28. Confesión

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Sé que la situación no debe dominar mi comportamiento, pero las emociones son tan fuertes que me lanzan

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Sé que la situación no debe dominar mi comportamiento, pero las emociones son tan fuertes que me lanzan. Por suerte es para huir del lugar y no para detener el acto.

Principio andando como si nada, en tanto huyo a refugiarme lejos.

No me interesa saber la continuación de este evento, he acabado aquí y ya ofrecí mucho de mi dolor.

Escapo hacia la entrada, andando cada vez más rápido a medida que dejo de estar bajo el centro de atención de las personas y luego procedo a doblar en una esquina para internarme en los baños. Abro el grifo para recoger agua y mojar mi cara, en tanto trato de recuperar el aire.

El golpe en el pecho fue seco y acertado, me debilitó de manera inmediata, provocando que el recelo se expandiera en mí.

Puedo deducir lo que ocurrirá luego y no quiero verlo. No me importa saber, prefiero desconocer la realidad.

Si llega a besarla es un acto que nunca quiero conocer.

Dijo las mismas palabras que usó para describir lo que sentía por mí, que, ilusamente, llegué a considerar, se refería a mí.

Continúo respirando de manera rápida y profunda. Buscando tranquilidad, pero me es imposible. El dolor me sigue ahogando.

Bien, la decisión la tomé yo y no puedo culparlo. Debo ser maduro y afrontarlo de la forma más pacifica posible.

Ya sé que lo debo hacer, pero esta noche no podré escapar de ese sentimiento.

Regreso a la salida para abrir la puerta. La mejor manera de superarlo es darle tiempo y eso debo hacer ahora.

—Zovin. —Doy un brinco cuando me encuentro con Aks parada frente al baño—. ¿Por qué te fuiste?

—Necesitaba orinar.

—Es lo que le dije.

Zutsi y Torrance aparecen desde la esquina de la pared.

—Es que, bueno. Queríamos preguntarte que harás después.

Refugiarme en la miseria.

—Nada.

—Perfecto —celebra Zutsi—. Hay que ir a la fiesta de compromiso de tu hermana.

—Ni loco —espeto con molestia.

—No, en verdad ese no es el plan. Solo robaremos licor y podemos ir a cualquier parte a embriagarnos.

—¿Por qué tienen tanto interés en beber?

—Pregúntale a la alcohólica de Aks —dice Torrance.

Ella se enaltece de molestia mientras lo mira de mala manera.

—Bueno. —Resopla—. La última vez, resultó divertido.

—Y Zov casi muere.

Y justo hoy tengo ganas de morir.

—Bien —contesto—. Iremos.

El cisne y el príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora