Te voy acompañar

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Capítulo 16

Merlín.

-Estoy bien, mujer. Solo me estaba acomodando en la camilla y me dolió un poco el pecho-trató de explicarme, tomando mi rostro entre sus manos.

Alce una ceja y golpeé su mano, quitando su contacto de mi cuerpo.

-Te estoy cuidando-repliqué.

Darwin rodó sus ojos y los puso en blanco. Miró la camilla a nuestro costado, donde una mujer de cabello negro tenía unos lentes y reparada algún objeto de metal entre sus piernas. ¿Qué hacía? Siempre estaba callada y nos miraba cuando Darwin y yo nos decíamos te quiero.

Mi corazón dio un vuelco. No podía creer que tenía a mi hombre aquí conmigo, más encima que correspondiera a mis sentimientos.

Me gustaba oír de sus propios labios que me quería o que simplemente para él era la mujer más hermosa del universo. Me hacía sentir como una reina.

-Pero estoy bien, Merlín-susurró con cuidado, evitando que me enojará, quizás.

Me di por vencida y subí mis manos hacia su barbilla, acariciando la barba ya bastante crecida en su rostro. Se veía tan hermoso con ella, tan masculino, tan diferente a todos los hombres que he visto en mi vida. Él me regaló una sonrisa tímida y me tomó de la mano, guiandola hacia sus labios, para depositar un suave beso sobre el dorso de mi palma y murmurar un suave te quiero.

Con el tiempo que llevaba con Darwin, lo que se volvió mi cosa favorita, eran sus ojos al decirme "Te quiero" me volvía loca cuando me lo decía, ya que sus ojos brillaban con mucha intensidad y su sonrisa iluminaba mi mente llena de recuerdos desastrosos que comenzaron a desaparecer cuando él llegó a mi vida.

-Te amo-respondí, sonrojándome-Sabes que me preocupo por tu salud. La última vez no fue muy linda y solo quiero asegurarme de que no vuelva a ocurrir...

Darwin soltó un suspiro cargado de nostalgia y me tomó de ambas manos, besándome y sonriendo triste.

-Te dije que no volvería a pasar-me recordó.

Asentí con la cabeza y miré a mi costado. La chica nos miraba y podía sentir su mirada a través del cristal negro de sus lentes. Ella curvó su labio cuando se dio cuenta que la pillé. Volvió su mirada hacia su objeto de metal entre sus piernas y continuó con ello.

-¿Cómo están los chicos?-preguntó curioso.

Lo miré y señalé la puerta.

-No te voy a mentir, el más afectado era Keaton, pero los demás trataban de disimular un poco para no hacerme sentir mucho más mal de lo que estaba. Ellos me ayudaron un poco con mi ánimo, pero no funcionó mucho-hice una mueca-¿Quieres que ellos vengan?-señalé la puerta. Darwin asintió y cuando me iba a girar hacia la puerta, me tomó de la muñeca y me atrajo hacia su cuerpo, depositando un dulce beso sobre mis labios.

Me separe lentamente, tragando saliva y retrocedí para ir abrir la puerta, no obstante, esta fue abierta sorprendiendo a la chica en la camilla del costado y a nosotros dos. Por ella entró Asher, Callum y Keaton, quienes corrieron hacia Darwin y lo arrojaron sobre la cama, llenándolo de abrazos y mimos.

-¡Jodido imbécil! ¡Casi me muero contigo también, gilipollas! No podía soportar que tú hubieras muerto-exclamó con enojo Keaton.

Callum se rió del comentario y abrazó sobre los hombros a Darwin.

-¡Eres un puto imbécil! El que se muere de un infarto iba a ser yo, gilipollas hijo de la tierra-gritó esta vez Asher, golpeando el hombro de Darwin.

Dentro de la habitación se volvió un escándalo de muchos insultos dirigidos hacia Darwin, sin embargo, este sonreía y negaba con la cabeza. Feliz. Hasta que los tres amigos de mi chico voltearon y me observaron para que de imprevisto, Keaton me tomara en brazos y me diera un abrazo tan fuerte que me estrujo mis órganos. Luego de eso, me comenzaron a repartir entre ellos con abrazos y agradeciéndome por haber ayudado a su amigo a salir de la muerte.

-¡Muchas gracias, mi pecado del jabalí!-agradeció Asher, confundiendo mi mente.

¿De qué habla? Asher y los demás tenían costumbres y sobrenombres muy raros hacia mí.

Pero automáticamente todo se detiene cuando Asher me baja y me coloca sobre el suelo, mirando detrás de Callum. La chica tenía la vista alzada y miraba a Asher con la boca entreabierta. Fruncí el ceño cuando ella se quitó los lentes con cuidado y abrí la boca y mis ojos al ver la preciosidad de sus ojos bicolor.

Naranjo y azul.

Su ojo derecho era de un azul metálico y precioso, brillante a la luz de los dos soles que entraban por la ventana. Su ojo izquierdo era de un naranjo, naranjo como la fruta venenosa de los bosques de Cyder, pero era tan intenso su color, tan intenso que hasta mis propios ojos sintieron envidia al verlos brillar.

-Oh, no-murmuró.

Tenía la voz grave y dulce, ambos combinados, dando un resultado completamente magnífico, y qué decir de su sonrisa. Era preciosa esa mujer, completamente preciosa y exótica. Sabía exactamente que muchos de los Cyder's tenían los ojos así por sus antepasados, pero jamás había visto unos tan hermosos como los de ella.
Por las estrellas.

-Señorita Merlín-anunciaron mi nombre desde la puerta, haciéndome dar un salto en mi lugar. Mire en esa dirección y arrugue mis cejas con confusión.

Miré fijamente al hombre, hasta que lo entendí. No podía creer que ahora iba a pasar otra vez. Rodé los ojos y miré a Darwin.

-¿Qué sucede ahora?-pregunté harta.

El hombre tragó saliva y bajó la cabeza en disculpa. Y ahí lo supe. Por las estrellas.

-El consejo solicita su presencia, señorita...

Puse los ojos en blanco y agarre con fuerza la manilla de la camilla de Darwin, sentí mis ojos escocer. Vi rojo y sentí las manos de Darwin sobre mis hombros, él se detuvo enfrente de mí y agarró mis mejillas, tratando de calmarme.

-Te voy acompañar.

Darwin #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora