America Stratford vivió toda su vida entre guantes de seda y cócteles, pero cuando a los dieciséis años su padre aparece y la idea de pasar los últimos años de preparatoria con él en un pueblucho de Connecticut es puesta frente a ella, todo su mundo...
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CAPÍTULO VEINTICINCO 🍁Tres son multitud
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—Muévete —dije cuando el brazo de Jess fue una molestia e interfirió entre mi visión y el papel en que tenía todo mi enfoque. Por supuesto, propiné un golpe en su brazo (nada cuidadoso) que a duras penas le sacó una reacción.
Lo ignoré y seguí en lo mío.
¿Qué más debería añadir? ¿Algo de The White Stripes? ¿Tal vez Fleetwood Mac? ¿Queen? No era la mayor fan de Queen pero comenzaba a tomarle cariño a tan exitosa banda. Hice un repaso por las canciones que conocía y llegué a Brighton Rock.
La anoté.
—Tranquila, fiera —se apartó y rodeó la barra, ganándose una mirada mortífera que solo lo hizo sentir mejor consigo mismo al cumplir su cometido de romper mi paciencia—. De todas maneras, ¿Qué se supone que estás haciendo?
—Una lista de canciones —comenté. Si guardaba silencio no iba a terminar nunca con sus preguntas y yo no tenía tiempo y, claramente, paciencia—. Tengo un campeonato de animadoras el viernes y necesito buena música para ignorar a las demás chicas mientras viajamos los kilómetros hasta Boston.
—Déjame ver —Hizo el intento de quitarme el cuaderno y se lo arrebaté antes de que metiera su nariz en mis asuntos.
—Quita tus manos —lo cerré atrapando uno de sus dedos entre las hojas.
—¿Por qué tan agresiva?
—Es mi naturaleza.
—Ya lo creo —ironizó con la mano en el pecho como si le hubiese hecho una herida mortal.
—Mentira —Lo miré, no quería perderme su reacción—. Me llegó la regla y estoy de mal humor —mentí solo para verlo avergonzarse. Efectivamente la manera en la que arrugó la nariz y frunció las cejas me dieron la reacción que esperaba.
