CAPÍTULO DOCE
🍁 la culpa es de Pedro—Y bien... ¿Cómo te va en el instituto? ¿Eres el dolor de cabeza de tus padres o una buena alumna? —Kelly rompió el silencio.
Apenas llegaba del entrenamiento de animadoras, una práctica que se extendió por casi dos horas más de lo acordado, por lo que cuando salí del gimnasio, la noche y el frío ya estaba sobre mi cabeza. Estaba de pésimo mal humor, lo entendería de soportar a Janie hablar y hablar toda la tarde. Sin embargo, al llegar a casa, me encontré con el olor a comida que era la luz en la oscuridad.
Miré el plato ya casi vacío de comida frente a mi nariz y luego hacia la puerta esperando que Mitch regresara de acomodar su coche que, según Taylor Doose, era una molestia en la orilla de acera.
Hace dos semanas nos convertimos en un hogar de tres, o como algunos le llamarían, una familia. Dicho término nunca tuvo una definición específica en mi diccionario personal, no cuando nunca sentí ser parte de una familia tradicional americana. No sabía cómo actuar, tampoco que hacer alrededor de una mujer que a simple vista podía ver que significaba mucho para Mitch.
Pero lo intentaba.
En los pasados días, Kelly buscó con todas sus fuerzas sacar conversación, hablándome de su vida, preguntándome sobre la mía. No me desagrada, simplemente todavía encontraba incómoda nuestras conversaciones. O a lo mejor, seguía esperando que sacara su lado malo, no lo sé.
—Nunca tuve problemas con el instituto, no me es difícil —Fui honesta y proseguí—: Tampoco podría decir que soy una sabelotodo, pero si soy una alumna aplicada, no me gusta reprobar o no entender un tema por muy aburrido que sea.
—Oh, eso es bueno —respondió, asintiendo con la cabeza en lo que llevaba un poco de pasta a su boca. Sus rizos espectaculares brillaban bajo la luz del comedor. De repente, comenzó a reír—. Yo fui un verdadero dolor de cabeza para mi padre, no sé por qué lo hacía, tal vez intentaba llamar su atención. Éramos solo él y yo.
—¿Cómo llegaste a convertirte en médica pediátrica?
—Simplemente me enamoré de la medicina, no existe un porqué, a menos no uno que yo pueda dar. Ahora amo lo que hago y eso me hace feliz así que es suficiente.
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The reason | Jess Mariano
FanfictionAmerica Stratford vivió toda su vida entre guantes de seda y cócteles, pero cuando a los dieciséis años su padre aparece y la idea de pasar los últimos años de preparatoria con él en un pueblucho de Connecticut es puesta frente a ella, todo su mundo...