Al bajarme del auto, el frío del invierno me congela la cabeza, y obligado tengo que regresar al interior a buscar el gorro bombardero. En Teorvek la mayoría lo usa porque las temperaturas bajan tanto que ya ni la lana es suficiente para calentar.
—A la mitad del camino el cerebro te va a dejar de funcionar.
El tonto de Krooz no lleva nada sobre la cabeza, y tiene las orejas tan rojas que bien pueden ser dos rodajas de tomate.
—Conseguiré soportar un día de invierno.
—Como quieras.
No es mi problema si mueres antes de la presentación.
—¿Por qué hay una feria en esta época?
—Porque siempre está aquí —le comunico—. Nunca cierra y las ganancias suben para estas fechas. Aunque no todos los juegos funcionen, hay algunos que están hechos especialmente para esta temporada.
—¿Cuánto tiempo pasabas aquí?
—Cada fin de semana de toda mi niñez.
—¿Es la primera vez que regresas?
—Sí. ¿Te defraudo? —pregunto en broma—. No soy nada divertido, si quieres lugares increíbles donde montarte una aventura, conmigo no lo tendrás.
—Uh, no es necesario. —Se relame los labios—. Contigo puedo montarme una aventura donde sea.
Creo que las palabras vienen con doble sentido, pero prefiero ignorarlo por mi tranquilidad moral, o sonaré como un urgido que malinterpreta todo. Además, aunque deba repetírmelo mil veces, Krooz no es como yo. Usa sus bromas solo para molestarme.
Ambos perseguimos el camino hacia la entrada donde niños pasan brincando alegres e hiperactivos, deseando poder subirse a todos los juegos posibles y gritar sin parar. Lo deduzco bien porque mi primera vez en este sitio fue de la misma manera.
El sitio no ha cambiado mucho. Las tiendas siguen siendo de franjas blancas y rojas, el olor de la comida rápida aún flota en el aire, aunque ya no me causa el mismo efecto. Tras entrar en la academia, este sitio fue perdiendo color para mí. No solo porque ya no podía disfrutar de la comida a montón, sino que mi mente se había ocupado en comportarse de otra forma, y estaba preocupado por conseguir resaltar sobre la competencia. Tanto así, que dejé de sentirme como un niño, y cuando volvía a montarme en un juego, la chispa ya no destellaba.
Yo fui el culpable de apagar el brillo de mi niñez, yo y ellos en una gran parte. Pero al final este lugar fue tan gris que lo dejé de asistir por la inmensa tristeza que me embargaba al verlo.
—¿Cuál era tu juego favorito?
—¿Y si mejor lo adivinas?
Porque no tengo antojo de contarle nada respecto a mí y a la conexión que tuve con este parque.
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El cisne y el príncipe
Romance(Novela: Boys Love) +21 COMPLETA Entre acuerdos y alianzas, los herederos de Ledya y Teorvek se ven arrastrados hacia un deber trascendental. El primer encuentro en familia insinúa una relación llevadera, pero las apariencias pueden ser engañosas...