Despierto por el ruido de la radio que ha dejado de emitir canales y ahora solo existe un pitido fastidioso. Me remuevo en la cama y noto que traigo la ropa de la noche anterior.
Hice un estúpido berrinche de celos en mi habitación y terminé quedándome dormido.
Todavía no es de día por lo que aprovecharé para arreglarme mientras todos duermen. Lo haré simplemente para tener algo con lo que ocuparme. Porque no pienso salir de esta habitación hasta que regresemos a Gienven.
Tras ducharme y volverme a colocar otra ropa, analizo mi rostro en el espejo. Las profundas ojeras nunca desaparecen y es algo que odio, pero no es lo peor de mi cara. Me paso el cepillo por el pelo para peinarme el fleco y ocultar el pasado que me marca la frente.
Aunque Krooz ya lo sabe, mi cicatriz no es algo que ha visto aún.
Las horas empiezan a pasar y yo me mantengo dentro de esa habitación. Trato de jugar con Zooz para entretenerme, escucho la radio y cuando salta la ridícula canción que Krooz cantó en el auto, no puedo evitar pensar en él.
Enojado camino para tomar la radio y luego me dirijo a la ventana para abrirla y arrojar fuera el maldito aparato. Este cae estrellándose sobre la nieve, pero sin dañarse en absoluto.
Soy un cobarde. Y un idiota.
Él no debe de tener la menor idea del porqué anoche actué de aquella manera.
Y... ¡Maldita sea!
Incluso el que tomó la decisión de aceptar que era celos, fui yo, el que se encerró, fui yo. Él debe estar confundido. Ni siquiera pude decirle que acepté quedarme a Zooz. Ni siquiera pude hablarle.
Y ahora intento mantenerme distanciado cuando no debería ser así. Porque él no me debe nada, el respeto se lo debo yo, y ya empezaba a traspasar la línea de lo correcto.
Jamás me había ocurrido esto de actuar como un imbécil y ahora me sale de maravilla.
Entre volteretas en mi cama y juegos con Zooz el reloj marca a las siete, y es justo cuando alguien toca mi puerta.
—Son vacaciones. ¿No tengo permitido dormir hasta pasadas las ocho? —suelto con pereza.
Zooz camina hasta mi cara colocándose encima por enésima vez. Pero es tan peludo y tierno que no puedo evitar permitirle eso y más.
—¿No vienes a desayunar?
¡Mierda, es él!
Dejo caer mis piernas que estaban colocadas en la pared, y empiezo a moverme para meterme bajo las mantas. Rato después Zooz empieza a maullar al no verme.
—No tengo hambre —respondo fingiendo un bostezo—. Aún tengo sueño.
—¿Puedo pasar?
—No.
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El cisne y el príncipe
Romance(Novela: Boys Love) +21 COMPLETA Entre acuerdos y alianzas, los herederos de Ledya y Teorvek se ven arrastrados hacia un deber trascendental. El primer encuentro en familia insinúa una relación llevadera, pero las apariencias pueden ser engañosas...