perfectamente sonriendo y su pelo que estaba despeinado pero a él le quedaba demasiado bien.

—Hola amor. Digo y le doy un beso en los labios.

—¿No llegué tarde? Pregunta Oliver un poco nervioso.

—no, mi abuela acaba de llegar también.  Le respondo y lo hago pasar.

Mi abuela que estaba sentada en el sofá  de la esquina de la sala, se levanta del mismo y se acerca a nosotros.

—Entonces este es tu Oliver. Dice mi abuela con una sonrisa.

Mis ojos se abrieron completamente de sorpresa.

—Cómo te enteraste abue?. Preguntó aún sorprendido.

—Soy vieja, no estúpida.

—Papá te lo dijo, no?.

—Si, fue el chusma de mi hijo. Dice mi abuela revoleando los ojos.

Nos acercamos a la mesa y mis padres ven que Oliver está en la casa.

—¿Y esto Apolo?.

Apolo y OliverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora