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Parecer

— ¿Por qué hiciste eso?

Podría jurar era la quinta vez que Miwoo preguntaba lo mismo en la última hora. Yo la ignore a paso más rápido del usual, debía llegar al grupo de rescate más pronto que Raeki y ella me ganaba por años en entrenamiento.

— Yah, no voy a seguir con esto si no me dices que sucede. — Me detuvo con su mano en mi brazo.

— Entonces no sigas con esto y vete.

Yo tenía cierta forma de dejar salir mi enojo, que simplemente nadie sabía que estaba enojada hasta que hablaba.

— Yan, estás demente.

— Si, tal vez un poco... pero perdón por pensar que mis actos eran obvios. Si se alarga esta batalla absurda Junmyeon se va a aburrir y no tengo que ser bruja para saber que hará con todos. — el me lo había dicho de forma muy clara, si no había un ganador pronto, debía entonces intervenir. — es obvio que no van a ganar, dejarlos aquí es condenarlos a un futuro peor que un par de heridas. Debía hacerlos retirar.

— Eso lo entiendo, al menos creo entenderlo. ¿Pero por qué obligarlos tan violentamente? Incluso no entiendo como fuiste capaz de dejar ciega a Baerin-ssi. Creí que eran amigas.

— De este lado no tengo amigas y conozco muy bien a nuestros enemigos. No te preocupes por los demás... van a sanar más pronto de lo que crees.

— Solo quiero que sepas que esto no estaba en el plan.

Yo di un suspiro antes de verme de cara con el grupo de personas, en ese laboratorio debía admitir no quedaban muchas personas. La mayoría había decidido huir al norte o vengar a su manera. Los pocos que quedaban no podían salir por un software de seguridad que se instauro al comienzo de la era degenerativa.

Aunque tenían suministro de comida sin duda habían pasado un mal rato todos estos meses, a la expectativa de quien sería la persona que los dejaría salir.

— ¿Encontraron a alguien conocido? — intente suavizar mi voz con las máscaras que me veían con un poco de miedo.

— Yo... encontré a mis hermanos. — una mujer en sus treinta me dijo escondiendo a sus hermanos detrás de su espalda.

Tuvo que haber sido bastante emotivo.

— Bueno, sabes las condiciones. Tienen dos opciones desde ahora: se van a la ciudad a un refugio temporal o me siguen a otro lugar más lejos de aquí.

— En realidad, señorita Dal, mis hermanos y yo queremos quedarnos con usted. — fruncí mi ceño por la forma tan deliberada en que lo dijo. — no nos gusta deberle a los demás y creemos que seremos de más ayuda de este lado. Ayudando a los demás a encontrar a sus seres queridos.

— Primero, yo no ayudo a nadie y segundo, no necesito a tus dos hermanos de este lado.

— Yo lo sé... pero usted nos ha salvado de lo que paso allá afuera. Sea su intención o no, hemos podido morir ahí en la primera línea.

Quise reírme, en realidad, de todas las cosas que había visto estos días esta era la más inesperada. Entendía el corazón de la mujer hibrida, ya no podía regresar al océano y sus hermanos estuvieron encerrados por meses, pero ¿Ella creía que estaría mejor de mi lado? ¿Acaso aun no confiaba en que sería libre?

— No los he salvado de nada. Pueden irse con tranquilidad... ni yo ni Junmyeon volveremos a estar frente a ti o tus hermanos. — intente convencerla de irse.

— No. Aun nos falta una última cosa...

— No hay una tercera opción.

— Nos iremos con Junmyeon entonces. — dijo uno de sus hermanos.