No fue tan difícil

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CAPÍTULO 17

Merlín.

Mis oídos comenzaban a zumbar con la rabia gigantesca que crecía a cada paso que daba hacia las puertas grandes del consejo. Sentía mi corazón martillando dentro de mi caja torácica y el olor dulce de Darwin detrás de mí, tratando de seguir mis pasos completamente apresurados.

No podía estar pasando esto nuevamente. Los jodidos consejos me tenían harta con tanta desconfianza, ¿acaso había hecho algo para que dudarán de mí? Capaz y se hicieron una película en la cabeza del porqué Darwin estaba hospitalizado y hayan malinterpretado su problema al corazón con una acción de mi parte.

Hijos de la...

Inhale y traté de calmarme por dentro. No quería perder el control frente a Darwin. Sería una vergüenza, ya que estaría revelando una parte que jamás le había mostrado a él, en algún momento él la conocería, pero no quería que fuera justo ahora cuando Darwin y yo nos estamos dando la maravillosa oportunidad de conocernos y amarnos como siempre lo deseé.

-¿A dónde vamos?-preguntó sin aliento detrás de mí.

Lo miré por el rabillo y me fije que tenía una mano sobre su pecho y estaba sin aliento caminando a penas. Darwin era muchísimo más alto que yo, por lo tanto sus zancadas eran muchísimas más largas que las mías que eran tan pequeñas como mi paciencia en este momento.

Retrocedí y me giré en medio de mi caminata, dándole la espalda a la puerta, pero aún así caminando.

-Esta es la sala de reuniones-informé-¿Estás bien, Darwin? ¿Por qué estás tocando tu pecho? ¿Te duele?-lo llené de preguntas ante la preocupación que sentí.

No quería volver a perderlo.

-Estoy bien, solo un poco cansado-dijo, sonriendo con ternura-Ahora gírate, ya veo que te golpeas con algo-se burló, sonriendo de oreja a oreja, quizás su sonrisa me relajo un poco.

Decidí hacerle caso y me giré. Me di cuenta que faltaban solo unos metros de distancia para estar en la puerta, por lo tanto mientras caminaba con paso largos, trate de calmarme, y funcionó.

Gracias a las estrellas funciono. Suspiré y murmuré para mi misma.

-No fue tan difícil.

Pero toda esa tranquilidad dentro de mi se fue cuando me impulsé hacia la puerta y la abrí de par en par, entrando como si miles de demonios se hubieran metido dentro de mi cuerpo. Exhale y mire al causante de mi enojo, para acercarme de manera acelerada hacia él, empujando su pecho con ambas manos y alzando una ceja de manera exasperada.

Estaba actuando de manera irracional.

-¿Qué crees que haces? ¿Necesitas que te golpeé con una roca para que entiendas que no vengo a tu mundito de mierda a causar problemas? ¡QUIERO ESTAR EN PAZ CON MI PAREJA POR UNA VEZ EN MI VIDA! Mete eso en tu cabeza-Dein abrió de más sus ojos al verme tan enojada. Él retrocedió y Darren copió su acción-¿Sabes qué? Llévame a Scardem, llévame-alce una ceja y estiré mis muñecas hacia uno de los guardias que se habían acercado al ver el alboroto-¿No querías llevarme de vuelta? ¡Hazlo ahora, antes de que te golpeé maldito imbécil!

Definitivamente, esta reacción era lo mínimo de lo que quería hacer.

-Merlín, creo que deberías tranquilizarte, hermosa-sugirió Darwin, agarrando mi brazo con suavidad y arrastrándome hacia su pecho.

Aún aniquilando con la mirada a Darren y a Dein, un gruñido enojado salió de mi cuerpo y vi completamente rojo. Mis ojos ardían ante el enojo que guardaba todavía en mi interior.

-Deberías hacerle caso a su compañero, señorita Merlín-dijo burlesco Dein, mirando mis acciones.

