5. Mirada y rencor

4.1K 521 269
                                    

Las dos semanas se pasaron volando, entre ensayos y visitas a la casa de Talek

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las dos semanas se pasaron volando, entre ensayos y visitas a la casa de Talek.

Activo los limpiaparabrisas cuando veo las gotas grandes chocar en el vidrio, aumento la velocidad antes de que empeore y me pueda quedar a medio camino.

La casa está ubicada al norte de Gienven, pero sin entrar en Tomvark, cerca de donde nacen las colinas nevadas.

Es un lugar perfecto, ya que está bastante alejado de la ciudad. Aquí no podemos ser atrapados.

Es jueves y la escuela nos concedió un permiso especial para los participantes de la obra. Practicamos durante la mañana y en la tarde tuve que perfeccionar mi baile para la presentación del cumpleaños de mi madre; es la única en la que actúo solo.

Queda un día para que la nieve empiece a caer en todo Gienven y con ello también se avecinan las fiestas blancas.

Oh, no es todo. Estoy olvidando otra cosa más, la cual es primordial para absolutamente todo el reino.

El compromiso de Eidriene se dará a conocer en esas fechas, así que los ensayos de su numerito memorativo deberían haber iniciado la semana pasada. Sin embargo, parece que su prometido se estaba echando para atrás. Bueno, quizá no de esa manera.

Ni ella mismo comprende que le ocurre.

Desde que discutimos o platicamos en la piscina, Krooz no volvió aparecer frente a mí ni un solo día. Y sí, que suerte. Pero no lo he visto ni de reojo en el palacio. Sé que está ahí, porque Eidriene me lo confirmó. Pero al parecer agarró un malestar del cual no se ha recuperado en esas dos semanas.

Aunque, para mí es un alivio.

Los portones se abren de manera automática cuando ingreso en la pequeña residencia, luego termino de detenerme a fuera del garaje.

Para evitar alguna sospecha, Talek y yo tomamos caminos diferentes y salimos en horas distintas.

Cierro la puerta y me cubro bien con el abrigo, el frío se está apresurando.

Estoy a punto de introducir la llave en la cerradura. Sin embargo, la puerta se abre antes de que consiga hacerlo.

—Tienes la nariz y los labios rojos. —Talek aprieta mi rostro, me planta un beso en los labios y luego me lleva al interior de la casa—. ¿Tienes frío?

Escucho que cierra la puerta.

—Por algo estoy tiritando —suelto—. Detesto el frío.

—Pero te gusta el invierno.

Baja su cabeza y me besa, con algo de delicadeza.

—¿Quieres que te caliente? —susurra sobre mi boca.

—Bien, tal vez no detesto tanto el frío.

Él sonríe y vuelve a besarme, esta vez con más pasión y rapidez.

El cisne y el príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora