CAPÍTULO DIECIOCHO
🍁 Uno en un millónDe la misma manera en la que recuperé el aliento del susto, volví a perderlo. Todo en su segundo. Este se esfumó al pronunciar el nombre del chico que tenía ante mis ojos.
La ciudad de Nueva York podría ser una isla pequeña para quienes la habitan, sin embargo, no le dicen la jungla de concreto por nada. Y es que es increíblemente enorme por dentro. Tan grande que la posibilidad de encontrar a Jess, y que él me encuentre a mí, era ridícula.
Aun así, el universo nos convirtió en uno de un millón.
—No, Peter Pan —replicó. El reproche en su tono me pinchó y pese a que hace unas horas de tenerlo en frente mi primera reacción hubiera sido darle una bofetada, mis sentimientos eran contradictorios.
Reí, una risa baja y melódica, que duró poco. Salté hasta estar lo suficiente cerca de él para poder estrujar su camiseta con el puño y acercarlo a mí.
—Jodido idiota —lo insulté y volví a tirar de la fábrica de su remera. Nuestros pechos colisionaron y lo abracé fuerte, con maldad y cariño escondido. Puede que haya confesado a los cuatro vientos algunas cosas, eso no significaba que se emitirá al sujeto en cuestión.
Ni de broma.
No lo escuché reír, mas su pecho vibró sobre el mío y luego sentí sus manos envolver mi cintura de la manera más delicada y apretada posible. Delicadeza que no sabía que el bruto ese portaba.
—¿Jodido idiota yo? —Se molestó cuando nos separamos y todo su aroma se esfumó de mi nariz—. ¿Y tú qué? Tonta impertinente, ¿Acaso sabes dónde estás? ¿Sabes la hora que es?
—Sí, sí y sí —repliqué—. ¿Qué haces tú aquí? ¿Cómo supiste donde estaba? ¿Me pusiste un rastreador?
Viró los ojos.
Nunca me alegré tanto por que lo hiciera.
—La loca de tu amiga me llamó. Ni siquiera sé cómo consiguió mi número, debe de haber husmeado en la guía. ¡Qué sé yo! En fin, lo hizo y me dijo de una manera ensordecedora que estarías aquí. Tuviste suerte porque si hubiera estado durmiendo...
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The reason | Jess Mariano
Fiksi PenggemarAmerica Stratford vivió toda su vida entre guantes de seda y cócteles, pero cuando a los dieciséis años su padre aparece y la idea de pasar los últimos años de preparatoria con él en un pueblucho de Connecticut es puesta frente a ella, todo su mundo...