11. Océano tranquilo

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Soy cuidadoso al tocar algo, delicado para no arruinarlas

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Soy cuidadoso al tocar algo, delicado para no arruinarlas. Me gustan las texturas y las distintas temperaturas. Puedo tocar cualquier cosa como una persona común lo hace. Pero no me permito entrar en contacto con algunas en específico, y para ellas no existen excepciones.

Como la nieve.

No la que está regada por todas partes, solo la de una zona en especial.

Creo que no es solo por la nieve, es todo el sitio en sí.

No me permito tocar cosas en ese lugar, mucho menos estar ahí.

Y esa noche lo hice.

Las toqué, las pisé, las respiré, las adquirí mediante todos mis sentidos.

La pérdida de un animal pude resultar menos dolorosa que una humana, o eso es lo que me decían.

No se supone que debía llorar, un animal no lo vale. ¿Cómo le explicas eso a un niño? ¿Cómo le puedes decir que hacerlo es innecesario? Porque no lo entendí.

Recuerdo que alguien me dijo que tenía que dejarlo ir y comprender que solo fue una travesura de niños.

¿Quién me comprendió a mí? ¿Quién se preocupó por lo que sentí? Es ridículo que yo deba comprender lo que los demás sintieron, pero no lo que yo sentía.

Y me hicieron creer que el dolor se iría después de aceptarlo. Pero fue una mentira. No se fue después de que aceptara las disculpas de quienes me dañaron, mucho menos recibieron un castigo. No se fue. Solo hizo que me hundiera. Y eso era lo que buscaron hacerme en un principio, hundirme.

Me orillaron a esconderme, a tener miedo, a quedarme callado y presionarme a desistir.

Pensé en hacerlo. Pensé en morir de verdad.

Odio recordar el día.

Ese día que salí de casa para asistir a la escuela.

La escuela planeaba un paseo. Un paseo al lago. Un lago en invierno, Un invierno frío. Un frío que me dejó desolado.

Yo escapé un rato, para pasear a Apestoso cerca del lago. Había llevado mis patines, pero no planeaba patinar en absoluto, solo quería observar el hielo mientras le decía a mi gato:

—El hielo me parece extraño.

—¿Por qué? —me preguntaba yo mismo fingiendo ser la voz de mi gato.

—Porque solo es agua y parece inofensiva, pero si te quedas mucho tiempo se enfadará y te atrapará hasta volverse sólida, entonces te encerrará. Actúa como una cárcel, como una prisión.

—Me parece extraño que atrapé a los peces. ¿Por qué querría encerrarlos dentro?

—No los quiere encerrar, solo los protege de quienes pueden traspasar el agua.

El cisne y el príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora