14. Celos

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Los gatos Vedmian son felinos salvajes nativos de las montañas

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Los gatos Vedmian son felinos salvajes nativos de las montañas. No suelen aparecer cerca de lugares donde hay gente y si lo hacen usan su pelaje blanco para camuflarse en la nieve.

Después de horas no logro encontrarle una razón a la manera en cómo fue herido, puesto que tenía una mordida en el muslo.

Los lobos son sus más grandes amenazas, pero como mencioné, ellos no pertenecen a esa zona. Quiero llegar a la conclusión de que lo hicieron ellos para así darle una explicación. Sin embargo, también me preocupa que un cachorro estuviera solo y que sus patas no concordaran con el tamaño de las huellas.

—¿No encontraste nada cerca? —le pregunto a Krooz.

Luego de que rescatáramos al gato Vedmian, pretendía revisar los alrededores para buscar a su madre. Quizá ella igual pudo haber sido atacada.

—Me encargué de buscar lo más cerca posible.

El me sigue asegurando no haber encontrado a otro animal cuando llegó.

—Bueno, quizá si estaba solo.

—Estás muy encariñado para la forma en como rechazabas a los animales —comenta Dove.

Levanto la mirada. Krooz tiene una cara de disgusto, pero a mí no me ha hecho mal el comentario.

—No creo que quiera dejarlo...

—Es un animal salvaje, señor. Tendrá que dejarlo en el refugio.

—No tienes por qué hacerlo —contradice Krooz.

Bajo la vista otra vez. El pequeño gato está dormido en mi regazo, ahora tiene su muslo curado gracias a Dove, quien también es un excelente doctor. Para gracia mía recuerdo otra vez que intentó bañarlo y solo consiguió rasguños de parte del Vedmian.

—Es un salvaje —insiste otra vez.

—No con Zov —dice Krooz—. Incluso Zooz no se opuso a que él lo bañara. Se lo puede quedar.

—¿Por qué están decidiendo eso? —pregunto.

—Porque el gato no debe estar cerca de usted.

—Porque él debe estar contigo.

Ambos se miran en un duelo de desacuerdo silencioso que acaba en dos segundos.

—Debo hacer lo correcto.

—¿Y eso significa? —inquieren ambos, inclinando su cuerpo hacia delante mientras esperan mi respuesta.

—Entregarlo al refugio.

—Muy bien señor. —Dove está complacido con mi decisión.

Por el contrario, Krooz vuelve hacia atrás recostándose en el mueble.

—No importa —habla indignado—, yo sé aceptar una respuesta.

—¿Y por qué me acaba de hacer una mueca, alteza?

El cisne y el príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora