Capítulo XIII: Deal.

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Sia;

El resto del viaje no fue para nada como había pensado, ya que supuse que la incomodidad y el silencio reinarían por largos y tortuosos minutos; pero fue mucha mi sorpresa al darme cuenta de que ocurriría todo lo contrario. Sus ojos negros se pasean por mi rostro, decir que no hago lo mismo; sería mentir. Su rostro es perfecto, y aunque como dije anteriormente; el físico no es fundamental para mí, Elijah Sanromán no puede ser “natural.”

—Que estúpido fue James al dejar ir a una mujer como tú. —me dice y bajo un poco el mentón. En realidad, creo que la estúpida soy yo al dejar ir a un hombre que conoce todo mi pasado y aun así, me ama. Me escudo en el hecho de que a pesar de lo que dije anteriormente, no puedo quedarme a su lado por agradecimiento, lealtad o amistad.

—No es estúpido, simplemente nuestra relación se desgastó con el tiempo; pero no quiero hablar de James, me resulta incómodo. —le digo lo que pienso y él asiente, he de suponer que también se siente incómodo con todo esto.

—¿Qué vamos a hacer tú y yo? —pregunta con un tono de voz muy bajo, de no encontrarme a centímetro de distancia; no hubiera podido escucharlo. Elijah se queda callado por unos segundos, quizás piensa en una respuesta a su pregunta. ¿Qué vamos a hacer? Lo correcto sería alejarnos para no lastimar a James, porque es muy obvio que si él llega a saber que su hermano y yo tuvimos o tenemos algo; lo destrozaría.

—No lo sé, ¿qué propones? —cuestiono, y él se relame los labios; tal acto, solo me incita a volver a besarlos. Sus apetecibles y carnosos labios se encuentran enrojecidos, y he de suponer que los míos se encuentran igual.

—Uno de mis secretos para llegar a la posición actual que tengo en el mundo empresarial, es mi capacidad de cerrar un buen negocio y hoy, tú y yo, vamos a cerrar uno. —musita, obteniendo toda mi atención con sus palabras. Muy bien, mi atención ya la tenía desde hace rato y créanme que he luchado con mi propio cuerpo para que deje de mirarlo; pero este no me obedece. Sus ojos negros, sus pobladas y perfectas cejas; sus labios. Aunque solo fue una noche, recuerdo muy bien cada tatuaje que cubre su pálida piel. Esa noche me hizo sentir tan especial, no me sentía así en la intimidad desde que tuve mi primera vez.

—¿Qué clase de trato? —cuestiono cuando él carraspea y me veo obligada a salir de ese ensimismamiento que me provoca.

Desde que trabajo con él y he visto sus negociaciones he compadecido a las mujeres que hacen negocios con este hombre, porque a pesar de mostrarse duro e inexpresivo, puede llegar a seducirte sin que te des cuenta y cuando lo haces, ya es demasiado tarde.

—Es sencillo, durante este tiempo en Las Vegas, haremos absolutamente todo lo que queramos, sin limitaciones o estúpidos cargos de conciencia. —responde. ¿Un mes dejándome llevar por lo que él me hace sentir? Finjo pensarlo por unos segundos y termino respondiendo sin ninguna vacilación a su propuesta.

—Sí. —me limito a responder, muevo mis manos sobre mi regazo de forma nerviosa. ¿No voy a arrepentirme de esto verdad? Paso saliva con dificultad, Elijah acaricia mi mejilla con su mano derecha, mientras que la izquierda, desciende por mi espalda hasta posicionarse en mi muslo, dejando una que otra caricia.

—Otra cosa más, debemos poner límites que no podemos cruzar, evidentemente, esta negociación es por tiempo definido; cuando regresemos a New York, lo único que nos relacionará es el trabajo, ¿queda claro? —pregunta y asiento. Ok, solamente hasta que regresemos a New York, y el trabajo es lo único que nos relacionará una vez volvamos a casa. Llevo mi mano derecha a mi vientre al ser consciente de que dentro de mí crecen dos personitas que nos relacionarán de por vida. Elijah sigue mis movimientos, y es en ese momento en el que me doy cuenta de lo que estoy haciendo.

Sia... [Libro #1] [Saga bebé] [Editando] +18✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora