Capítulo 26
Darwin
Mis ojos se comenzaron a cerrar cuando mi cuerpo cayó al lado de Merlín, me recosté contra mi almohada y me dormí solo un leve segundo, antes de que Merlín se pusiera sobre mi cuerpo.
Estaba agotado.
Sentía sus ojos en mi rostro, escaneandome. Sus dedos dejaban caricias arrebatadora sobre mi pecho desnudo.
-Deja de mirarme.
-¿Por qué?
-Me pones nervioso, y eso me quita el sueño.
Merlín se removió sobre mi cuerpo, haciéndome apretar mi quejida, agutandome el jadeo que quizo salir de entre mis labios. Hago un morro, esperando sus labios con ansias, unas que supongo sintió cuando me beso dulcemente, desordenado mi cabello ya alborotado por lo que sucedió toda la noche.
La mire.
Se veía tan linda.
Su cabello oscuro caía sobre su espalda, alboratado. Su pecho estaba lleno de raspones de mi barba con leves marcas rojizas, sus labios abultados e hinchados, además de su maravilloso cuerpo desnudo sobre mí.
La sábana me cubría de la cintura para abajo, Merlín estaba sobre ella, sin embargo aún sentía el calor traspasando aquella tela testigo de mi entrega junto a la suya. Nunca creí que se sintiera tan perfecto con la persona indicada, ella era mi indicada.
-Estoy cansado-confesé, mirando su rostro
Bostece y me cubrí la boca, cerrando mis ojos cuando sentí el sueño invadiendome.
-Duerme, yo cuido tu sueño, ¿sí?
¿Podía hacerse eso? Sin embargo, lo ignore y me dormí.
(...)
Estábamos comiendo afuera, en aquella manta donde ocurrió nuestro momento pasional. Me sonroje al recordar y subí mi pierna sobre la otra, tragando la comida que metí en mi boca.
Merlín estaba jugando con la flor que le di ayer entre sus manos y acariciaba los pétalos. Ya había terminado hace un tiempo en comer, mejor dicho, se devoró la comida como si no hubiera comido en horas, bueno, luego del intenso ejercicio que hicimos toda la noche, era muy obvio que estuviera tan hambrienta.
-Ayer note a Asher muy distante en casa de Lala y Lola.
Mastique lo último que quedaba en mi boca y tomé los cubiertos con una mano, estirando la otra para meter uno de los mechones de cabello de Merlín detrás de su oreja.
-Asher no nos ha dicho mucho, pero sí, también lo note. Me gustaría saber que le ocurre para quizás, como amigo trate de buscar una solución, ayudarlo. Él me ayudo a mí y yo también quiero devolverle esa ayuda.
Merlín levantó su brazo con la rosa sobre sus dedos y me rozo la cara con ella, delineando mi mandíbula. Fruncí mi nariz y rió. Desliza la flor sobre mis labios y sus ojos quedan como en un hipnosis mirándome con fijeza solo en aquella zona. Me acerque y besé su mano, haciéndola saltar y salir de sus pensamientos.
-¿Qué pasa, cariño?
Negó y miró a su costado.
-Me gustas mucho, ¿lo sabías? Darwin, eres magnífico, no sabes cuanto te amo, mi compañero-murmuró.
Sonreí de lado y ladeo mi cabeza, frunciendo mis labios.
-El sentimiento es mutuo, lo sabes.
-Lo que paso anoche, no se dejar de repetir en mi cabeza, es como un sueño todo lo que hicimos y me hiciste sentir. Jamas lo había experimentado antes, era mi primera vez haciendo algo así, y me alegro muchísimo de haberlo hecho contigo.
-Tampoco dejó de pensar en lo que pasó.
El recuerdo de sus piernas alrededor de mis caderas, como se movia sobre mis piernas conmigo dentro de ella era como un recuerdo viviente. Mis manos se habían aferrado con una fuerza bruta a sus muslos, moviéndonos en sincronía.
Cerré los ojos y descanse mi cabeza sobre la mesa, retirando la comida lejos de mi. El apetito se había desvanecido y fue reemplazado por hombre, hambre de ella.
-¿Podemos volver a hacerlo o solo era para el vínculo? Porque lo quiero volver a sentir...
-Podemos, cuando quieras y donde quieras.
Una punzada se hizo presente en mi pecho, me hizo quejar. No era un dolor como el que usualmente sentía antes, era intenso, pero no doloroso. Merlín se tocó el pecho y yo igual, hasta que sentí su voz en mi cabeza.
"Dime que lo harás de nuevo, por favor".
Trague saliva, lamiendo mis labios, tome su mano.
-Te puedo escuchar en mi cabeza-comenté lleno de sorpresa.
Merlín me asintió, haciéndome saber que también podía hacerlo.
El vínculo está completo.
Ahora Merlín es cien por ciento mía, aunque claro, no me importaba mucho el vínculo. Merlín fue mía desde la primera vez que la vi.
Sonreí y me subí sobre la mesa, besando intensamente sus labios.
Ay, como la amaba.
ESTÁS LEYENDO
Darwin #2
RomanceSEGUNDO LIBRO DE LA SERIE "ELEGIDOS" Cuando despiertas en una caja mágica con tres chicos y una chica diciéndoles que serán felices y encontrarán el amor, no es algo que muchos creerían. Darwin Scott pidió un deseo en su último momento, haciendo ca...