Capítulo especial: Bubusia y Nir

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Antes del nacimiento de Rin y otros acontecimientos.

Arriba de los cielos, se encontraba el paraíso personal de los dioses.

Cada uno se especializaba en una tarea diferente puesto que cada uno tenía un poder distinto.

El hermano más pequeño de todos ellos era Nir, un chico al que tenía una gran pasión por la naturaleza.

Si alguien salía herido acudía hacia él.

Se encargaba de preparar medicamentos a través de plantas, ese era su poder.

No pretendía dañar a nadie.

- ¡Hermano! - dijo Bubusia emocionada.

- Hola Bubusia - sonrió levemente acariciando su cabeza.

- ¿Te puedo ayudar? También quiero ayudar a la gente, ¡con mis naranjas puedo hacerlo!

- ¿Tus naranjas pueden curar? Déjame ver - impresionado miraba las naranjas que la diosa le dio.

Dañando su brazo, mordió una de ellas viendo como esa herida mejoraba.

- ¡Esto es increíble! Con esto, podríamos ayudar a miles de personas - miró a Bubusia lleno de felicidad.

- ¿De verdad? ¡De verdad! - emocionada empezó a dar saltos.

- ¡Sí! Eres maravillosa Bubu - así la llamaba.

La osita se sonrojó ante tales palabras y asintió tímidamente.

Otro de sus hermanos llegó avisándoles sobre la guerra que querían desatar. Nir se negó rotundamente, afirmó que como dios su función es proteger a los que viven bajo sus pies pero se negaron a escucharle.

- ¡Nir tiene razón! La guerra no es una solución y los seres que viven abajo esperan nuestra ayuda no nuestra ira.

- Seréis desterrados si no obedecéis nuestras órdenes.

Nir indignado asintió accediendo ir.
Al marcharse el gran hermano Bubusia preguntó:

- ¿Vas a luchar con personas inocentes y con nuestros hermanos?

- Por supuesto que no lo haré... Pero no quiero que por mi culpa te echen de nuestro hogar.

Nir se acercó a su hermana, se agachó y acarició su mejilla mientras éste miraba sus ojos con ternura.

- No voy a permitir que te suceda nada, ¿de acuerdo?

Bubusia le abrazó ocultando su sonrojo en la pecho de Nir.

- Ven, - sonrió - quiero enseñarte un lugar - el dios agarró la mano de la pequeña y deprisa la llevó a un sitio lleno de plantas y flores.

Bubusia se quedó apreciando el paisaje.

- Aquí me gustaría fundar un nuevo hogar, sobre todo para los elfos. Últimamente los humanos les están dañando demasiado y me gustaría que vivieran tranquilos.

La osa estaba arrancando una flor.

- ¿Bubu?

La pequeña fue con él sonriendo.

- Cierra los ojos.

- ¿Por qué? - dijo riendo leve.

- Sólo ciérralos.

Nir los cerró.
Bubusia tuvo un momento mirando los labios de su hermano decidiendo si besarlos o no.
Negando ese pensamiento, colocó un obsequio en su pelo.

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