¿Tan desagradable soy?

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CAPÍTULO 2

Merlín

Creí que me miraría mucho más. Que vendría casi corriendo hacia mí y me, me... no lo sé.

Esperaba algo, pero no llego.

Él giró su cabeza, como si estuviera obligándose y miró hacia otra parte, pero no a mí, claramente eso no estaba en sus planes. Hice una mueca de dolor y miré al consejo, Lola estaba peleando con uno de los hombres de ahí y Lala estaba tomando la mano de un hombre que miraba entre ella y Lola.

Oh, es su pareja.

-¡Merlín!-exclamó Elto, llegando a la sala de imprevisto, haciéndome saltar en mi lugar. Trague saliva y vi por donde él estaba caminando hacia donde yo estaba, él tenía una grande sonrisa decorando sus labios y sus ojos plateados se veían tan brillantes-Sígueme-él extendió su mano y yo tímidamente se extendí mis manos atadas, para que me empujará contra su pecho y me guiará hasta detenerme frente al consejo.

Mire de reojo y lo volví a ver. Sus ojos eran de un verde, un hermoso verde. Tenía unos labios grandes, anchos y todo de él era hermoso. Sentí mis ojos caer. ¿Cómo es que mi compañero era tan hermoso? Me sentía afortunada.

-Todo saldrá bien. Haré hasta lo imposible para que te quedes aquí en Cyderwille, te lo mereces por haberme ayudado a mí y a las chicas-dice Elto, susurrándome al oído.

Sonreí y lo mire desde abajo, sintiendo como su brazo me rodea los hombros y me pega a su cuerpo.

-Muchas gracias, Elto. Eres un buen amigo-él asintió con las mejillas rojas y me miró.

-Amigo no, ahora eres mi hermana pequeña y te voy a proteger.

Me sentía halagada.

-¡No me obligues a golpearte, Dein!-exclamó Lola, a mi costado.

Moví mis muñecas entre las cintas y deje de tomar la mano de Elto, para moverme y ver a Lola acercarse tan amenazadora a ese tal Dein.

-¡Es lo mejor que podemos hacer! Ella será un peligro andante en nuestro mundo. Se tiene que ir, Lola-ambos se acercaron, pero Dein se alejó de inmediato cuando la pareja de Lola y Lala lo agarró del cuello de su camiseta.

Wow.

-Le vuelves a alzar la voz a mi mujer, y te golpeare-dijo el hombre, soltando la camiseta de Dein y dando un paso atrás gracias a las manos de Lala sobre su pecho.

-Está bien, perdón-se disculpó alzando sus manos-Sabes perfectamente, Lola, que ella debe irse-el brazo de Elto se tensó sobre mis hombros y yo tragué saliva, mirando de reojo a mi compañero.

-Ella no se irá a ninguna parte-ordena Valezca, entrando a la habitación, caminando con sus gigantes botas y su ropa de servicio.

-Se irá. ¡Guardias, preparen el transporte!-Mi cuerpo comenzó a temblar de inmediato cuando las manos de Dein me agarraron los antebrazos y me obligó a acercarme a él.

-¡No!-exclamó Elto-Sí ella se va, entonces que me preparen un asiento a mi, porque me voy con ella...

Abrí los ojos, mirando a Elto. Está loco.

-Y uno a mí-añadió Valezca.

Lola rodó sobre sí misma y miró a uno de los hombres que estaba en silencio, sentado sobre una grande silla dorada.

-¿Desde cuándo el consejo se volvió tan injusto?

Lala se ríe y señala a Dein.

-Desde que Dein se unió.

Oh, vaya. Me sentía tan mal de que todo esté saliendo mal, no quería que esto pasará, sin embargo, la caja mágica no ha dado ninguna señal de que ese chico es mi compañero para que las cosas se detengan.

La silla en donde se encontraba el mayor consejo, comenzó a sonar de una manera tan ruidosa que todos nos tuvimos que cubrir los oídos, ya que el ruido que salía de aquella cosa era tan insoportable que hacía que hasta mi ojos ardieran.

Cuando el sonido se detuvo, el consejo se levantó y alzó la mano, sonriendo de lado. Él miró hacia las escaleras que tenía frente a él y bajó cuidadosamente, hasta detenerse frente a mí, ordenando a Dein que me soltará. Con mucho cuidado, me tomó de las manos y las puso sobre su pecho, él me miró a los ojos y me sonrió.

Todos a nuestro alrededor se quedaron en un silencio tenebroso.

-Sé que eres buena, Merlín-sus ojos se achicaron cuando sonrió-Habíamos decidido que te quedarías solo con una condición, y es si encontrabas a tu compañero aquí en Cyder,... ¿Lo has hecho?-Su tono de voz era tan suave y melodioso. Me relajaba con solo oír el tono de su voz, tranquilidad y satisfacción.

Este hombre tenía demasiado poder.

Nerviosa, trague saliva y miré a mi alrededor buscando al hombre que me habían dado como mi elegido. Él me miró de inmediato y sus mejillas se volvieron rojas, para luego correr su mirada y dejar de verme.

-Lo he hecho-susurré.

-Soy Darren-susurró, alzando su mano y poniéndola sobre mi mejilla, ahuecando y dándome suaves caricias que me hicieron cerrar los ojos.

Jamás me habían tratado con tanto cariño, pero que este hombre lo hiciera, me hacía sentir en paz y a salvo.

-Él debe decidir si quiere quedarse conmigo, consejo mayor-dije, susurrando sobre su palma, olvidando a todos los espectadores de mi alrededor.

Darren sonrió y miró a los demás.

-Darwin Scott, pase adelante.

¿Se llama Darwin? Hasta su nombre es lindo. Una sonrisa nació entre mis labios y me sonroje cuando lo vi mirarme y caminar con cierta inseguridad hacia nosotros. Tenía una mueca decorando sus labios y su entrecejo arrugado.

Mi cuerpo se paralizó cuando sentí el roce de su brazo contra el mío y el exquisito aroma que emanaba su cuerpo. Desde cerca era mucho más lindo, y sus ojos eran mucho mejor desde aquí.

-Si ella se queda aquí y a salvo, está bien. Acepto, pero no voy a formar un vínculo con ella-dice con tanta frialdad que mi corazón se rompió de solo oír sus palabras y un jadeo quiso salir de mis labios esa dolorosa confesión.

Darren detuvo sus caricias sobre mi mejilla y bajó su mano, mirando fijamente a Darwin que aún con lo poderosa que era la mirada del consejo, no la bajo ni por un segundo.

-Dame tu mano, Darwin-pidió.

Darwin se la extendió y Darren la tomó con cuidado, para luego girarme con su otra mano desocupada, para ponernos uno frente al otro. Mire su pecho y evite mirar sus ojos que me escudriñaban.

Hasta que lo sentí, su mano cálida ahuecando mi mejilla.

Mis ojos se aguaron y cerré los ojos disfrutando de su cálido y precioso tacto sobre mi piel. Me acurruque contra su mano y cerré los ojos, sintiéndome en paz.

-Es imposible negarse al vínculo, Darwin...Pronto lo descubrirás-Darren dio un paso hacia atrás y la mano de Darwin cayó a su costado, él cerró su mano en un puño y apretó su mandíbula-Mientras tanto, Merlín será analizada una vez más y tú serás transportado a tu nuevo hogar.

-Está bien-aceptó.

Estaba siendo obligado a aceptarme y me sentí tan mal por ello. ¿En serio no me iba a amar? ¿Tan desagradable soy?

Suspiré y subí ambas manos atadas con las cintas hacia mi cara, limpiando mis lágrimas.

Darwin #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora