Sia... [Libro #1] [Saga bebé] [Editando] +18✔

Capítulo XV: Beginning of chaos. (Part I)

Sia;

Elijah deja besos húmedos por toda mi espalda desnuda, provocando que todos los vellos de piel se ericen por la maravillosa sensación que me provocan sus caricias. Siento que podría llegar a la cúspide del placer con solo una caricia suya; quizás se deba a lo sensible que se encuentra mi cuerpo. Jamás había tenido tanto sexo en mi vida como ahora, y si para él yo resulté ser adictiva, no es para nada falsa aquella frase que leí alguna vez: "Ahora sé que la droga más fuerte de un ser humano es otro ser humano." Y aunque bien lo dijo Elijah: "Esto solo es sexo, piel, deseo y mucha tensión sexual," no evita que cada encuentro sea mágico, único e incomparable. El ambiente ha comenzado a subir más de tono y tengo la ligera sospecha de que la hora que pensábamos robarnos, se convertirá en dos y quien dice dos, puede decir tres.

El futuro papá de mellizos toma la misma posición que yo tenía segundos atrás, y al igual que él; me permito besar cada parte de su cuerpo. Cada vez que estamos juntos, nos tomamos el tiempo de recorrernos por completo; al menos yo, lo hago para recordar cada parte de su anatomía una vez volvamos a New York y estos encuentros pasionales lleguen a su fin. ¿Cómo podré trabajar tan pegada a él sin sentir la necesidad de quitarle la ropa? De solo pensar que cada día que pasa no es un día más, sino uno menos que me recuerda que nuestro trato tiene fecha de expiración. Decido concentrarme en el ahora, ya tendré tiempo para sobrepensar después.

Esta vez, se mueve lento, logrando sacarme leves gemidos de placer. Sus ojos negros conectan con los míos azules, al igual que nuestras respiraciones aceleradas golpean el rostro del otro; ni hablar del acelerado palpitar de nuestros corazones. Después de varios segundos, Elijah aumenta el ritmo; ritmo que sigo sin problema al resultarme tan fácil seguir sus movimientos. La química y conexión que tenemos en el sexo es indudable.

—Sia...—me susurra en el oído antes de liberarse por completo en mi interior, al sentirlo, no me tardo demasiado en alcanzarlo. ¿Por qué a él le resulta tan fácil conseguir que vea todas las constelaciones juntas? No es por compararlos, ni nada por el estilo; pero había veces en las que no terminaba con James. ¿Qué hace tan especial a Elijah?

Una vez decidimos salir de la cama, porque nos atrasaríamos muchísimo para la cena con los inversionistas, me doy un baño de quince minutos, me maquillo un poco, ya que estoy algo pálida y aunque suene raro, no tengo el más mínimo apetito. Me coloco algo casual para salir, ya que no estoy de ánimos, ni dispongo de tiempo para rebuscar entre la ropa que traje. Al bajar las escaleras, distingo a Elijah mirarme sin ningún tipo de pudor en la mirada, ¿acaso no se cansa? Lo cierto es que no puedo sorprenderme, mucho menos quejarme del apetito voraz que me tiene cuando yo me encuentro de la misma manera. Antes de partir decido llamar a mi padre, me siento la peor hija y hermana por no llamar desde que llegué, y culpar a las hormonas por ello no me eximirá de culpa, al menos no conmigo misma.

—¿Cómo sigue mi hermana, papá? —le pregunto, mientras me dejo caer en el sofá bajo la atenta mirada del trigueño que tengo por jefe y al que haré padre dentro de seis meses.

—Se mantiene estable, pero no ha respondido a ningún estímulo externo. —me dice con pesar en la voz y la característica angustia que surge en mí desde que ella se encuentra en el hospital se instaura en mi pecho. Una lágrima desciende por mi mejilla y un suspiro escapa de mis labios.

—Debes estar tranquila, cariño, piensa en mis nietos y que de tu tranquilidad depende su bienestar. —me recuerda y agradezco el hecho de que no esté en altavoz la llamada. Los momentos que he tenido con Elijah, me hicieron olvidar la situación en la que me encuentro en la actualidad: Embarazada de un hombre que no sabe que espero dos bebés suyos; un hombre que debía ser prohibido para mí por el simple hecho de que es hermano de James.