Pelear no siempre soluciona todo

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Después del violento suceso, se hospedaron en el más vasto lugar de la ciudad, un pequeño espacio minúsculo pero asequible.

A pesar de que no pudo pegar ojo, la joven elfa partió junto a su otra mitad, en búsqueda de la intrépida bandida expuesta en los carteles de toda la ciudad.

- Quizás debamos de preguntarle a algunos aldeanos en busca de pistas - se pausó durante un segundo - ¿Por quién deberíamos empezar?

Bubusia olisqueó y olisqueó una de las copias del folleto pegado en la pared y comenzó a correr por las calles.

- ¡Espérame! - gritó mientras se apresuraba a seguirla.

Aparcaron la persecución frente a un jóven hombre un tanto apresurado, detenido por la osa.

-Perdone, pero no deseo obtener sus servicios señorita -explicó amablemente.

La criatura emitió un gruñido para retener al sujeto, lo que surtió bastante efecto.

- ¡Espera! - la sudada elfa alcanzó con éxito su objetivo.

-¿Quiénes...son ustedes? - preguntó pálido.

La elfa al fin comprendió todo.

-¿Es usted quién ha estado colocando por doquier estos carteles? - alzó un ejemplar.

-A-así es, ¿disponen de alguna información que pueda sernos útil?

-¿Sernos?

-Estoy trabajando junto a la ley en este caso - explicó ojeando a la chica animal - la gente ha estado suplicando porque regresemos sus pertenencias en menos de lo que canta un gallo. Y todo por...esa fulana.

-¿Nadie sabe dónde fue vista la última vez?

-Se especula que actúa durante la noche o...por propia ausencia de la víctima, sin embargo, creemos que cuando comete un robo, huye a alguna parte, a las fueras de la ciudad para evitar el arresto. Es de lo más astuta.

-Hm, sí lo parece, sí.

-¿Podría saber por qué están ustedes tan ensimismadas con el caso? Con todo el respeto, no parecen ser de aquí.

-Ah, pues mire, nos acabamos de mudar en la ciudad y... ¡nuestro deber de buenas personas nos incita a ayudar a todos!

-Sabe, ni siquiera yo trabajo de gratis, pero ahí no puedo entrometerme - dijo el ingenuo alguacil.

Rin sonrió con su mejor expresión.

-Eeh ¿Cuál es su nombre, señor?

-Pueden dirigirse a mí como Pat, será un placer ser socios en este caso.

-¡Lo mismo pensamos!

-Mmm, ¿ella es su compañera?

-Sí,es muda y con...algo de carácter mas es de gran compañía jeje.

-Ya lo he visto - dijo el hombre de cara amargada.

Ambos se despidieron, y las chicas caminaron hacía las afueras.

Las tripas de la osa rugían dentro de ella como fiera hambrienta, es porque antes de que atacara a alguien más, la siguiente parada cambió a la taberna.

-Oh, vaya, señoritas, han vuelto, si lo desean puedo volver a compartir un poco de m...

La osa peliazul se abalanzó encima del hombre, tratando de capturar los restos de comida en la palma de la mano.

-¡Bubu, no, detente!

La pobre Rin se unió a la pelea y tiró de las garras de la bestia, y consiguió apartarla, con trozos de comida repartidos por su cara.

-¡Bubu, tienes que controlarte! ¡Sé que tenías hambre pero tienes que contenerte!

Lo que Rin no había notado, es que se desprendió de sus únicas pertenencias, en un abrir y cerrar de ojos.

Reality Or Imaginary?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora