Cita

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Capítulo 18

Darwin

Me había muerto.

En algún momento, nos habíamos preguntado qué sentimos cuando morimos, sin embargo, lo que yo sentí fue tan único y tan maravilloso.

Paz.

Aunque la paz que siento cuando acepte nuestro destino, fue mucho más magnífico que un beso suave y dulce de mi amada rapunzel de cabello oscuro.

Anhele tanto escucharla nuevamente en medio de mi paz. Su voz dulce, que provocaba que los vellos de mi cuerpo se erizaran de una manera impresionante. No había olvidado la maravillosa risa que brotaba de sus hermosos labios rojizos.

-¿Se ve bien, Darwin?-preguntó, saliendo del baño con un precioso vestido de terciopelo naranja. Sus piernas cortas y anchas me miraban a mi; rellenos, apretujables y jodidamente perfectos para mis manos.

-Maravillosa-masculle.

Sus mejillas se sonrojaron y una sonrisa comenzó a crecer en sus labios, dibujando dos agujeros en sus mejillas que tanto me gustaban. Me levante lentamente del sofá de la habitación que ambos comenzamos a compartir hoy mismo, luego de que me dieran de alta en el hospital. Moví mis piernas hacia ella y agarre delicadamente sus muñecas, la rodee con mis manos y la atraigo hacia mi, deslizando mis dedos hasta posarlas sobre sus hombros desnudos y tersos.

Joder.

Gilipollas, su piel era tan suave y tersa. Me ponía de los malditos nervios cuando la tocaba.

-Estás hirviendo, Darwin-murmuró, tocando mi frente de inmediato. Eso hizo que me acercará mucho más a su cuerpo, ya que alzó sus pequeños pies para poder alcanzar mi cabeza-¿Te sientes bien? ¿Tienes alguna molestia?

La observé.

Se veía tan bien dentro de ese vestido ajustado, que fue imposible para mí ignorar sus preguntas y quedarme como un bobo viendo sus excelentes facciones exóticas, aquellas que la hacen ser una de las mujeres más llamativas de Cyderwille.

-Te ves tan bonita...

Subí una de mis manos hacia su cuello y ahueque su mejilla, haciéndola sonrojar y sonreír.

-Darwin, responde mis preguntas.

Me reí, despeinando mi cabello.

-Estoy bien, es el calor de la habitación.

Arrugó sus cejas y fue inevitable no pasar mis dedos sobre esa pequeña arruga que se formó ahí. Deslicé mis yemas sobre ella y suspiré, besando su nariz.

-Ahora preocupemonos por la cita que vamos a tener. Por cierto, te ves malditamente hermosa con ese vestido, aunque... -me trague mis palabras y me di vuelta tomando una camiseta de la cómoda.

No seas tan intenso, Darwin.

Llevan más de una semana como "Novios" y ya quieres ir a esa zona, lo que vas a provocar, será asustarla.

-Aunque, ¿qué?-insistió, tocando mi brazo.

La miré de soslayo, sonriendo de lado.

-No es nada. ¿Ya terminaste de arreglarte, Rojita?-cambie de tema.

El cabello oscuro de Merlín cayó de su moño sobre su espalda y ella lo peinó entre sus dedos pasándolo sobre su pecho, cubriendo el escote pronunciado y profundo que dejaba el vestido.

-Sí, por supuesto que sí. Me falta ponerme unos zapatos y quedo lista.

Asentí, y me senté sobre la cama, viendo como ella se ponía de cuclillas y agarraba un par de zapatos blancos que combinaban perfectamente con su tono de piel y vestido.

Darwin #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora