Sia... [Libro #1] [Saga bebé] [Editando] +18✔

Capítulo XI: My God!

Sia;

Sujeto la mano de mi hermana y un largo suspiro se escapa de mi boca. ¿Cómo es posible que alguien tan fuerte como Siena se encuentre así? ¿Cómo exactamente? Acostada en una cama de hospital, siendo su vida dependiente de máquinas creadas por la ciencia. En un inicio, teníamos la esperanza de que despertaría pronto; pero con el paso de los días, esa esperanza fue disminuyendo poco a poco. Ha pasado un mes desde que la hallé fuera de nuestra casa, sobre un charco de sangre.

Mis padres nos observan a través del vidrio, ya que por el estado en el que ella se encuentra solo puede entrar una persona a la vez. Mi labio inferior tiembla al darme cuenta lo mucho que les afecta ver a mi hermana en ese estado, y bueno… ¿Cómo no podría afectarnos? En mi caso, he intentado bloquear todas las emociones fuertes por el bien de los mellizos; sin embargo, no siempre soy capaz de hacerlo. Ruedo los ojos al darme cuenta de que el oficial encargado del caso de mi hermana, ha venido otra vez. No me malinterpreten, es bueno saber que la policía está comprometida con el caso de Siena.

Al llegar al hospital, el médico dijo que tenía cinco heridas con un objeto cortopunzante y un golpe en la cabeza; también quedó muy claro que la persona que le hizo eso nos conocía, porque no hay forma en la que ella pudiera llegar a nuestra casa en esas condiciones. Salgo de la habitación, para permitir que alguno de mis padres entre; además tengo cita con el ginecólogo.

—Buenos días, mamá. —la saludo después de refugiarme en los brazos de mi padre. Lauren hace una mueca de disgusto y antes de entrar a ver a mi hermana, agrega:

—Serán buenos cuando tu hermana salga del hospital.

He aquí una calurosa respuesta de la mejor madre del mundo, nótose el sarcasmo, por favor. ¿Se encontraría de la misma forma de ser de ser yo la hospitalizada? No me malinterpreten, es solo que, ella nunca deja de trabajar. Recuerdo una ocasión en la que yo… En fin, ella no estuvo para mí. De no ser por mi padre, James, Jenny, y Siena, no sé qué habría sido de mí. Limpio la lágrima que desciende por mi mejilla, le regalo una sonrisa a mi ojeroso padre antes de dirigirme a mi cita.
…

¿Existe algo más hermoso que escuchar los latidos de esas vidas que crecen en tu interior? Yo digo que no, casi puedo asegurarlo. La primera vez que me hice un ultrasonido, no pude escuchar sus corazoncitos; pero en la segunda consulta sí pude hacerlo y al igual que la primera vez, me encuentro llorando de la emoción.

¿Qué ha pasado con el drama que es mi vida durante este mes? Pues como ya se habrán dado cuenta, continúo muy embarazada y bueno… Todavía no he dicho una palabra sobre la paternidad de los mellizos y aunque no intento justificarme, lo que sucedió con mi hermana me ha afectado tanto; además de convertirse en una prioridad para mí. Por otra parte, está mi trabajo con Elijah Sanromán. ¿Qué puedo decir? Este último mes ha sido una completa tortura, si obviamos su pésimo carácter, lo mandón que es y las innumerables que han ocurridos situaciones… Por ejemplo, a diferencia de otros empleados, no me grita; él prefiere decirme lo que quiere a centímetros del rostro, relamiéndose los labios y permitiéndome inhalar ese exquisito perfume que siempre se pone. Súmenle a eso, que mi relación más duradera es con el suelo, gracias a mi torpeza y de no ser por él; ya habría caído al suelo en muchísimas ocasiones. En pocas palabras la tensión que hay es… Bueno, al menos de mi parte así es, a él en cambio, no parece afectarlo en lo más mínimo. Mi padre se levanta de la incómoda silla de la sala de espera al verme, soy consciente de que lo único que no le permite quebrarse al igual que mamá, son sus nietos y yo.

—¿Cómo están mis nietos? —cuestiona, dejándome muy claro que una vez que los mellizos nazcan, ya no seré su consentida. Él coloca su mano en mi vientre y me alejo por inercia. Pues sí, sigo negándome a que alguien además de mí o el doctor me toque. Es como si quisiera protegerlos hasta del más minúsculo daño. James se une a Christopher y a mí.