Ahora sí que le pego.

Pero rápidamente cuando me solté del agarre de Darwin, este se me adelantó y plantó su puño contra la mejilla de Dein mandandolo al suelo de un puro puñetazo.

¡Ese es mi chico! Célebre con una risa al verlo quejarse en el suelo y tomé a Darwin de su mano, entrelazando nuestros dedos y besando su hombro.

-¡Darwin!-exclamó Darren.

Todos estaban sorprendidos, hasta yo.

-Nosotros solo queríamos pedirte disculpas a ti, Merlín. Por todas las molestias que causamos hacia tu persona y por la desconfianza que te dimos...-confesó Dein, poniéndose en pie.

-Y por la brutalidad con la que me sacabas de ¡Mi hogar! Jamás di un indicio de que era una mala persona, solo era una chica que la torturaban día y noche por salvar a su pueblo. Quería escapar de ese lugar y venir al hogar de mi madre, pero resulta que me tratan igual de peor que allá-Darren inclinó avergonzado su cabeza-Y no acepto una disculpa hasta que te arrodilles y me las pidas. Me ha costado un montón no perder mi paciencia contigo, Dein. Te quiero golpear con más fuerza que Darwin, pero se que la violencia no resuelve nada, no obstante, de seguro arregla ese horrible egocentrismo que te cargas, idiota.

-Bien-murmuró Dein, sorprendiendo a todos.

Mi enojo disminuyó en una mínima parte y lo miré sorprendida cuando él se arrodilló enfrente de mis ojos y puso su palma contra su corazón. Tenía una mueca en sus labios y me miró fijamente.

-Discúlpame... Perdón por todos esos malos tratos que te hice pasar por mi inseguridad, pero entiende que estaba protegiendo a mi pueblo de la misma forma que lo hiciste tú. No intento justificar mis malos tratos ante una mujer que merece todo el respeto, pero de verdad, te pido perdón, Merlín.

Sentí los dedos de Darwin sobre mi mentón cuando cerró mi boca y me besó la mejilla, haciéndome reaccionar.

¿Apoco se disculpó? Por las estrellas. Esto es demasiado sorprendente.

-Te perdono, pero si me vuelves a tratar de la misma forma, me vas a conocer, Dein. Te voy a golpear tan fuerte que vas a querer regresar a la barriga de tu madre-sonreí amenazante.

Darwin soltó una risilla a mi costado y sentí su brazo rodeando mi cadera y empujándome contra su torso.

El puño de Darwin es malditamente mágico.

(...)

Solté una fuerte carcajada apoyando suavemente mi cabeza contra el pecho de Darwin, quien volvió a reír al recordar la cara de Dein. Por las estrellas, había sido demasiado impresionante.

Me la merecía, yo no era una mala persona como para que me andará tratando como si no fuera nada.

-Ay, no puedo-susurré, riéndome fuertemente.

Los brazos de Darwin me rodeaban los hombros por detrás y ambos caminábamos hacia el hospital, en donde nos esperaban los chicos y Lala para revisar la herida ya curada que tenía Darwin en su pectoral.

El sentimiento que me embargaba no era nada más que la felicidad pura. Podía sentir mi corazón queriendo revolotear al sentir como Darwin me rodeaba y me trataba con tanto cariño. Estaba tan emocionada por eso, y por eso mismo mi sonrisa no se borraba de mis labios al llegar a la habitación compartida de mi chico.

Entramos muertos aún de la risa y me incliné levemente, viendo las caras de los chicos. Estaban confundidos, pero aún así tenían una sonrisa decorando sus labios al vernos tan felices.

Hace unas semanas estaba llorando y pidiendo, casi suplicando que salvarán a mi pareja. Ahora no podía creer que lo tenía vivo y solo para mí. Esperaba con ansias el día que el vínculo entre nosotros se fortaleciera.

Darwin #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora