CAPÍTULO CUATRO
🍁 la lista de pros y contras de america (2)Mi bolso voló por la habitación cuando lo arrojé desde la puerta y cruzó todo el dormitorio hasta golpear la pared y caer al suelo. El estruendo debió de haberse oído desde el piso de abajo, mi padre debió de haberlo oído, pero no dijo nada. Nunca decía decir. Me cambié la camiseta por una de manga larga y bajé a la cocina a por algo de comer cuando mi estómago pidió a gritos que necesitaba algo que no sea la comida asquerosa de la cafetería de la escuela.
Encontré... nada.
Otra que añadir a la lista de los contras: nunca hay comida en casa.
—Uh muero de hambre —dijo Mitch, llegando a la cocina. Se frotó las manos, entusiasmado como si le esperará un banquete de caviar y champagne, y su sonrisa se desvaneció a una mueca cuando me aparte del refrigerador y enseñé que su interior seguía vacío tal como la noche anterior—. Sip, es hora de hacer la compra —se rindió y cogió la billetera de la mesada para comenzar a caminar hacia la puerta.
Yo no me moví. Odiaba salir de casa y más odiaba ir al mercado.
—America —insistió con voz cantarina. Me lanzó una de sus miradas que daban pena a cualquiera y no tuve más remedio que seguirle el paso.
Al ser el último día de la semana escolar, el pueblo estaba con más movimiento que nunca. O, por lo menos, con mayor movimiento desde que llegué. Como era usual caminamos los metros hasta la plaza en silencio, mi padre saludando animado a todos los que se nos cruzaban y yo fingiendo que no los veía por estar centrada en cualquier cosa que esté al sentido contrario de donde llegaban.
Entonces llegamos al centro y fui abatida por una ola de calor cuando advertí que una incontable cantidad de personas se reunían en la puerta del mercado Doose. Me mordí la mejilla para no echar a reír de los nervios. No sabía si Taylor —cuyo nombre aprendí por mi «amigo» Jess— nos pilló haciendo el daño, pero Jess dijo que había noventa y cinco por ciento de probabilidades de que nos culpen a uno de los dos. En realidad, a él.
—Oh por Dios, ¿Qué pasó? —pregunté a Mitch, que se acercaba a meter la nariz en el asunto. Si me hubiera prestado un poco de atención en lugar del espectáculo hubiera notado mi actitud culpable.
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The reason | Jess Mariano
FanfictionAmerica Stratford vivió toda su vida entre guantes de seda y cócteles, pero cuando a los dieciséis años su padre aparece y la idea de pasar los últimos años de preparatoria con él en un pueblucho de Connecticut es puesta frente a ella, todo su mundo...