Imparable

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Escuché tres golpes leves en la puerta y me levanté como un rayo a abrir solo un poco.

Por un ojo vi que solo había una mano extendida hacia mi, grande, delgada y de muculos fuertes. La tome y Taehyung la estrujo un poco. No me dijo nada más mientras me llevaba por el pasillo. Habia cierta delicadeza y seguridad en su forma de tomar mi mano. Era mas evidente ahora que había regresado.

No me atrevía a decir nada por miedo de empezar a llorar sin consuelo.

— Es muy contagioso y peligroso, propongo quedarnos en tu departamento esta noche. — su voz era tranquila y yo no levante mis ojos de la alfombra. — solo para ver si se desarrolla la enfermedad, también tendremos que cambiar nuestras ropas.

— Los demás se van a preocupar...

— Voy a llamar a Jimin mientras tu entras.

Ya habíamos llegado a la puerta doble, el roble oscuro que tanto recordaba en mi adolescencia.

— ¿No vas a entrar conmigo? — le pregunté manteniendo la suavidad en mi voz.

— Es tu privacidad.

— Nada de lo que voy a hablar con él es un secreto para ti, puedes saberlo.

— No. — su tono fue más autoritario y el reflejo en sus ojos era de instinto. — hay cosas de su relación que no quiero escucharle dar más excusas, que no debo sentir compasión por su situación.

— Estas insinuando que lo voy a perdonar muy fácil...

— No puedo influir en lo que sientes por él, pero yo sé que no lo voy a perdonar. Voy a seguir cargando con esto hasta que muera.

— ¿Y por qué no lo mataste? — mi pregunta lo tomó por sorpresa, sé que tembló debajo de la palma de mi mano. — tuviste la oportunidad, tuviste mi aprobación... el apoyo de todo un país.

El no pareció pensarlo mucho, parece que la respuesta era muy obvia y el sentía que se desgastaba con decirlo en voz alta.

Aun así su voz no perdió la delicadeza de las flores, como si acariciara mi mejilla con cada palabra.

— Porque su alteza aún tiene un par de palabras que compartir con él.

Yo solté su mano y sin mirar atrás abrí las puertas, dejándolas cerradas en su cara.

Intente tranquilizar mi respiración y la luminosidad de esta habitación me dejo ciega por un rato. Estaba acostumbrada a lo sombrío del pasillo. Mi corazón quería salir de mi boca, abrir las puertas y huir con Taehyung a un reino donde no tenga que enfrentarme a mi padre. Postrado en una cama, vendas en sus brazos y cuello. Su piel estaba grisácea y sus ojos un poco desenfocados en el techo. Su cabello era una maraña de cabellos negros con canas, su rostro se veía un poco inflamado.

Estaba esperando una muerte que no iba a llegar pronto.

— Padre...

— Iseul, quédate ahí. — me advirtió con una voz hueca.

Antes él se ganaba el apoyo de todos con su carisma. Ahora parecía más un cadáver.

— No me voy a infectar, voy a estar bien... Taehyung está en la puerta. El no dejaría que me infectara. — murmuré caminando hasta quedar frente a la cama doble, las sábanas de seda verde. — ¿Como esta? ¿Tiene mucho dolor? Solo hace poco me enteré de lo que sucedía y decidí desobedecer lo que me dijo. Sobre alejarme de usted.

— Ya no duele, perdí el gusto y los sentidos. Es extraño... pero sé que tú sabes más del dolor que yo.

— No diga eso. Soportar el dolor no es una cualidad.

𝕮𝖗𝖚𝖘𝖍 εїз KTH⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora