30. Mentira

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A pesar de haber pasado toda mi vida aquí, parece que aún existen sitios que jamás terminé de explorar por completo

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A pesar de haber pasado toda mi vida aquí, parece que aún existen sitios que jamás terminé de explorar por completo.

—No recuerdo que sea claustrofóbico.

—No lo soy —respondo, observando el angosto callejón—. Pero ¿qué posibilidad hay de que no nos quedemos atrapados ahí? —Señalo el oscuro pasaje.

En los años de entrenamiento que Dove pasó para convertirse en una Sombra, se especializó en varios aspectos que hasta el momento desconozco. Recuerdo como solía aparecer y desaparecer de la nada. Nunca comprendí esa habilidad, incluso llegué a pensar que se desvanecía tras el humo. Sin embargo, ahora, al ver este callejón tras una columna, lo entiendo perfectamente.

—Cientos de hombres pasaron por ahí. —Él es el primero en entrar. Se coloca de costado—. Al final tiene que cerrar usted, solo mueva la manija y la columna se cerrará.

Esta situación no me da buena espina.

—Tenga. —Me entrega la pistola—. Lo cubriré con esto —menciona antes de mover un bloque de la pared.

Ingresa su mano en el agujero y lo veo retirar un gran fusil que luego sostiene con mucha habilidad.

—¿Por qué no sabía de esto?

—Incluso algunas cosas debían ser secretas para ustedes. Debemos avanzar, señor.

—Sí. —Hecho un último vistazo al pasaje. Apenas queda un poco de luz dentro de la casa, al ingresar ahí lo único que me ayudará a guiarme será el sentido de mi cuerpo. —Zooz ve tras de mí.

Ingreso colocándome de costado con ambas paredes a unos centímetros de mi cuerpo. Tras cerrar la pequeña parte removible de la columna, la oscuridad empaña mi visión.

—¿A dónde se supone que nos llevará este camino?

—Está localizada en todos los alrededores del palacio. —La voz de Dove se escucha lejana; entonces comprendo que ya ha comenzado a andar.

—Ni siquiera he escuchado que te has movido —admito, impresionado.

—Es parte de mis habilidades —dice orgulloso.

—Y bien, ¿cuánto tardaremos en salir y en dónde?

—Atravesaremos dos salones hasta encontrar el corredor exterior en la parte trasera de la casa. No se preocupe, lo guiaré hasta allá y yo me encargaré de salir para revisar...

—Hay soldados fuera —espeto alterado.

—Por esa razón —aclara—. Lo haré yo primero para asegurarme de que usted pueda salir. Si yo caigo... La única alternativa será que se quede dentro.

—Pero... pero... Yo no quiero que mueras.

—Yo sí. Es un honor para mí. Si debo protegerlo hasta que caiga, lo haré.

El cisne y el príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora