capítulo 29: regreso a casa.

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Después de desayunar, Oliver y yo volvimos a nuestra ciudad, el estacionó el auto en la puerta de mi casa y entramos en ella. Mis padres estaban con la madre de Oliver en la sala de la cocina, cuando nos vieron, se acercaron a nosotros y nos abrazaron.

-Que bueno que están bien. Dijo mi madre a ambos.

-Disculpe señora pero Oliver y yo vamos a tener una charla. Dijo mi madre señalando el patio de mi casa.

Ambos salieron de la cocina y en ella nos quedamos mi madre y la de Oliver.

Oliver

Estoy nervioso, mi suegro me pidió que habláramos en privado, seguramente es por mi escapada que tuve y como eso afectó a Apolo.

-Mira Oliver, sé que sos un chico bueno, mi hijo está feliz con vos pero estas semanas las pasó demasiado mal, con el caso de mi hermano y vos que desapareciste de un momento a otro, eso afectó mucho a Apolo.

-Lo sé, señor, mi intención nunca fue dañar a Apolo, pero no podía verlos a la cara, a ninguno de ustedes, de alguna forma sentía culpa.

-No, hijo, vos no tenes la culpa de nada, es tu padre el que debe sentir eso y mucho más por matar de una forma tan salvaje a mi hermano.

-No me haga recordarlo que me hace peor.

-Lo siento, solo quería dejar en claro que mi hijo te ama y te lo demostró muchas veces porque lo conozco y que haya ido a buscarte a Bariloche, lo deja más que claro.

-Lo sé, yo también lo amo, tomé una decisión apresurada y no pensé en como esto podría afectarle, de verdad lo siento.

-La próxima te voy a buscar yo. Dijo con una sonrisa.

Volvimos adentro y Apolo estaba preparando café, me acerqué a el y puse mis brazos alrededor de su cintura. Me dio un beso en la mejilla y lo ayudé a servir el café en las tazas.

-Hablaron de algo con mi madre?. Pregunté mientras terminaba de servir.

-Solo se disculpó por haberme ocultado donde estabas. Dijo el con una sonrisa leve.-Pero no te preocupes.

-Te amo.
-Te amo.

Apolo

Después de almorzar y dejar los bolsos en mi habitación, acompañé a Oliver y a su madre para su casa. Mi intención en acompañarlos era para enfrentar a Paul y que me de una explicación de porque me mintió con que Oliver no quería verme, pero se lo iba a preguntar tranquilo, sin discutir.

Llegamos y nos recibió Paul, vieron que les dije que no iba a discutir? Bueno, les mentí, estaba demasiado furioso con ese imbecil.

-Por qué me mentiste?. Le Pregunté acercandome a el.

-No tengo tiempo para atender tus problemas, Apolo. Dijo revoleando los ojos.

-Me importa un carajo, contestá.

-Eso fue lo que Oliver me dijo. Contestó el.

-Mentiroso, lo único que te dije fue que quería estar solo. Saltó de atrás Oliver.

-Es lo mismo. Se defendió Paul.

-No es lo mismo, pelotudo. Grité yo.

-Como mierda me llamaste?. Dijo el parándose frente a mi.

-Pelotudo te dije, te lo vuelvo a repetir?.

-Mira, Apolo, no quiero romperte la cara ahora mismo.

-Por qué no lo intentas? Encima que sos un mentiroso, el ofendido sos vos?.

-No fue mi intención mentir.

-Martín sabe que me mentiste?.

-El y yo... nos dimos un tiempo.

-Pues lo siento, pero los demás no tenemos la culpa de eso.

-Lo sé, Apolo.

Me omiti a decir algo más y entramos a lo de Oliver, subimos a su habitación y sacamos la ropa del bolso para acomodarla en su armario. No se llevó mucho, pero por la rapidez en la que se fue, agarró bastante ropa. También llevó unos borcejos negros para la nieve y unos guantes del mismo color.

—Te voy a robar estos borcegos. Dije mirando con deseo lo lindo que son.

—Los compré en España. Dijo aclarando que son importados.

—Joder tío, que internacional eres. Dije imitando el asento español.

Cuando terminamos de acomodar todo, nos acostamos en su cama y encendió la televisión pero solo la dejó así y se dio vuelta para mirarme. Yo no me di cuenta de aquello porque estaba mirando para el otro lado hasta que puso su mano en mi hombro y giré la cabeza para mirar su rostro.

—Creo que nunca nadie hizo tanto por mi, que hayas viajado para buscarme, me demuestra lo muy importante que soy para vos.

—Te quería romper la cara. Dije con total sinceridad, porque es verdad, quería golpearlo por haberme dejado así.

—Es entendible, pero ese no es el punto.

—Cuál es el punto?.

—Que me amas, y eso me hace amarte más.

—Siempre te demuestro lo mucho que te amo.

—Si, lo sé pero, cuantas personas van a buscarte a otras provincias?. Nadie.

—Nunca leíste wattpad, verdad?.

—Sé que ahí pasa siempre, pero esto es la verdad real, me fuiste a buscar.

—Estoy pensnado en escaparme también.

—No, Apolo, por Dios no hagas eso.

—Es broma, o no.

Me miró levantando una ceja y le un beso en sus labios.

—No voy a irme, tonto. Dije acariciando su mejilla.

Y así nos quedamos y sin darnos cuenta, nos quedamos dormidos. En la mañana desayunamos junto a Paul, aún seguía un poco enojado con el y mirarlo seriamente lo ponía incómodo. La madre de Oliver y su tía llegaron justo para desayunar con nosotros, se acostumbraron a ir temprano a hacer las compras al supermercado. Se sentaron frente a nosotros y bebieron el café que tenían en sus tazas, la madre de Oliver lo toma con leche y su tía, descafeinado.

—Hijo, hace un tiempo que no viene tu amigo, están bien?. Preguntó la mamá de Paul.

—No era mi amigo y no, no estamos bien. Contestó el sin ganas de hablar de ese tema.

—Bueno perdón, tu novio, se pelearon por lo que dije aquella vez?. Preguntó la señora.

—No, mamá, es algo entre el y yo.

—Bueno, solo preguntaba, Paul. Dijo ella.

Después de desayunar, tuve que irme de la casa de Oliver, les prometí a mi padre ir a almorzar con mi abuela a su casa. En el camino, pasé por un quiosco y compré una gaseosa, tenía mucha sed, el calor estaba cada vez más fuerte y es imposible caminar bajo el sol a las dos de la tarde. Al doblar a la esquina, una cuadra antes de llegar a casa, tres hombres aparecieron frente a mi, eran los tres más altos que yo y ya eran algo mayores.

—Así te queríamos encontrar, solo, Apolo Valdés. Dijo el del medio con una voz que me puso algo nervioso.

—Y ustedes quienes son?. Pregunté haciendo pasos para atrás.

—Por culpa del marica de tu tío, la policía nos está buscando. Dijo el que se encontraba a la derecha.

En sus rostros apareció una sonrisa mala al darse cuenta que supe quienes eran estos tres hombres que me conocían perfectamente y me encontraron solo.

Estos tres hombres, eran los otros agresores prófugos que participaron en el asesinato de mi tío, me habían encontrado, estaba en peligro y solo para enfrentar a tres hombres que me doblaban la altura, en ese momento, mi corazón empezó a latir muy muy fuerte de miedo, pedir ayuda no iba a ser muy útil, no había nadie, entonces no me quedó otra que hacer eso.

Apolo y OliverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora