capítulo 28: la explicación.

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—Hola Apolo, es lo único que tenes para decirme?.

—No pensé que ibas a estar acá.

—Y que pensabas, Oliver?. Que me iba a quedar de brazos cruzados esperando a que aparezcas cuando se te dé la gana?.

—Por favor, necesito que me escuches y entiendas porque me fui así.

—El motivo creo entenderlo, pero yo también quedé muy afectado con lo que pasó en la comisaría y no me escapé.

—Mi padre fue el que mató al tío de mi novio, te parece poco?.

—Que bueno saber que sigo siendo tu novio, y no, no me parece poco pero hubiese sido más fácil enfrentar esto juntos y no dejándome solo.

—Todo este tiempo, estuviste muy presente en mi cabeza.

—Cuando veías mis mensajes, también estaba muy presente en tu cabeza?.

—Necesitaba pensar, estar solo...

—No me vengas con esa mierda, Oliver.

—No te vengo con nada, es así.

—Y ahora que estoy acá, me quedo, me voy, que hago?.

—Yo, yo quiero que te quedes, conmigo, aunque no parezca, me hiciste demasiada falta, actué mal, hice mal en irme y dejarte.

—No me vueltas a hacer esto en tu vida.

Me acerqué a el y lo abracé, sentí esa conexión que me faltaba, necesitaba sentirlo, tenerlo conmigo, mis brazos pasaron por su espalda y se pegaron a el muy fuerte. Nos acercamos a la ventana y nos quedamos abrazados mirando como bajaba el sol, sin decir una palabra, sin movernos, solo el y yo.

Al caer la noche, le conté a Oliver mi charla con Paul, su cara mostraba desconcierto, como que no sabía de que estaba hablando.

—Yo nunca le dije a Paul que no quería verte.

—Gracias a esa mentira, estoy acá, quería escucharlo decirlo de tu boca. Dije mirandole la misma.

—Ya voy a hablar con Paul, no te preocupes. Contestó Oliver.

—Me preocupas vos, estuviste bien este tiempo?.

—Si, no me faltó comida y tampoco agua, eso sí, la ducha, una tortura.

—Yo me encontré a este amiguito. Dije señalando al gato.

—Cómo se llama?. Preguntó Oliver.

—No tiene nombre, sinceramente no se me ocurre ninguno.

—Patitas. Sugirió el.

—Pésimo nombre.

—Negro?.

—Ese no es un nombre para un gato, Oliver.

Después de muchas sugerencias, el gato sigue sin nombre. Fuimos a buscar algo de comida, en la parte de abajo de la cabaña estaban sirviendo pollo, Oliver y yo agarramos una bandeja y nos sirvieron la comida en ella con platos de vidrios y tenedores de madera. Nos sentamos en la mesa y mientras comíamos, hablábamos.

—Tu padre declaró que fue el principal agresor.

—Es un maldito hijo de puta, no me extraña que haya hecho eso.

—Siempre fue violento?.

—Esa palabra le queda chica, cuando supo que me gustaban los chicos, puso su puño en mi cara mientras me gritaba Maricón.

—Que sorete mal cagado es.

—Ya de grande, supe que a mi mamá la golpeaba también, mi mamá lo denunció muchas veces pero nunca hicieron nada.

—Estaba tan enojado que no pensé en que esto te afectó mucho.

—ya, lo voy a superar, si es que se puede.

Después de comer, volvimos a la habitación, por desgracia 《Que se note el sarcasmo 》 hay una sola cama, tendremos que acostarnos en la misma. Como hacía mucho frío, solo nos sacamos el pantalón y nos acostamos con la remera y el boxer, nos pegamos cuerpo a cuerpo para que el calor nos salve del frío.

—Extrañé tenerte conmigo. Dije acariciando su pelo.

—Yo te extrañé a vos y a todo lo que hacíamos. Dijo el con una sonrisa.

Me acerqué y le di un beso en los labios, quise despegarme pero el siguió el beso y empezó a tener más intensidad. Nuestras lenguas empezaron a encontrarse y nuestras manos iban por debajo de la cintura. Oliver se sentó sobre mi bulto que empezaba a marcarse toda sobre la tela.

—Con esto te voy a dar calor. Dijo y levantó mi remera, empezó a besarme el abdomen hasta llegar a mi boxer, lo bajó muy despacio y metió mi miembro en su boca. Mi cuerpo estaba acalorado por la excitación, las hormonas estaban al máximo, como nunca antes. Oliver seguía y seguía, y yo?. Apretando la sábana hasta que terminé. El se acostó a mi lado y así nos quedamos hasta dormirnos.

El sol estaba pegandome en la cara, ya era de día, miré mi celular, eran las nueve de la mañana, Oliver y sus ronquidos estaban al lado mío, me levanté muy despacito, fui al baño a lavarme la cara y bajé para buscar el desayuno. En el corredor estaba el chico de las cabañas de abajo, tenía un carrito donde estaba sirviendo el desayuno. Me acerqué a el y abrió los ojos al reconocerme.

—Ey, tu, encontraste a tu amado?. Preguntó con una sonrisa.

—Si pero lo maté, necesito que me ayudes a esconder el cuerpo. Dije sonando gracioso pero el no lo notó porque su sonrisa se transformó en una seriedad en todo su rostro.

—Es broma. Dije notando que estaba a punto de llamar a la policía.—Vine a buscar el desayuno, el está por el quinto sueño.

—Agarra lo que quieras, que lo pague todo el.

Agarré la bandeja y puse mucha variedad, este pibe come más de lo que yo leo. Subí las escaleras y entré a la habitación, Oliver salió del baño usando solamente un boxer negro, intenté no mirar su culo pero no pude, es muy tentable esa almohada que tiene atrás.

—Los ojos los tengo arriba, Apolito. Dijo Oliver notando que miraba el ya nombrado antes.

—Perdón, te traje el desayuno amor. Dije acercando la bandeja hacia el.

—Que haría yo sin vos. Dijo dándome un beso en el cachete.

En medio del desayuno, me llegó un mensaje, era mi madre, me pedía que vuelva a la ciudad.

—terminamos el desayuno y vamos. Dijo Oliver mientras comía un medialuna.

Apolo y OliverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora