Está de regreso al presente, el pasto húmedo que se movía con la poca brisa fresca y los grillos que resonaban entre la madera. Cuando abrí mis ojos no reconocí el lugar donde estaba. Era el negro oscuro del sueño... una noche sin luna o estrellas, solo robles en un negro más profundo que el ónix.
¿Siquiera seguía en Corea?
Los gritos hacían eco en mis oídos, aunque no había nadie cerca gritando, mis ojos sin poder cerrarse se llenaban de humedad incluso más alta que el ambiente. Era verano, pero sentía que me congelaba con cada respiración. El crujir de unas ramas a unos metros me advirtieron de que no estaba sola y muy probablemente en peligro de algún depredador del bosque. Me concentre en el detalle de los troncos, las hojas debajo de mis manos y aunque no podía cerrar mis ojos para concentrarme, aquel sonido de pies corriendo sin descansar un rato ahora no dejaba mis oídos.
Cuando pensaba en las posibilidades de levantarme una luz perpendicular ilumino mi rostro dejándome ciega por momentos. La persona la movió a ambos lados, su voz en un murmuro angustiado, pero yo no seguí la luz. La voz era un murmullo y a la vez el reclamo de alguien exaltado.
— ¡Unnie! ¡Hemos estado buscando por ti toda la maldita semana! — parece que dejo caer algo por el sonido de un peso cayendo al suelo y espantando los grillos. — ¿no tienes frio? Estas congelada... lo siento tanto. ¡Maldición! ¡Pareces un jodido cadáver!
Era sin duda la voz de Dojin. Sus cabellos rojos desaliñados por el viento y el cuero de su chaqueta cayendo sobre mis hombros desnudos.
¿Una semana? ¿Había estado atrapada en mis propios recuerdos una semana entera?
— ¿Do-donde estoy? — murmure con dificultad mientras ella sacaba agua de su bolsa y me hacía tomar.
— Suwon. Hay una pelea muy cerca de aquí... con el maldito hermano que tienes es suficiente pero ahora consiguió a autómatas imposibles de matar. La luz a lo lejos es fuego. Si puedes ponerte de pie iremos a casa para que te revise un doctor.
— Pero tú no te perderías la pelea...
— La pelea y una mierda. — dijo entre dientes mientras me abrazaba con fuerza, sus manos callosas peinaban mi cabello, se frotaban en mi espalda dándome calor. — nunca voy a dejarte de nuevo por una maldita pelea, nunca abandonaría a unnie de nuevo. Jure nunca hacerlo.
Creí que sus brazos me asfixiarían, pero era ella la que dejo caer lagrimas que caían en mi sien, rodaban mis mejillas hasta mi cuello.
¿Qué tanto había visto en sus recuerdos? No me dio tiempo de preguntar porque alguien más se acercó con una linterna. Era Nanhee. Me vio de reojo y susurro unas palabras de alivio mientras me ayudaba a ponerme de pie. Aunque no me dio un abrazo fuerte sentí la caricia de sus ojos en los míos cuando cruzamos miradas. En la noche era muy parecida a aquel grupo de cazadores de demonios que recorrían la ciudad forrados en cuero y armas.
— Yo las voy a cubrir mientras salen de aquí.
— Yo puedo pelear. — palmee con mi mano libre mi cintura, tenía la misma ropa que tenía antes de entrar a esa casa. — ¿Dónde están mis cosas?
— No vas a pelear...
— Pero-
— Lo están manejando mejor que nunca. — Dojin insistió arrastrándome por todo el borde del bosque, hacia una carretera llena de autos olvidados.
— Yo sé que si... pero deben necesitarme. No seré un estorbo.
— Nunca has sido un estorbo, unnie, pero todos estamos muy preocupados por ti para dejarte lidiar con autómatas invencibles que despertaron de una maldita incubadora. Estarán más tranquilos cuando estemos las dos en casa.
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𝕮𝖗𝖚𝖘𝖍 εїз KTH⁴
Fanfiction❝Por mas que intente despertar, mis sentimientos no cambiaran. (No puedo controlar mi corazón) El solo sigue sus latidos❞ Es la historia entrelazada en otras miles, donde el amor de una bestia por su dueña traspasa las barreras del tiempo y la muert...
