Promesa

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"Si debo convertirme en un obstáculo en tu camino, voy a ser el muro más alto en tu camino"

Las palabras se repitieron en mi cabeza mientras volvía a hundir el botón pidiendo el ascensor. Cuando abrió sus puertas agradecí en silencio, estaba vacío y pude acomodarme en la esquina alejada. Los ojos inyectados de rabia en Taehyung estaban en mis parpados cada vez que cerraba los ojos.

Mi mano inconscientemente fue hasta mi cuello, intentando alejar la soga que me impedía respirar. Era un hilo casi tangible.

— Haz que termine rápido... — susurre sintiendo mi piel más fría al tacto. Ni siquiera sabía a quién se lo decía. — por favor, haz que todo termine rápido.

El ascensor volvió a abrir en el piso de mi consultorio y no me sorprendió encontrar a Junmyeon husmeando en mi ventana. Su nariz y labio estaban rotos, sus ropas manchadas del líquido rojo.

Aun así, no había rastro de dolor o rabia en su postura.

— Hermanita, no sabía que ibas a tardar tanto. — dijo con tono infantil mientras abría la puerta.

— No tarde tanto. Dime una cosa, ¿por qué no te defendiste?

— ¿En serio querías que me defendiera?

Me dio escalofríos el tono que uso así que solo busque en mis cosas los utensilios que usaría. Puse mi cabello en un moño prolijo para invitarlo a la camilla.

— Tienes razón...

— ¡No! ¡Tú tienes razón! — el exclamó riendo, sus rasgos debajo de la sangre eran bastante marcados. Sin duda, debía parecerse a su madre. — debería defenderme una próxima vez y quien sabe si tiene fin. Tiene una fuerza bastante sorprendente... pero le falta un poco más de técnica.

— Quédate quieto.

El me ignoro y siguió hablando de que Taehyung debería golpear a matarlo una próxima vez.

— Hermanita quita esa cara de escultura.

— No hables demasiado, va a doler más. La próxima vez no lo manipules de esa forma... tampoco te defiendas con todo lo que tienes. — murmuré en un conflicto eterno, al final, terminé de sellar todas las heridas.

— ¿Tienes miedo de que Oppa lo mate de un mal golpe?

Su sonrisa roja de la sangre parecía mucho al guasón y yo sonreí a un lado pasándole un pañuelo húmedo.

— No subestimes a Taehyungie.

Recibió una llamada de urgencias y sin más dejo el consultorio alardeando que Taehyung, el gran invento de nuestro padre, había estrellado su puño contra su cara. Junmyeon en realidad siempre fue demasiado sospechoso para dejarlo pasar.

Desde que ingreso al hospital las cosas raras que hacía a mi alrededor o me decía mostraban sus verdaderas intenciones. Él no iba a ocultar sus lazos de sangre frente a mí.

Lo escuche ese mismo día que se disculpó por casi acosarme frente a ese taller, el confirmó todas mis sospechas. Su madre trabajó casi toda su vida en un burdel afueras de Daegu y mi padre estuvo un tiempo en ese lugar en sus oficios como empresario. La mujer embarazada solo se quedó con un amuleto de oro y la imagen del hombre rico que le dio su primer y único hijo... lástima que la vida nunca le alcanzó para presentarlo al magnate.

En cambio, Junmyeon con siete años viajó a Seúl por su cuenta, fue hasta su mansión y toco su puerta. Ahí se plantó en la puerta día y noche hasta que alguien le dejara ver al imbécil de su padre.

Lo que paso después no merece ser contado, o al menos, eso me dijo entre bromas. Junmyeon se puede considerar mi hermano mayor... pero todo mostraba que algo no encajaba, que el único hijo hombre y el más confidencial aun viviera en las sombras solo significaba algo.

𝕮𝖗𝖚𝖘𝖍 εїз KTH⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora