(Novela: Boys Love) +21
COMPLETA
Entre acuerdos de paz y tensiones políticas, Zov el reservado menor de la princesa de Teorvek, se encuentra atrapado entre su pasión por la danza y las expectativas monárquicas. Cuando Krooz el carismático príncipe...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El Artie está localizado en el interior de un invernadero con un jardín exterior y uno interior que es una réplica de una selva. Tiene palmas, musgos en las paredes de piedras y sobre las fuentes, hay caminos empedrados y extensos, y todo el sitio costa de rincones dispuestos de mesas con sillas. Nosotros nos ubicamos en un espacio de muebles y una extensa mesa junto a un bar.
Quise abandonar la idea de venir. Estuve tentado todo el camino planeando una excusa para huir de manera educada. Sin embargo, cargo tres problemas a mi alrededor: Aks, Torrance y Zutsi.
Además de ser mis compañeros en la escuela, lo son también en la academia Borks.
Aks es la que más cerca está de mí, ella ensaya conmigo para la obra del bosque y hace un personaje secundario muy importante, por lo cual está muy interesada en cualquier adelanto de horarios para ensayar; no puedo fingir con ello.
Torrance practica el chelo y yo el violín. No tenemos ensayos hasta dentro de una semana.
Y Zutsi, bueno, ella suele asistir a las clases de danza contemporánea; claro cuando no está ocupada con Torrance o haciendo de su tiempo quien sabe qué. No obstante, tampoco tengo manera de fingir; sabe a qué hora empiezan nuestras clases.
Me hundo el sofá de cuero, incapaz de huir. Miro a todos sentarse cómodamente. Espero se vuelvan incapaces de sentir mi presencia. No deseo tener que aportar algo de diálogo mientras Krooz se encuentre presente.
—¿Pedimos? —Claro que Torrance es el más emocionado aquí. Se servirá hasta quedar empachado y eso lo solucionará yendo al baño.
Desde que lo conozco ha tenido la complexión delgada, y aunque trague a montones, siempre se mantiene en el mismo peso.
Todos excepto yo toman las cartas sobre las mesas y revisan el menú de la tarde. En tanto discuten sobre que ordenar, yo me distraigo jugando con el bordado de mi suéter, incapaz de mantenerme tranquilo.
Ellos están acostumbrados a que no suela pedir comida y a que tampoco coma junto a ellos. Como digo, vengo aquí o salgo con ellos por simple elección, y es que no quiero estar en casa.
Aunque, por supuesto hay alguien aquí que no está al tanto de eso.
—¿No pedirás comida?
—No tengo hambre. —No tengo la necesidad de verlo, sigo jugueteando con mi bordado.
—Acaban de salir de la escuela, es...
—Vine comiendo. —Esta vez sí lo veo—. Además, eso no te importa. —Cargo todo mi enfado al hablar, pero eso al parecer no le afecta—. Encárgate de tu propia comida.
Los demás no se inmutan, están acostumbrados a mi temperamento.
—Estoy listo para pedir. —Torrance llama a un mesero y empieza a dictar su exagerada orden.