Oliver, mi abuela y yo bajamos del avión en Los Ángeles, California. Estaba haciendo demasiado calor y probablemente mi alergia despierte en cualquier momento. A lo lejos se veía sobre la montaña, el famoso cartel de Hollywood blanco, siempre creí que era más grande de lo que parecía pero supongo que a mi lado se va a ver enorme.
Como era de esperarse, mi abuela tenía una casa en el país y nos dirigíamos a ella para conocerla. Para este viaje, traje dos valijas, una de ropa y productos de higiene y en la otra, los libros de Cazadores de sombras. No sabía si traer la saga principal o los orígenes y tuve la decisión de traer ambos, no sé cuántos va a firmar Cassandra Clare pero a la feria del libro voy a llevar todos esos.
Llegamos a la casa de mi abuela en estados unidos y como era de esperarse, era enorme, y como era también de esperarse, tenía sirvientes que la ayudaban a bajar las cosas del auto y con los quehaceres de la casa.
—No puedo creer que tengas una casa en cada lugar que vamos. Le dije a mi abuela mientras entrábamos a la casa.
—Trabajé toda mi vida para no gastar el dinero? Pues no hijo, hice inversiones y una de ellas fue esta casa hermosa donde estaremos viviendo por un mes.
—Por un mes?!!!. Dijimos Oliver y yo al mismo tiempo.
—Si, un mes, creo que me faltó decirles eso. Dijo ella irónicamente.
—Abue, no trajimos ropa para estar un mes, y no voy a sobrevivir tanto tiempo sin leer nuevos libros. Dije entrando en crisis.
—Discúlpame, Apolo. Dijo ella poniendo sus brazos al costado de su cintura.—De quién sos nieto vos?.
—Tuyo?. Pregunté con duda.
—Hoy iremos a comprar ropa, libros y cosas que Oliver también quiera. Dijo ella sonriendo.
—No traje tanto dinero señora, mucho no podré comprar. Dijo Oliver mientras contaba con los dedos de la mano la cifra que había traído.
—Por favor, Oliver, no te preocupes por eso, hay suficiente dinero para que me dejen pobre. Contestó ella con su ironía de siempre.
—No señora, le agradezco pero no puedo pedirle eso. Dijo el un poco nervioso y apenado.
—No lo tenes que pedir, te lo estoy dando yo. Respondió ella.
Oliver agradeció a mi abuela y subimos a las habitaciones para dejar las cosas ahí y salir a recorrer la ciudad. Cuando bajamos, había una jeep negra en la puerta de garaje y mi abuela estaba al volante, me da pena por ustedes que no tengan una abuela tan genial como la mía.
Nos subimos a la camioneta y arrancamos hacia la ciudad, en el estéreo sonaba Magic de Pilot, una canción perfecta para cuando uno está viajando. Oli y yo no podíamos evitar la risa, mi abuela cantaba con todo el sentimiento y en voz alta: 《oh oh oh is magic》 aunque con un inglés muy bien pronunciado.
Llegamos a la primera tienda de libros, como no leo en inglés, fuimos a una donde venden en español y me llevé la tienda completa, bueno no tan así pero si compré muchos y Oliver compro uno. Últimamente estoy haciendo a Oliver fan de la lectura, podrán tener un novio lector? .
Después de ahí, fuimos a una tienda de ropa, las prendas eran demasiado caras pero mi abuela insistía en que agarramos lo que queramos. A Oli le daba un poco de vergüenza elegir algunas cosas, la abuela de su novio le quería comprar cosas, yo también sentiría vergüenza.
—Tengo miedo de elegir algo demasiado caro para pagar. Dijo el un poco nervioso.
—Oliver, si mi abuela pagó estos jeans de setecientos dólares, vos vas a poder elegir cualquier cosa y ella solo va a pasar la tarjeta.
—No nos estamos aprovechando de su dinero, no?.
—Es lo que le digo siempre, pero mi abuela insiste en que me deje mimar y no puedo decirle nada más que agradecerle. Contesté.
Salimos de ahí y fuimos a almorzar a un Mac'donals en Santa Mónica. Después de ahí, volvimos a la casa, este lunes es la feria del libro y todavía no decido que libros llevar para que Cassandra Clare me los firme.
—Está decidido, voy a llevar los orígenes. Le comenté a Oliver.
—Este libro se pone cada vez más bueno. Dijo el mientras leía este mismo.
—Te dije que leer es un viaje de ida.
—Si no te hubiera conocido, jamás hubiera agarrado un libro. Dijo el muy atento a su lectura.
Me acosté a su lado y apoyé mi cabeza en su pecho, el marcó la página que estaba leyendo y dejó el libro en la mesita de luz. Puso una película en la tele y con su mano acariciaba mi pelo.
—¿Mañana vamos a la playa?. Preguntó el mientras comía un turrón de maní.
—Si, le podemos pedir la cámara a mi abuela y nos sacamos muchas fotos. Contesté con una sonrisa.
—Y te llevo a un museo. Dijo el.
—A un museo?. Pregunté confundido.
—Si, porque sos una obra de arte mi amor. Contestó el.
Agarré su cabeza y le di un beso fuerte en los labios.
—Estoy tan enamorado de vos. Le dije mientras miraba sus tentables labios.
—Yo estoy muy enamorado de vos. Dijo el y me devolvió el beso.
Era lunes por la mañana, faltaban pocas horas para conocer a mi queridísima amiga Cassandra Clare y ya fui al baño tres veces y recien son las diez. En el desayuno hicimos una videollamada con Julia y Judith. Julia dijo que tenía algo que decirnos y por eso la llamamos, creíamos que era algo sobre ellas pero no, definitivamente no lo era.
—Christian subió a Instagram que está en estados unidos. Dijo ella mientras nos mostraba el posteo.
—Estados unidos es bastante grande, puede estar en cualquier lado. Dijo Oliver despreocupado.
—Está en Santa Mónica. Nos aclaró ella.
—No importa, no lo vamos a cruzar, a parte, ya pasó todo con el. Aclaré a ambos.
—Yo solo quería avisar. Se defendió Julia.
—Quién es Christian?. Preguntó Judith que estaba atrás de Julia.
—Un pelotudo. Dijo Julia.
—Ah, entiendo. Contestó Judith.
Seguimos hablando por un rato hasta que llegó la hora de salir hacia la feria del libro, en mi mochila tenía los tres libros de los orígenes y un fibron negro para que ella firme.
—Sabes que ella va a tener su propia lapicera para firmar, no?. Preguntó Oliver con Ironía.
—No importa, le voy a dar la que llevo yo. Dije y salimos de la casa a mi abuela.
Encontramos a mi abuela aún fuera del la Jeep, tenía cara preocupada y un poco enojada.
—Abuela, pasa algo?. Pregunté un poco confundido.
—La camioneta no arranca. Dijo ella.
—Bueno, llamamos un taxi. Dijo Oliver sacando su teléfono.
—Tendrán que ir hasta la avenida, los taxis no pasan por esta calle. Dijo ella frustrada.
—Bueno, caminamos, cuantas cuadras son?. Pregunté.
—Son quince. Contestó ella.
—Okey, vamos Oliver. Agarré su mano y empezamos a caminar. —Te avisamos cuando llegamos abuela. Agregué mientras nos alejabamos de la casa.
ESTÁS LEYENDO
Apolo y Oliver
Romancedigamos la verdad, salir del clóset hoy en día no es necesario, es otra cosa impuesta por la sociedad y estos chicos lo saben. Apolo está teniendo una fuerte revelación sobre su sexualidad, ya desde muy chico sabia que la heterosexualidad no era lo...