Encaminada por la ventisca

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-¿Q-quién anda ahí?- dirigió el arco listo para apuntar a la nada, sin creerse aún que la voz pudiera sonar desde el zorro.

-Abajo- contestó.

Rin al darse cuenta de que por tan impensable que le resultara, aquel animal le acaba de hablar.

Con esto, bajó el arma y se agachó hasta conseguir la misma altura que su interlocutor con gran asombro.

-¿Por qué quiere ayudarme?- cuestionó sin miedo.

-Como has podido comprobar, estamos rodeados de seres agarrados a una ideología egoísta donde creen ser superiores al resto, argumentando la razón de no pertenecer a su propia especie; si te encuentran, no tendrán piedad sobre tí y por lo tanto, no dispondrás de otra opción que de seguir huyendo, ¿no es así?

-No hay necesidad de seguir huyendo.
Debo encontrar a más elfos, estoy segura de que deben residir cerca de-

El zorro parlante la detuvo.

-Todos han caído. La única elfa que vive hasta el día de hoy no eres mas que tú, Rin.

-¡Pero... pueden existir! - se levantó.
¡Quizás me están buscando en algún rincón no muy lejos de aquí!

-Es demasiado peligroso para tí mantener tal creencia, querida. No todos los entes te desean una vida abarrotada de ensueño.

-En ese caso, ¿podría enseñarme como puedo confiar en usted, Sr Zorro?

Una de sus patas se alzó, cubierta de nieve, palo ando la nariz de Rin y creando un material sedoso que recubría la herida.

En un parpadeo, el enigmático zorro cambió su apariencia al de una bella kitsune, o mujer zorro, de largos cabellos pelirrojos, ojos verdes resplandecientes y un kimono escotado.

Acariciando las mejillas de la joven elfa le susurró.

-{Te cuidaré bien junto a mi familia, lo prometo}- le sonrió.

Rin asintió.

Reality Or Imaginary?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora